P. Carlos Cardó SJ
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Todo aquel que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en mí, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran al mar.
Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela; pues más te vale entrar manco en la vida eterna, que ir con tus dos manos al lugar de castigo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo; pues más te vale entrar cojo en la vida eterna, que con tus dos pies ser arrojado al lugar de castigo. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; pues más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al lugar de castigo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Todos serán salados con fuego. La sal es cosa buena; pero si pierde su sabor, ¿con qué se lo volverán a dar? Tengan sal en ustedes y tengan paz los unos con los otros".
Después de su exhortación a la
tolerancia, Jesús hace ver, con una frase de gran severidad, aquello que
constituye lo contrario del servicio: el escándalo. Escándalo es toda acción,
gesto o actitud que induce a otro a perder su fe y su confianza en Dios o a obrar
el mal. Los pequeños, los niños, y la gente sencilla creen ya en Dios, pero las
acciones y conducta de los mayores pueden hacerles difícil la fe. Nada hay más
grave que herir el alma de los pequeños o de los débiles, causándoles traumas
que son muy difíciles de superar. La advertencia es tajante: quienes no respetan
a los pequeños y les perjudican su fe acaban de manera desastrosa.
Pero no solamente se puede
escandalizar a otros, sino que uno puede también ser escándalo para sí mismo.
En este sentido, Jesús nos exhorta a que tengamos cuidado con nosotros mismos y
miremos nuestro interior, de donde surgen los conflictos. Así mismo es
necesario que cada cual se pregunte dónde radican las posibles ocasiones de
pecado, para renunciar a ellas y evitarlas.
Las frases de Jesús: Si tu mano, tu pie o tu ojo son ocasión de
escándalo…, córtatelo”, obviamente no significan mutilación. Son imágenes
hiperbólicas, gráficas y de gran fuerza expresiva; con ellas lo que Jesús nos
dice es que debemos llegar a una opción firme y decisiva por un estilo de vida
que refleje los valores del evangelio.
Es lo mismo que dijo Jesús a
propósito de los que quieren ser los primeros y han de optar por ser servidores
de los demás, o a propósito de quienes, por haber descubierto el tesoro
escondido, deciden dejarlo todo para obtenerlo. En este caso, se trata de
“entrar en la vida”, en la vida del Reino, que es el bien supremo. Decidirse
por llevar una vida conforme a los valores del Reino implica modificar el uso
que damos a cosas que pueden ser muy apreciadas.
Toda opción implica renunciar a
otras posibilidades que pueden ser válidas y preciosas, pero que no pueden
mantenerse junto con el bien mayor que se ha elegido. No podemos leer estas
advertencias de Jesús en clave moralista y ascética. Está de por medio la
alegría que motiva y orienta hacia la plena realización de nuestra persona en
Dios.
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