tag:blogger.com,1999:blog-55372855581510762632024-03-28T00:05:32.767-05:00El Evangelio ComentadoEspacio de reflexión de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, que invita a realizar una pausa diaria en nuestras actividades cotidianas para dedicarlas a la oración a través de la lectura del evangelio y el comentario diario de nuestro párroco, padre Carlos Cardó, SJ.Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.comBlogger2653125tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-14107867455775207272024-03-28T00:05:00.000-05:002024-03-28T00:05:00.150-05:00La Cena del Señor - Jueves Santo (Jn 13, 1-15)<p style="text-align: right;"> <b><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: right;">P. Carlos Cardó SJ</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></b></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMeSJqgO3zozNel7ZfhVD9rvTDS-nCuW8Hc9Dsw_K_EQFQ9b-Zren3fpjbhjte1sKXb5TwJ40dU6YXEKIwn2RjVGokNzUrNGjSXwOFVU4G9xtN14F7d2choq9HrtGSU9Er_S-o48IYO9hFRVHB-epnqrZlxp0x2f5cqxNXq0yGw1TbmPLOkt825gUlfNj9/s600/Mar%2028.%20La%20cena%20del%20Se%C3%B1or%20-%20Jueves%20Santo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="447" data-original-width="600" height="297" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMeSJqgO3zozNel7ZfhVD9rvTDS-nCuW8Hc9Dsw_K_EQFQ9b-Zren3fpjbhjte1sKXb5TwJ40dU6YXEKIwn2RjVGokNzUrNGjSXwOFVU4G9xtN14F7d2choq9HrtGSU9Er_S-o48IYO9hFRVHB-epnqrZlxp0x2f5cqxNXq0yGw1TbmPLOkt825gUlfNj9/w400-h297/Mar%2028.%20La%20cena%20del%20Se%C3%B1or%20-%20Jueves%20Santo.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b style="color: #222222; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12px;">Cristo lava los pies de los apóstoles, óleo sobre lienzo de Dirck van Baburen (1616), Gemäldegalerie, Berlín, Alemania</b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span></i></p><blockquote><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado
la hora de pasar de este mundo al Padre y habiendo amado a los suyos, que
estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.<br />
En el transcurso de la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón de
Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregarlo, Jesús, consciente de que
el Padre había puesto en sus manos todas las cosas y sabiendo que había salido
de Dios y a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quitó el manto y tomando una
toalla, se la ciñó; luego echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los
pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había ceñido.<br />
Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: "Señor, ¿me vas a lavar tú a mí
los pies?" Jesús le replicó: "Lo que estoy haciendo tú no lo
entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde". Pedro le dijo: "Tú
no me lavarás los pies jamás". Jesús le contestó: "Si no te lavo, no
tendrás parte conmigo". Entonces le dijo Simón Pedro: "En ese caso,
Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza". Jesús le
dijo: "El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque
todo él está limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos". Como sabía
quién lo iba a entregar, por eso dijo: 'No todos están limpios'.<br />
Cuando acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, volvió a la mesa
y les dijo: "¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me
llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el
Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los
pies los unos a los otros. Les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con
ustedes, también ustedes lo hagan".<span style="font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Celebramos hoy aquella misma Cena que
el Señor, antes de padecer, quiso tener con sus amigos. Es la víspera de su
pasión. Jesús entra en ella consciente y voluntariamente. Quiere hacer de su
muerte en cruz la expresión máxima de su amor por nosotros: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“Habiendo amado a lo suyos… los amó hasta el
extremo”.</i> Sabe que va a ser traicionado, abandonado y condenado
