P. Carlos Cardó SJ
Cuando Jesús vio venir a Natanael, dijo de él: «Ahí viene un verdadero israelita: éste no sabría engañar».
Natanael le preguntó: «¿Cómo me conoces?».
Jesús le respondió: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas bajo la higuera, yo te vi». Natanael exclamó: «Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le dijo: «Tú crees porque te dije que te vi bajo la higuera. Pero verás cosas aun mayores que éstas. En verdad les digo que ustedes verán los cielos abiertos y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre».
Ángeles.
Los escritos bíblicos certifican la realidad creada de seres angélicos en dos
contextos diferentes: como mensajeros
de Yahveh (Gén 16; 21; 22: ángel a Agar; Éx 14: ángel guía en éxodo; Jue 13:
ángel anuncia a Sansón; lRe 19: ángel a Elías) que transmiten un mensaje o
encargo de Dios. Por medio de sus ángeles, Dios
interviene en la realidad en una hora histórica, salva de la tribulación
(Éx 14: éxodo; 2Re 19: extermina a asirios); muestra a Israel su grandeza y
autoridad (Éx 23: ángel enviado para conducir a la tierra). NT Lc 1 anuncia la
buena noticia del nacimiento y Lc 24 la vida nueva y eterna de Cristo.
En
los escritos más recientes del AT se da nombre a distintos ángeles, que
adquieren con ello un perfil más personalizado como una especie de «ángeles de
la guarda»: Rafael (Dios ha curado) sana a Tobit y a Sara
(cf. Tob 3), acompaña y protege a
Tobías en un viaje (Tob 5) y acaba
manifestándose como enviado de Dios, como uno de los siete ángeles que
presentan a Dios las plegarias de los hombres (Tob 12). Miguel (Micael-
quién como Dios) aparece en Dan
Se
da también una representación gráfica de la corte
celestial formada por ángeles (Is 6).
En el culto cananeo a los reyes los ángeles eran los protectores del rey.
Yahveh, en cambio es «el rey sobre todos los dioses» (Sal 95,3). Los ídolos competidores de Yahveh aparecen despojados de
su deidad.
Cosas mayores verás…cielos abiertos y a los ángeles de Dios subir
y bajar sobre el Hijo del hombre. Jesús
es aquel sobre quien se abren los cielos (bautismo); sobre quien desciende el
Espíritu y mora en Él. Alusión a la visión de la escala de Jacob en Betel:
terrible lugar y puerta del cielo. Jesús es el “lugar” de la plena
manifestación, verdadero templo y puerta entre Dios y los hombres; verdadera
escala, que abre definitivamente los cielos: Dios y el hombre se comunican. La
corte celestial rinde culto al Hijo.
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