viernes, 9 de abril de 2021

Aparición a los discípulos en Tiberíades (Jn 21, 1-14)

P. Carlos Cardó SJ

Aparición de Jesús a siete discípulos en el mar de Galilea, acuarela de William Holle en La vida de Jesús de Nazareth (1906)

Después de esto, nuevamente se apareció Jesús a sus discípulos en la orilla del lago de Tiberíades. Y se hizo presente como sigue:

Estaban reunidos Simón Pedro, Tomás el Mellizo, Natanael de Caná de Galilea, los hijos del Zebedeo y otros dos discípulos.

Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar».

Contestaron: «Vamos también nosotros contigo». Salieron, pues, y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.

Al amanecer, Jesús estaba parado en la orilla, pero los discípulos no sabían que era él. Jesús les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo que comer?».

Le contestaron: «Nada».

Entonces Jesús les dijo: «Echen la red a la derecha y encontrarán pesca».

Echaron la red, y obtuvieron una muchedumbre de peces y no tenían fuerzas para recogerla por la gran cantidad de peces. El discípulo de Jesús al que Jesús amaba dijo a Simón Pedro: «Es el Señor».

Apenas Pedro oyó decir que era el Señor, se puso la ropa, pues estaba sin nada, y se echó al agua. Los otros discípulos llegaron con la barca -de hecho, no estaban lejos, a unos cien metros de la orilla; arrastraban la red llena de peces.

Al bajar a tierra encontraron fuego encendido, pescado sobre las brasas y pan.

Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar».

Simón Pedro subió a la barca y sacó la red llena con ciento cincuenta y tres pescados grandes. Y no se rompió la red a pesar de que hubiera tantos.

Entonces Jesús les dijo: «Vengan a desayunar». Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle quién era, pues sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo repartió. Lo mismo hizo con los pescados.

Esta fue la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos.

El Resucitado se hace presente en la pesca, que representa la labor evangelizadora de la Iglesia, y en la comida que sigue a la pesca y representa a la eucaristía, principio y fin de la misión.

Estaban juntos. Ya no doce, sino siete, número que simboliza totalidad y apunta a la universalidad de la Iglesia. Se menciona a Pedro que, a pesar de las negaciones, sigue siendo el apóstol destinado a guiar, en nombre de Jesús, a la comunidad. Su autoridad tendrá que estar inspirada por el amor al Señor, buen pastor (Jn 10, 1-18).

Voy a pescar, dice Pedro. Es la misión de la comunidad. Su iniciativa arrastra. Salieron, pero aquella noche no pescaron nada. Sin el Señor, y de noche, la labor es infecunda, como les había dicho: porque sin mí, no pueden hacer nada (15,5). El trabajo sin unión a Jesús no rinde. Ni siquiera saben dónde echar la red. El Señor se lo dirá y recogerán fruto abundante.

Cuando amaneció. Cristo es la luz del mundo, aurora del sol que nace de lo alto. Su resurrección es el alba de los cielos nuevos y la tierra nueva. Pero ellos, concentrados en su esfuerzo, no reconocen la obra y el triunfo del Señor.

Muchachos, hijitos (13,33), les dice con el afecto inconfundible de siempre. ¿Tienen pescado? Ellos responden secamente: No, mostrando toda su decepción.  Echen la red a la derecha, les ordena. Lograrán fruto si siguen la enseñanza del Señor.

Y obtuvieron una muchedumbre de peces. No dice una gran cantidad, sino una muchedumbre porque la pesca simboliza la comunidad de fieles, reunidos por la predicación de la Iglesia. Y a pesar de ser tantos los rescatados para Cristo, la red de la Iglesia no se rompe, porque cuenta con las promesas de Jesús (17,21-24).

La pesca concluye con una comida que, por la forma como está narrada, es una alusión clara a la eucaristía. Vengan a comer. El evangelista Juan quiere hacernos conscientes de la presencia permanente de Cristo Resucitado en el banquete de la eucaristía. Traemos a ella nuestro pan y nuestro vino pero Él es nuestro anfitrión. Iniciativa divina y acción humana se juntan. Jesús nos ofrece el don de su cuerpo, y el comerlo nos asimila a Él, en su vida y en su misión de dar vida. 

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