injustamente a la muerte. Quiere anticipar estos acontecimientos en su Cena
para preparar el ánimo de sus discípulos y recordarles que no vino a ser
servido sino a servir y dar su vida. Por eso les lava los pies, en un gesto propio
de esclavos que prefigura su muerte en la cruz. Por eso transforma la cena
pascual judía en el don de su amor y en el sello de un nuevo pacto de Dios con
nosotros, que nada podrá romper.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">En la Cena que Jesús celebra con sus
discípulos cambia los sacrificios que ofrecían los judíos –el cordero inmolado,
los panes sin levadura, las hierbas amargas–, por</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> la comida de su propio cuerpo con la sangre salvadora. En el simple acto
de partir el pan y beber una copa de vino, y en las sencillas palabras: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“Esto es mi cuerpo..., mi sangre”</i>, se
concentra todo lo que Jesús es y todo lo que nos da. Ahí está simbólicamente
expresada la prueba máxima de su amor: el sacrificio de su vida y su
glorificación</span><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">La Iglesia, reunida allí en el
Cenáculo, recibe este gesto del Señor como un mandato. “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hagan esto en memoria mía</i>”<i style="mso-bidi-font-style: normal;">, </i>dijo<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>Jesús. Por eso, desde aquella noche los
cristianos nos reunimos en la eucaristía, conscientes de que cada vez que
comemos juntos el pan y bebemos la copa anunciamos la muerte del Señor,
proclamamos su resurrección y expresamos nuestro anhelo más profundo: ¡Ven
Señor, Jesús! La Iglesia sabe que la Eucaristía condensa todo lo que ella es y
todo lo que ella cree; por eso, la Eucaristía es norma de vida del cristiano y
de la comunidad.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Por todo esto no debemos olvidar que lo
que Jesús hizo en su Ultima Cena no fue un simple rito, una ceremonia, una
representación. No tiene sentido celebrar la Eucaristía como un simple rito
obligatorio, sin hacer de nuestra vida una memoria viva de su amor por
nosotros. Toda la vida ha de hacerse “eucaristía”, comunión con Dios en Cristo
y comunión entre nosotros, acción de gracias por los bienes que Dios nos da y
que debemos repartir entre nosotros, servicio generoso regido por el
mandamiento nuevo del amor. Esto es lo que nos mandó hacer Jesús cuando, después
de lavar los pies de sus discípulos y después de partir el pan y ofrecer el
cáliz, les dijo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“¡Hagan esto!”.</i></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">En la Eucaristía, el mismo Jesús se
nos da como alimento. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tomen, coman, esto
es mi cuerpo</i>. La comunión e</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD;">s un encuentro
entre dos personas, es la asimilación de mi vida con la suya, mi transformación
y configuración con Aquel que recibimos. Asimismo, el </span><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">comulgar con Cristo es
comulgar con todos sus miembros, de los que él es la cabeza, es vivir el ideal
al que tendían las primeras comunidades cristianas que, junto con el compartir
un mismo pan y una misma copa, lo tenían todo en común y se unían entre sí
formando solo corazón y una sola alma. Por eso no se puede separar lo que Jesús
ha unido: el “sacramento del altar” y el “sacramento del hermano”.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Jesús, el amigo que va a morir, se
despide de sus seres queridos. Impresionan los sentimientos de Jesús al
lavarles los pies a los discípulos e instituir la Eucaristía, las palabras que
les dice, las recomendaciones últimas que les da y su oración por ellos. No
quiere dejarlos tristes; les promete el Espíritu Consolador. No quiere dejarlos
solos –pues sabe que los expone a la tentación: les deja su cuerpo como
alimento y como signo eficaz de su presencia real entre ellos: No es posible
imaginar una unión mayor y más estrecha.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">En esta noche santa hagamos nuestros
