P. Carlos Cardó, SJ
Mosaico bizantino de autor
anónimo (1185-1230), que representa a la mujer que toca el manto de Jesús, Catedral
de Monreale, Sicilia
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En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos terminaron la travesía del lago y tocaron tierra en Genesaret. Apenas bajaron de la barca, la gente los reconoció y de toda aquella región acudían a él, a cualquier parte donde sabían que se encontraba, y le llevaban en camillas a los enfermos.A dondequiera que llegaba, en los poblados, ciudades o caseríos, la gente le ponía a sus enfermos en la calle y le rogaba que por lo menos los dejara tocar la punta de su manto; y cuantos lo tocaban, quedaban curados.
Los
discípulos no lo habían reconocido cuando remaban desesperados en medio del
lago y creyeron que era un “fantasma” –no habían comprendido “lo de los panes”,
símbolo con el qué quiso identificarse y expresar lo que hace por nosotros (vv
49-52). Aquí, en cambio, la gente sencilla sí lo reconoce y corre a su
encuentro. Han oído que libra de enfermedades, que da a comer su pan. Son
pobres y enfermos, agobiados por algún mal físico o moral.
Con esta
“multitud” Jesús inicia el nuevo pueblo. Donde aparece la debilidad,
representada en la afluencia de pobres y necesitados que esperan su salvación,
nace la vida nueva de la comunidad cristiana. La Iglesia es comunidad de
débiles y pecadores. En ella nos liberamos de nuestras miserias, miedos y
desconfianzas.
Querían tocarlo, dice el texto. Sus manos expresan lo que desean alcanzar
de él. Todos llevan consigo una expectativa y saben que Él los atenderá. Su
confianza los mueve a “tocar” para comunicarle a Jesús lo que quieren de Él y
sentirse a la vez tocados por Él y por su poder que libera. Es la fe de la
hemorroísa que tocó el borde de su manto y quedó “salvada”, como le dijo Jesús:
Hija tu fe te ha salvado. Es la fe de
nuestro pueblo sencillo que siempre quiere tocar
las imágenes ante las cuales ora: tocar, experimentar, sentir el misterio.
La fe es eso: una experiencia vivencial de estar con alguien.
Esto
ocurre en nosotros. No podemos tocar físicamente, pero sí en
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