martes, 3 de enero de 2023

El Cordero de Dios (Jn 1,29-34)

 P. Carlos Cardó SJ

El bautismo de Cristo, témpera en lienzo de Giovanni Baronzio (1335), Galería Nacional de Arte Antiguo, Roma

Al día siguiente Juan vio a Jesús que venía a su encuentro, y exclamó: «Ahí viene el Cordero de Dios, el que carga con el pecado del mundo».
«De él yo hablaba al decir: Detrás de mí viene un hombre que ya está delante de mí, porque era antes que yo. Yo no lo conocía, pero mi bautismo con agua y mi venida misma eran para él, para que se diera a conocer a Israel».
Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu bajar del cielo como una paloma y quedarse sobre él. Yo no lo conocía, pero Aquel que me envió a bautizar con agua, me dijo también: Verás al Espíritu bajar sobre aquél que ha de bautizar con el Espíritu Santo, y se quedará en él. Sí, yo lo he visto; y declaro que éste es el Elegido de Dios».

Juan Bautista señala a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y lo reconoce como el portador del Espíritu divino, que va a bautizar con Espíritu Santo (Jn 1,33), y fuego, añaden Mateo y Lucas (Mt 3,11; Lc 3, 16).

¿Qué significado tiene la metáfora del Cordero? El cordero era la víctima del sacrificio de expiación y comunión de los judíos. En la pascua, cuando celebraban la liberación de Egipto, la comida del cordero evocaba la sangre de los corderos que salvó a Israel del exterminio (Ex 12, 7.12-13). Asimismo, no cabe duda que la designación de Jesús como el “cordero que quita el pecado” alude a los cánticos de Isaías sobre el Siervo de Yahvé (Is 52,13-53,12), que cargará sobre sí el pecado del pueblo, y entregará su vida en expiación como cordero llevado al matadero, para traer a muchos la salvación.

La idea recorre todo el Nuevo Testamento: “Los han rescatado... con la preciosa sangre de Cristo, cordero sin mancha” (1 Pe 1,18-20); “vi un cordero como sacrificado... porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación...” (Ap 5,6ss); “nuestra cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado” (1 Cor 5,7).

El evangelista Juan refuerza este significado al señalar que Jesús fue crucificado la víspera de Pascua (Jn 13,1; 18,28.39- 19,14.31.42), en el día y casi a la misma hora en que eran inmolados los corderos en el templo y que, en vez de romperle las piernas, como solían hacer con los crucificados, a Jesús no le rompieron ningún hueso –como estaba mandado para el cordero pascual (Ex 12,46; Num 9,12)– sino que un soldado le atravesó el costado con una lanza (Jn 19,36).

Volviendo al testimonio de Juan Bautista, vemos que declara haber visto que el Espíritu descendió sobre Jesús y se quedó en Él (Jn 1, 32). En su bautismo en el Jordán, el Hijo de Dios se sumerge en la condición humana y Juan ve que se cumple en Él lo que había anunciado Isaías sobre el Mesías: Sobre él reposará el Espíritu de Yahvé, espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor (Is 11,2).

Por eso los evangelios afirman reiteradamente que la razón por la que Jesús habló y actuó como lo hizo fue que estaba lleno del Espíritu divino. Jesús es concebido por obra y gracia del Espíritu Santo (Lc 1,35); es conducido al desierto por el Espíritu (Lc 4,1); expulsa los demonios por el Espíritu de Dios (Mt 12,28); en su muerte entrega el Espíritu (Jn 19,30), y en su Resurrección es elevado al Padre, desde donde envía a nosotros el Espíritu: Reciban el Espíritu Santo (Jn  20,22). Por esto es Él quien nos bautiza con Espíritu Santo, es decir, nos sumerge en la vida misma de Dios.

Quienes en la Eucaristía comen la carne y beben la sangre del Cordero que quita el pecado del mundo, quedan llenos de su Espíritu que forja unidad fraterna y enciende en ellos el fuego de su amor. «Llamó al pan su cuerpo viviente, lo llenó de sí mismo y de su Espíritu [...], y quien lo come con fe, come Fuego y Espíritu. [...]. Tomen, coman todos de él, y coman con él al Espíritu Santo…, el que lo come vivirá eternamente» (San Efrén [+ 373], Doctor de la Iglesia, Sermón 4, n.4). 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.