los sentimientos que tuvo el Señor en su Cena y expresemos también nosotros
nuestra acción de gracias.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;"></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 14.2pt; margin-right: 14.2pt; margin-top: 0cm;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;"></span></p><blockquote>“Gracias, Padre, por el pan que nos
das.<br />
Creador de todo, eres fuente de vida.<br />
Padre Nuestro, tú alimentas a todas tus criaturas.<br />
Te damos gracias porque, por medio de este pan y de este vino podemos
asociarnos a tu obra creadora e imitar tu generosidad, compartiendo nuestro pan
con nuestros hermanos más necesitados”.<br />
“Gracias, Padre, porque por medio de este pan que recibimos, nosotros mismos
nos convertiremos en <i>pan</i> para la vida
del mundo.<br />
Gracias por haberme dado la vida, que puedo transformar en una vida al servicio
de los demás.<br />
Gracias porque puedo establecer alianza contigo y con todos mis hermanos”.<br />
“Somos muchos y recibimos un solo pan; un solo cuerpo somos, pues todos
participamos de un mismo pan”.<br />
Cristo, maestro, ayúdanos a realizar tu deseo supremo: que seamos uno para que
el mundo crea.<br />
Para que sea efectiva la unidad, enséñanos, Jesús, a compartir generosamente
los bienes espirituales y materiales en verdadero amor fraterno.<br />
Fortalécenos en nuestra lucha por la justicia, en nuestro diario quehacer por
superar tantas diferencias que humillan a nuestros hermanos pobres frente a los
demás y contradicen el amor que decimos tenerte y la unidad en tu Iglesia.<br />
Te adoramos en la Eucaristía, confesamos que en ella estás, conmoviendo nuestro
corazón, cambiando nuestras actitudes, uniéndonos íntimamente a ti, hermano y
Señor de todos.</blockquote><o:p></o:p><p></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;"><o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-35120599483646315152024-03-27T00:05:00.000-05:002024-03-27T00:05:00.610-05:00Cena pascual y anuncio de la traición (Mt 26, 14-25)<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-PE" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">P.
Carlos Cardó SJ</span></b></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEig-29d05D8axxg0NvurY7PYQlXP3jnCE4hiDslEAG1MndMUgZCG-13RIYAyP60tpliNtWraI1uzENdDaCy19uU737KG9QKEFUU1jNYuzrF82h9L4JfDHUS-_IFywR8gKWCmo9QR0OMd-oI7qe95CxTgKdEfnrln5xGPNgFnr0clY9j4JGlDNagovAb41QK/s640/Mar%2027.%20Cena%20pascual%20y%20anuncio%20de%20la%20traici%C3%B3n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="521" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEig-29d05D8axxg0NvurY7PYQlXP3jnCE4hiDslEAG1MndMUgZCG-13RIYAyP60tpliNtWraI1uzENdDaCy19uU737KG9QKEFUU1jNYuzrF82h9L4JfDHUS-_IFywR8gKWCmo9QR0OMd-oI7qe95CxTgKdEfnrln5xGPNgFnr0clY9j4JGlDNagovAb41QK/w326-h400/Mar%2027.%20Cena%20pascual%20y%20anuncio%20de%20la%20traici%C3%B3n.jpg" width="326" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="color: #222222; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">La traición de Judas, óleo sobre lienzo de Carl Bloch (1875) capilla del castillo de Frederiksborg, Hillerød, Dinamarca</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><i><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"></span></i></p><blockquote><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><i><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas
Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: ¿Cuánto me dan si les
entrego a Jesús?" Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata. Y
desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregárselos. El primer
día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le
preguntaron: "¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?" El
respondió: "Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: `El Maestro
dice: Mi hora está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu
casa'.</span></i></p><p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES;">
Ellos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua.
Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce y mientras cenaban, les dijo:
"Yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme". Ellos se
pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno: "¿Acaso soy
yo, Señor?" Él respondió: "El que moja su pan en el mismo plato que
yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está
escrito de Él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser
entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido". Entonces preguntó
Judas, el que lo iba a entregar: "¿Acaso soy yo Maestro?" </span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: black; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Jesús le respondió: "Tú lo has
dicho".</span></i><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p></blockquote>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Con la traición de Judas, uno de
los más íntimos de Jesus, el evangelista Mateo acentúa la atroz oscuridad en
que va a desarrollarse la historia de la pasión del Señor. Es verdad que deja
constancia de que todo iba a suceder conforme lo había ya predicho Jesús y de
acuerdo a un designio de Dios (26, ls); sabe también, cuando escribe su
evangelio, que de la oscuridad de la pasión brotará la luz de la resurrección,
(16, 21; 17,23; 20, 19), pero lo que nos narra mantiene todo el carácter
enigmático, sobrecogedor y nunca dominable del todo que tuvieron los
acontecimientos de la pasión y muerte del Señor para los primeros testigos.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Jesús, había anunciado que el Hijo
del hombre dentro de dos días iba a ser entregado e iba a sufrir muerte de cruz
(26, 2). Ahora asegura que ha llegado ya «la hora» (26, 45s), «su tiempo».
Habla de ello con toda conciencia, empeñándose a sí mismo, y como quien se ha
determinado a dar cumplimiento a la obra que se le ha encomendado. No va
pasivamente. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Hijo del hombre no ha
venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por todos</i>,
había dicho claramente (Mt 20,28) Y en el evangelio de Juan es más enfático
aún: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">A mí nadie me quita la vida, sino
que yo la doy por mi propia voluntad. Tengo poder para darla y para recuperarla
(Jn 10,18).</i></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Este señorío personal y
determinación con que procede Jesús se muestra también en la orden que da a
continuación a sus discípulos para que preparen su cena pascual y en la forma
como dispone de la casa de un desconocido de Jerusalén para celebrarla. Los
discípulos obedecen. Consciente o inconscientemente, realizan lo propio del
discípulo que es cumplir lo que el Maestro les dice o lo propio de los
familiares de Jesús que es cumplir la voluntad de su Padre que está en los
cielos (12, 50).</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-PE" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Al
atardecer, se puso a la mesa con los Doce.</span></i><span lang="ES-PE" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">
Cae la noche del poder del mal y de la tiniebla. Y Jesús anuncia que uno de sus
discípulos lo va a entregar. El clima se ensombrece aún más por el desánimo y
la tristeza que embarga a los discípulos. Consternados, uno a uno le preguntan:
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Acaso soy yo, Señor? </i>Nunca han
pensado una cosa así y, naturalmente esperan una respuesta negativa. Pero la
situación es tan dramática que los ha puesto inseguros. El cristiano puede
identificar dentro de sí la inseguridad que sienten los discípulos y puede ver
reflejadas en su pregunta sus propias inquietudes sobre la baja calidad de su
relación con Jesús, sobre sus incoherencias y la posibilidad de traicionar al
Señor por la inestable fragilidad de la naturaleza humana. No hay razón para
identificarse con el Iscariote, pero es indudable que su siniestra figura habla
de la realidad que nos cuesta admitir: el pecado del mundo que actúa en
nosotros.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">De ese mundo nos salva el Señor. Y
quiere salvar a su discípulo. Es impresionante el modo como Jesús trata a
Judas. No lo avergüenza, no profiere contra él insulto alguno ni lo censura
abierta y drásticamente. Se limita simplemente a decirle: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tú lo has dicho. </i>No es una expresión agresiva, es una afirmación confirmatoria
que encierra tal vez una amonestación indulgente, como esperando que se
arrepienta. Pero la distancia está trazada, la separación se ha consumado. El
amor de Jesús por su discípulo no se contradice con la calificación del pecado
de Judas. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Hijo del hombre se va, tal
como está escrito de él, pero ¡ay de aquel que entrega al Hijo del hombre! ¡Más
le valdría no haber nacido!</i></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Mateo, a diferencia de Juan, no
dice si Judas salió inmediatamente de la sala, pero se supone. Volverá aparecer
en el Huerto de los Olivos para entregar con un beso al Señor.<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-51068900660523366902024-03-26T00:05:00.000-05:002024-03-26T00:05:00.217-05:00Traición de Judas y anuncio de las negaciones de Pedro (Jn 13, 21-33.36-38)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">P.
