El milagro de los panes y de los
peces, óleo de Giovanni Lanfranco (1620-23), Museo Galería Nacional de Irlanda,
Dublin.
En aquellos días, vio Jesús que lo seguía mucha gente y no tenían
qué comer. Entonces llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da lástima esta
gente: ya llevan tres días conmigo y no tienen qué comer. Si los mando a sus
casas en ayunas, se van a desmayar en el camino. Además, algunos han venido de
lejos".
Sus discípulos le
respondieron: "¿Y dónde se puede conseguir pan, aquí en despoblado, para
que coma esta gente?" Él les preguntó: "¿Cuántos panes tienen?"
Ellos le contestaron: "Siete".Jesús mandó a la gente que
se sentara en el suelo; tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias,
los partió y se los fue dando a sus discípulos, para que los distribuyeran. Y
ellos los fueron distribuyendo entre la gente.Tenían, además, unos
cuantos pescados. Jesús los bendijo también y mandó que los distribuyeran. La
gente comió hasta quedar satisfecha, y todavía se recogieron siete canastos de
sobras. Eran unos cuatro mil. Jesús los despidió y luego se embarcó con sus
discípulos y llegó a la región de Dalmanuta.
Marcos retoma con este relato el
tema de la autorrevelación de Jesús como pan
que se entrega para da vida. De todos
los símbolos con los que se le identificó (la luz, la vid, la puerta, el
pastor, el camino…), éste es el que mejor expresa su modo de existir para los
demás y su misión de salvar dando su vida. El pan es vida, la falta de pan es
muerte. La razón de ser del pan es el ser comido: el pan se rompe, se reparte,
se consume… y da vida. De lo contrario, se corrompe y no sirve para nada.
Además, si se acumula y no se reparte, deja de ser un bien porque genera
diferencias injustas.
Los
discípulos no comprendieron el significado del pan. Por eso, quizá, Marcos pone
de nuevo la multiplicación ya relatada en 6, 34ss. Al mismo tiempo la intención
del evangelista es hacer reflexionar sobre el significado central que tiene la
Eucaristía en la vida cristiana: la palabra se hace pan; el Señor, pan de vida
eterna, se entrega; la comunidad comparte su pan y hace presente al Señor; en
la actitud del cristiano que se entrega al servicio de los demás, se reconoce también
al Señor.
En esta segunda
multiplicación de los panes se destaca más la compasión de Jesús por la
multitud hambrienta y en especial por los que vienen de lejos porque se pueden
desmayar en el camino. Pueden verse aquí
los paganos, la mujer sirofenicia, el sordomudo, los invitados a participar en
el convite del “pan de los hijos” en la Iglesia. Y justamente por querer subrayar más la
universalidad, no se alude al desierto ni a los aspectos mesiánicos de la
primera multiplicación de los panes, que tenían un claro contenido judaico.
Otra
diferencia con el primer relato es que aquí Jesús es quien toma la iniciativa e
invita a sus discípulos a dar de comer a la multitud. Tomó luego los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió
y se los iba dando a sus discípulos para que los repartieran (v.6). Puede
verse una alusión a las palabras de Jesús en la última cena y al relato que
hace Pablo de la institución de la eucaristía en 1Cor 11,24.
Los
discípulos no entienden, no saben cómo hallar pan, ven imposible para ellos (y
para Jesús) dar de comer a una multitud tan grande. Parecen no haber estado
presentes en la primera multiplicación de los panes. Siguen pensando en la
dificultad de comprar en despoblado.
Además, esta
multitud –a diferencia de la anterior– parece compuesta principalmente por
extranjeros. Los discípulos siguen pensando en el “pan de los hijos” que no se
puede dar a los paganos, como se pensó en el caso de la sirofenicia. Pero Jesús
les ha dicho: No tienen nada para comer,
esperando que la experiencia que han tenido de la primera multiplicación de los
panes para la multitud judía les haga tener la misma compasión y los mueva a
hallar solución por sí mismos. Tienen que compartir lo que tienen: los siete panes, es decir, todo, siete es
totalidad. La solidaridad debe ser plena.
Eran unos cuatro mil. Número múltiplo de cuatro que
simboliza también totalidad y universalidad. La multitud, congregada de los
cuatro puntos cardinales, ha de ser servida por los discípulos. Vayan a todas partes, les dirá. El
evangelio ha de ser predicado en todas las naciones, a los cuatro vientos. Si
han de ser generosos hasta darlo todo (sus siete panes), han de demostrar
también un amor universal (a los cuatro mil).
En síntesis:
aprender el significado del pan es fundamental para reconocer al Señor y para
vivir la vida cristiana auténtica. Lo entendieron muy bien los primeros
cristianos: Lo tenían todo en común;
quienes tenían, propiedades o bienes los vendían y compartían con todos, según
las necesidades de cada uno (Hech 2).
Tenían un solo corazón y una sola alma y
nadie consideraba como propio lo que tenía sino que todo lo tenían en común (Hech
4,32).
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