P. Carlos Cardó SJ
San Pedro, óleo sobre tabla de Peter Paul Rubens (1610 – 1612),
Museo Nacional del Prado, Madrid, EspañaEste pasaje de Lucas viene a continuación del milagro de la multiplicación de los panes (9,10-17). Jesús inicia su camino a Jerusalén donde va a ser entregado y cierto día, mientras se halla haciendo oración a solas, sus apóstoles se le acercan. Él aprovecha la ocasión para prepararlos a lo que vendrá, dado que son los que han de continuar su obra.Un día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido a un lugar solitario para orar, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?".Ellos contestaron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los antiguos profetas, que ha resucitado".Él les dijo: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?".Respondió Pedro: "El Mesías de Dios".Él les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie.Después les dijo: "Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día".
¿Quién
dice la gente que soy yo?, les pregunta. Ellos responden refiriendo las
distintas opiniones de la gente. Unos, impresionados por la vida austera
y la muerte del precursor de Jesús, dicen que es Juan Bautista que ha
resucitado. Otros creen que se trata de Elías, que ha vuelto a la tierra para
consagrar al Mesías (Mal 3, 23-24;
Eclo 48, 10) y preparar la llegada del Reino de Dios (Mt
11, 14; Mc 9,11-12; cf. Mt 17, 10-11). Otros, en fin, identifican
a Jesús con un profeta, sin mayor concreción.
También hoy, si hiciéramos la misma pregunta, la gente daría
muchas respuestas y seguramente todas muy positivas. Es un hecho incuestionable
que Jesús sigue atrayendo con su personalidad, su mensaje y su obra. Jesús,
generalmente, es admirado y amado. Es verdad que muchos no saben nada de Él, o
tienen una imagen muy superficial. Pero si han escuchado sus enseñanzas y
conocido sus acciones en favor de la humanidad, seguramente serían capaces de
admirarlo y seguirlo.
Después de oír su respuesta, Jesús
hace a sus discípulos otra pregunta: Y según ustedes,
¿quién soy yo? Entonces Pedro, tomando la palabra, le contesta: Tú eres
el Mesías (en griego, Cristo). Pedro
declara que Jesús es el Salvador enviado por Dios al mundo. Su
declaración nos invita a responder quién es Jesús para nosotros, como si la
pregunta de Jesús nos fuera dirigida a nosotros, aquí y ahora: “¿Quién soy yo
para ti?”.
¿Cómo es mi relación con Jesús?
¿Qué es para mí seguir a Cristo? ¿Una
ideología, una doctrina, una moral? ¿O es realmente una relación personal con Alguien,
a quien amamos y queremos amar como Él nos ama?
Jesús, después de ordenar a los discípulos que no hablaran de Él
porque la gente tenía una idea muy distinta de lo que había de ser el Mesías,
empezó a enseñarles que tenía que sufrir
mucho, ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los
maestros de la ley, que lo matarían y al tercer día resucitaría.
Habló de esto con claridad, haciendo ver que su misión era la del Mesías
Siervo, que no se acredita con un triunfo según el mundo sino asumiendo el
dolor y la culpa de sus hermanos. Con ello Jesús aceptaba como propia la
voluntad de su Padre que ama tanto al mundo hasta entregar a su Hijo. Con ello
demostraba que no hay mayor amor que el
que da su vida por sus amigos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.