Carlos Cardó SJ</span></b><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBdbM_k6BQKcNzOCDo4J8AA9fLgo_mak0RFfF0-pwge-LU4tFBcx7ZrNJVrov21rDkUJzvBjfMimn0bEiS7IH31b-0P3QFTCKY22njalb4E9mfHfVVP2L9mAXSy7xYzY1GvIa_azbIbQi1bQMvkIuk6qPhHVJhS9gt-AUgazMMN9T_rS3Dh8ch1cqrTzAn/s640/Mar%2026.%20Traici%C3%B3n%20de%20Judas%20y%20anuncio%20de%20las%20negaciones%20de%20Pedro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="537" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBdbM_k6BQKcNzOCDo4J8AA9fLgo_mak0RFfF0-pwge-LU4tFBcx7ZrNJVrov21rDkUJzvBjfMimn0bEiS7IH31b-0P3QFTCKY22njalb4E9mfHfVVP2L9mAXSy7xYzY1GvIa_azbIbQi1bQMvkIuk6qPhHVJhS9gt-AUgazMMN9T_rS3Dh8ch1cqrTzAn/w336-h400/Mar%2026.%20Traici%C3%B3n%20de%20Judas%20y%20anuncio%20de%20las%20negaciones%20de%20Pedro.jpg" width="336" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">Negación de San Pedro, óleo sobre cobre de Carl Heinrich Bloch (1873), capilla del castillo de Frederiksborg, Hillerød, Dinamarca</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; font-style: italic; text-align: left;"></span></p><blockquote><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; font-style: italic; text-align: left;">En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la mesa con sus discípulos,
se conmovió profundamente y declaró: "Yo les aseguro que uno de ustedes me
va a entregar". Los discípulos se miraron perplejos unos a otros, porque
no sabían de quién hablaba. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, se hallaba
reclinado a su derecha. Simón Pedro le hizo una seña y le preguntó: "¿De
quién lo dice?" Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
"Señor, ¿quién es?" Le contestó Jesús: "Aquel a quien yo le dé
este trozo de pan, que voy a mojar". Mojó el pan y se lo dio a Judas, hijo
de Simón el Iscariote; y tras el bocado, entró en él Satanás.<br /></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; font-style: italic; text-align: left;">J</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; font-style: italic; text-align: left;">esús le dijo entonces a Judas: "Lo que tienes que hacer, hazlo
pronto". Pero ninguno de los comensales entendió a qué se refería; algunos
supusieron que, como Judas tenía a su cargo la bolsa, Jesús le había
encomendado comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas,
después de tomar el bocado, salió inmediatamente. Era de noche.<br /></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; font-style: italic; text-align: left;">Una vez que Judas se fue, Jesús dijo: "Ahora ha sido glorificado el Hijo
del hombre y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él,
también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará.<br /></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; font-style: italic; text-align: left;">Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Me buscarán, pero como les dije a
los judíos, así se lo digo a ustedes ahora: 'A donde yo voy, ustedes no pueden
ir'. Simón Pedro le dijo: "Señor, ¿a dónde vas?" Jesús le respondió:
"A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; me seguirás más tarde".
Pedro replicó: "Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida
por ti". Jesús le contestó: "¿Conque darás tu vida por mí?<br /></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; font-style: italic; text-align: left;">Yo te aseguro que no cantará el gallo, antes de que me hayas negado tres
veces".</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">En medio de la comunidad de Jesús puede
actuar la traición. Judas es uno de los Doce. La traición no viene de fuera,
está dentro, entre los amigos: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¡uno de
ustedes!</i> Está el mundo de arriba, de Dios, de la verdad y de la luz, y está
el mundo de abajo, del maligno, mundo de la mentira y de la oscuridad. Y el
hecho es que este mundo que se opone a Cristo influye y actúa en la comunidad.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">La traición de Judas suele suscitar
muchos interrogantes. ¿Impotencia de Dios ante la libertad del hombre? ¿Es
inevitable el mal? La respuesta es que Dios no puede dejar de respetar la
libertad humana, por la cual su criatura es imagen y semejanza suya. Pero queda
claro que sólo cuando se rechaza a la luz, viene la tiniebla. Sólo cuando
Judas, con el mal uso de su libertad, decide abandonar al Señor, entra el
diablo en él. Jesús no se inmuta, sigue dueño de la situación, porque la luz
vencerá a la tiniebla, aunque ésta tenga “su hora” y su poder. Dios se dejará
vencer en la cruz de su Hijo para triunfar. Sólo así puede librarnos de la muerte,
máximo poder y aparente triunfo del mal.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Otra pregunta que el texto puede
plantear tiene que ver con la posibilidad de la perdición y la salvación.
