P.
Carlos Cardó SJ
La
ascensión, óleo sobre lienzo de Rembrandt van Rijn (1636), Pinacoteca Antigua
de Munich, Alemania
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Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán". Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.
Se trata indudablemente de un
texto añadido al evangelio de Marcos en una época muy tardía, quizá hacia la
mitad del siglo II. La razón que se da a este añadido es la desazón que causaba
a las primeras comunidades el final tan abrupto de Marcos que cierra su
evangelio con el miedo y huída de las mujeres del sepulcro vacío (Mc 16, 1-8). Se buscó por eso una
prolongación de los relatos que condujeran a un final más adecuado.
De entre los diversos textos que se escribieron con este fin se
escogió éste, por armonizar mejor con la temática general del evangelio de Marcos.
Sin embargo, aunque se trate de un añadido, no deja de ser un texto inspirado y
canónico, que como tal fue sancionado por el Concilio de Trento. Más aún,
varios Santos Padres como Clemente Romano, Basilio, Ireneo, lo citan en sus
escritos como texto que según ellos no disonaba con el evangelio y contenía
innegable valor para la Iglesia.
El texto refleja las inquietudes y preocupaciones de la primera
comunidad cristiana de Roma, en donde fue escrito este evangelio. Son
cristianos que no han visto al Señor, pero han llegado a la fe en Él por el ejemplo
y predicación de los apóstoles y de los primeros testigos.
Por eso el texto enumera los sucesivos testimonios de la
resurrección de Jesucristo aportados a la comunidad. En primer lugar el de
María Magdalena. Se alude a la acción sanante realizada por Jesús en favor de
ella, liberándola de siete demonios, es decir, de siete males, siete
enfermedades. L
uego se subraya el estado de tristeza y llanto en que estaban los
discípulos, que no creyeron en el anuncio de Magdalena: al oír que estaba vivo y que ella lo había visto, no le creyeron. Se
menciona después la experiencia de los de Emaús y el testimonio que dieron a
los demás, y que tampoco fue aceptado. Por último, se refiere la aparición del
Resucitado a los Once reunidos en torno a la mesa. Y pone aquí el redactor el
envío en misión para anunciar la buena
noticia a toda criatura.
La comunidad aparece como el lugar para el encuentro con el
Resucitado. Jesucristo permanece en ella, con su palabra y sus acciones
salvadoras. Su poder salvador se prolonga en ella.
Una preocupación de la comunidad debió de ser la permanencia y actuación
del misterio del mal en el mundo a pesar de la victoria de Cristo Resucitado.
Tendrán que abrirse a la fe/confianza en el Cristo vencedor que, no obstante,
sigue actuando también por medio de los creyentes, a quienes ha dotado de
poderes carismáticos para enfrentar el mal y vencerlo.
Jesucristo Resucitado es el verdadero fundamento de la fe de la
comunidad cristiana y por medio de ella continúa anunciándose y manifestándose
el reinado de Dios y la salvación para el que crea y se bautice.
La ascensión del Señor, presentada según el esquema de
glorificación, revela que Jesucristo reina y que extiende su soberanía a todas
las naciones de la tierra por medio de la palabra de sus enviados.
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