P. Carlos Cardó SJ
En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?".
Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero".
Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".
Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?".
Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero".
Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".
Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?".
Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero".
Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas. Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras".
Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme".
Participar en la eucaristía implica el compromiso de asimilarse a la
vida y a la muerte del Señor que en ella se nos hace actual. Es el sentido del
diálogo con Pedro que sigue a continuación.
Tomando aparte a Pedro le dice: Simón de Juan, ¿me amas más que éstos? El
llamarlo con el nombre con que lo conoció, y que después cambió por Cefas, traería a la mente del apóstol el
recuerdo de todo lo vivido desde entonces con Jesús. Ha querido siempre ser el
primero. Ahora Jesús quiere hacerle caer en la cuenta de que la única forma de
ser el primero es demostrar el mayor amor. Pero Pedro no puede afirmarlo después
de haber negado al Señor. Por eso, sin compararse, se limita a expresar su
cariño de amigo: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Ha aprendido, además, que el
amor a Jesús se demuestra, no con declaraciones de fidelidad, sino haciéndose disponible
a servir como Él hasta dar la vida: El que ha hecho suyos mis mandamientos y
los cumple, ése es el que me ama (14,21).
Jesús le dice Apacienta
mis corderos. Le hace ver así que su amistad sólo es auténtica si se dedica
a promover la vida de los demás. Apacentar, procurar pasto, significa colaborar
con Jesús en la obra de alimentar, dar vida, proteger de todo peligro al
conjunto de los creyentes, sus corderos y ovejas, es decir, a los pequeños y a los grandes, sin
discriminación basada en la importancia (o en todo caso, primero los pequeños).
Puede verse que al confiar
Jesús su misión a Pedro, no hace referencia a poderes ni prerrogativas, sino a
las obligaciones que caracterizan al Buen Pastor de su parábola (cap.10) y que
tienen que ver con la relación cercana del pastor con sus ovejas: las conoce y
ellas lo conocen, las llama por su nombre, les inspira toda confianza para que
lo sigan sin temor y, sobre todo, da su vida por ellas.
Jesús quiso prolongar su palabra
y su obra en la labor evangelizadora de los discípulos que escogió. Ahora
quiere prolongar en la persona de Pedro, y en su misión dentro del rebaño de su
Iglesia, el mismo cuidado y solicitud con que procuró en todo momento que conservaran
la unidad y guardaran su palabra en medio de las adversidades del mundo.
Le
preguntó de nuevo: Simón de Juan... y
la respuesta de Pedro es la misma; afirma su vinculación a Jesús como amigo y se
remite a su saber. Jesús le dice pastorea mis ovejas, asociando al
discípulo a su oficio de buen pastor, que se entrega por las ovejas.
Por
tercera vez le preguntó: Simón de Juan ¿me quieres? Pedro
advierte que le pregunta por tercera vez porque tres veces lo negó, y se
entristece, se mueve a una rectificación total. Pedro había seguido al Señor
como quien vive sometido a un jefe. Lo que le pide Jesús es la adhesión que da
libertad, porque se basa no en la subordinación sino en la amistad. Pedro ha de
tener esto para dar su respuesta, que será la definitiva. Ahora ve que no puede tener secretos para
Jesús y que éste conoce perfectamente la calidad de su adhesión. Por eso dice: Señor,
tú lo sabes todo…
Y Jesús con sus palabras, Apacienta mis ovejas, sintetiza
las dos invitaciones anteriores, moviendo a Pedro a considerar como misión suya
el hacer que los hermanos encuentren vida. Pero para esto, tendrá que estar
dispuesto a entregar su propia vida. Por eso añade Jesús: Cuando eras joven…ibas donde querías, cuando seas viejo otros te
ceñirán y te llevarán donde no quieras ir. Le predice con ello que su
destino será dar su vida en la cruz como Él. Dicho esto, añadió: Sígueme. Pedro inicia, o recomienza, su
discipulado, sigue los pasos de Jesús en su vida y en su muerte.
Muestra
mucho amor porque mucho se le ha perdonado dijo
Jesús de la pecadora que vertió sobre sus pies un vaso de perfume (Lc 7, 40-43). Tres veces afirma Pedro el
amor que tiene a Jesús, porque le ha perdonado su triple negación. Ya solo le
interesa que su Señor, que lo sabe todo, tenga presente el afecto que le tiene.
Asimismo, muestra mucho amor el cristiano porque se siente tocado por la
misericordia del Señor. Se sabe conocido y aceptado plenamente por Él, y esto le
da la confianza necesaria para ir tras Él en su camino de amor y de servicio,
aun donde no quiera ir.
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