Parece no haber alternativa, o una cosa o la otra. Pero somos salvados
precisamente porque estábamos perdidos. Y esa es nuestra fe: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Estábamos incapacitados de salvarnos, pero
Cristo murió por los culpables… Dios nos ha mostrado su amor ya que cuando aún
éramos pecadores, Cristo murió por nosotros </i>(Rom 5, 6.8). Judas encarna la
posibilidad de la perdición, de la que Jesús salva. Judas es la realidad que
nos cuesta admitir: el pecado del mundo del que somos partícipes y que puede
echar a perder nuestra vida. Pero este mundo perdido es amado por Dios.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">La fidelidad del amor de Dios por
todos sus hijos e hijas se muestra en Jesús: Ama a Judas y da la vida por él.
No puede no amarlo (no puede odiarlo) porque es el amor de Dios encarnado, y
dejaría de ser Dios, sería un simple hombre. Por eso, la traición de Judas
equivale en el evangelio de Juan a la glorificación del Hijo, es decir, a la
revelación máxima del poder salvador del amor.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Jesús ama al discípulo: muestra de
ello es el darle el trozo de pan mojado en la salsa, en gesto de amistad y
cercanía. Pero con el bocado entró Satanás en Judas y Jesús lo exhorta a
actuar. Los discípulos no entienden. Judas sale y es la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">noche.</i> Lo envuelve la tiniebla. Como a los Doce cuando se fueron en
barca después de lo de los panes…Fuera de la comunidad de Jesús sólo hay noche.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">El pasaje de Judas saca al discípulo
de la presunción de salvarse por sus propios méritos, y lo libra también de la
angustia de perderse. Hace ver que la salvación es un amor que no se niega a
nadie, ni a quien lo niega y traiciona. Dios nos ama porque somos sus hijos.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Pedro pregunta: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿A dónde vas, Señor?</i> Ni siquiera al final del largo recorrido con
el Maestro ha comprendido que su partida responde al plan de Dios; sigue en el
nivel de los pensamientos de los hombres. Intuye, no obstante, que algo malo le
puede suceder y exclama, en un arranque más de su carácter impulsivo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿por qué no puedo seguirte? Yo daría la vida
por ti. </i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Y Jesús le anuncia sus
negaciones. Pedro debe entender que el seguimiento de Jesús –cuya cúspide es el
martirio– no depende de las fuerzas humanas. Como Judas, Pedro debe deponer la
presunción de salvarse por sus propios méritos. A la luz de la resurrección,
vuelto de sus pruebas, Pedro reconocerá que lo que salva no es el dar la vida
por el Señor, sino que el Señor haya dado su vida por nuestra salvación. Cuando
haya conocido verdaderamente su amor, estará listo para seguirlo hasta el final
y nadie podrá arrancarlo de su mano.<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-80802287652637470532024-03-25T00:05:00.001-05:002024-03-25T00:05:00.257-05:00La unción en Betania (Jn 12, 1-8)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">P. Carlos Cardó SJ</span></b><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcmLp59BV7lxD2rUd7mpICjXAYIS8V5iU1yJZbqYlbZI92i47IKv8F952QvBavPgsQXDXuZVFddc4zfm5fgzfb3oPg2CJyPWaLTaOeg_FDHngW7o76q7yDadLXRCEo7wWSLjfvelsYyZgr9Je1EwsdNccoXbj1jl2KpEWrToQSEZSBw_a73Pi9pbQtMJJF/s640/Mar%2025.%20La%20unci%C3%B3n%20en%20Betania.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="244" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcmLp59BV7lxD2rUd7mpICjXAYIS8V5iU1yJZbqYlbZI92i47IKv8F952QvBavPgsQXDXuZVFddc4zfm5fgzfb3oPg2CJyPWaLTaOeg_FDHngW7o76q7yDadLXRCEo7wWSLjfvelsYyZgr9Je1EwsdNccoXbj1jl2KpEWrToQSEZSBw_a73Pi9pbQtMJJF/w153-h400/Mar%2025.%20La%20unci%C3%B3n%20en%20Betania.jpg" width="153" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="color: #222222; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">La unción en Betania, óleo sobre tabla de Nicolas Froment (1461) perteneciente al tríptico La Resurrección de Lázaro, Galería de los Uffici, Florencia, Italia</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"></span></i></p><blockquote><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía
Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una
cena; Martha servía y Lázaro era uno de los que estaban con Él a la mesa. María
tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a
Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó con
la fragancia del perfume.<br /></span></i><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregar a Jesús,
exclamó: "¿por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios
para dárselos a los pobres?" Esto lo dijo, no porque le importaran los
pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que
echaban en ella</span></i><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">Entonces dijo Jesús: "Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi
sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no
siempre me tendrán". Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró
de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a
Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos
sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos
se separaban y creían en Jesús.</span></i><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Jesús va a
Betania, donde ha devuelto la vida a Lázaro. Le ofrecen allí una cena de acción
de gracias. Por la forma como lo relata San Juan, es un anticipo de la última
cena en la que Jesús instituirá el memorial de su muerte y resurrección.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Marta, María,
Lázaro y los invitados, con Jesús como centro, simbolizan a la comunidad de los
creyentes que celebra la Cena del Señor y lo hace presente por los siglos. Se
destaca la figura de María y su ofrenda de un perfume finísimo, con el que
rinde homenaje a Jesús y le demuestra toda su gratitud por lo que ha hecho en
favor de su hermano. Las alusiones implícitas al Cantar de los Cantares (el
perfume de nardo 1,12; los cabellos 7,6) permiten suponer que Juan ve en la
mujer de Betania un símbolo de la Iglesia-esposa, que rinde homenaje a su Señor.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La acción que
realiza María es propia de los sirvientes de casa: ungir o lavar los pies del
invitado en señal de bienvenida; pero ella lo hace como muestra de un amor que
da sin llevar cuentas. Así es el amor auténtico. Todas las riquezas de la casa no
bastan para comprarlo (Cant 8,7). Por eso, María lo demuestra con su regalo de
un perfume carísimo que resulta excesivo a quien no conoce ni siente tal amor. Del
mismo modo, el gesto de Jesús de lavar los pies de sus discípulos en la última
cena, será para Juan la demostración de que Jesús, con la entrega de su vida,
ha llevado su amor hasta el extremo. Este amor, expresión de la donación de uno
mismo, será el distintivo de la comunidad. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">En
esto conocerán que son ustedes mis discípulos…</i></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El perfume adquiere
importancia central en el relato. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Toda la
casa se llenó de la fragancia del perfume.</i> Todos en la comunidad han sido
alcanzados por el espíritu del Señor, espíritu del amor. San Pablo dirá que
Dios, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">valiéndose de nosotros esparce en
todo lugar la fragancia de su conocimiento. Porque nosotros somos para Dios el
buen olor de Cristo…, olor de vida que lleva a la vida </i>(2 Cor 2, 15-16). No
se puede guardar la fe como algo puramente íntimo, privado. El perfume se
expande. Así como el pan es para ser partido y consumido, así también la
esencia del perfume es expandirse y desaparecer. Un pan que se guarda no
alimenta, no sirve para nada; un perfume que se guarda en sí mismo no es
perfume. Por eso es símbolo de Dios cuya esencia, el amor, es expansivo, se da siempre.
Es símbolo de Cristo que no se guarda para sí sino que sirve y se entrega
totalmente. Y es símbolo del cristiano, hecho para la donación generosa en el
servicio, a imitación del Señor. Se podría decir, también, que el frasco de
perfume roto es otro símbolo, porque sugiere la idea de las opciones
fundamentales y de los compromisos definitivos y para siempre, por medio de los
cuales la persona lo da todo de una vez y para siempre, sin dejar abierta la
posibilidad de echarse atrás.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Judas
protesta. Encarna al mundo que rechaza el don del amor salvador que Dios ofrece
y el camino hacia la plena realización humana por medio del amor de donación y
servicio. Este mundo no aprecia el valor de la entrega sacrificada que da más
de lo que es preciso; actitudes así le parecen despilfarro, derroche
inexplicable. Pero además, Judas aparece designado específicamente como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el que lo iba a traicionar</i>, y su
protesta, mentirosa, que no busca el bien de los pobres sino obtener provecho
de la venta del perfume, deja ver la razón última de su traición: no ha
aceptado al Señor, nunca lo ha comprendido, lo ha seguido pero por su propio
interés y le molesta su mensaje del amor que salva.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">María sí ha
entendido al Señor. Por su parte, Jesús la defiende e interpreta su muestra de
afecto como una acción profética. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Prepara
mi cuerpo para la sepultura.</i> Anticipa la experiencia pascual de las mujeres
que irán con perfumes de mirra y áloe a embalsamar el cuerpo de Jesús. Pero a
diferencia de ellas que irán a honrar a un difunto, María honra al que está
vivo y da la vida, al gran Viviente que vencerá a la muerte.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La frase de
Jesús que viene a continuación puede resultar difícil de entender, pero se
entiende si se la ve como una alusión al texto del Deuteronomio: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">No dejará de haber pobres en medio del país</i>
(Dt 15, 11), que remite al mandamiento de Dios de socorrer a los necesitados.
Esta orden sagrada valdrá siempre, mientras la injusticia siga dominando en el
mundo. El sentido de la frase de Jesús sería éste: «Hay que ocuparse siempre de
los pobres, pero María ha hecho bien al ocuparse hoy de mí».</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Ocasiones para
demostrar amor a los pobres las habrá siempre, pero la oportunidad de tributar
a Jesús tal demostración de amor no se da sino ahora y María lo ha entendido.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En resumen,
el pasaje transmite la lección de la generosidad plena. No perdemos lo que
entregamos. El amor generoso, que da sin llevar cuenta, será siempre el
distintivo del verdadero discípulo.<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-20696350286751558962024-03-24T00:05:00.021-05:002024-03-24T00:05:00.173-05:00Domingo de Ramos – Pasión y muerte de Jesús (Mc 11,1-10 Mc 14, 1-15, 47)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES-MX" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-MX;">P. Carlos Cardó SJ</span></b><span face="Calibri, sans-serif" style="font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBPTB0sTV5GobSpWsdp7zGNuchkga5G_MaZCcc6PnMmth2USBxBdayEmbbiysDo054xlSnwh8UpVgY0jPrRJhOANj_3T5hAOVCsdiO_7bC2ynUe6gnoDdK9vzZeBtvzRrVcY_Y4gBMkn0-NfpnqefR0w3ra6YSxlAr_cKHiCA6ArmuJHBqQdYZTDyg8U6B/s622/Mar%2024.%20Domingo%20de%20Ramos%20-%20Pasi%C3%B3n%20y%20muerte%20de%20Jes%C3%BAs.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="588" data-original-width="622" height="379" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBPTB0sTV5GobSpWsdp7zGNuchkga5G_MaZCcc6PnMmth2USBxBdayEmbbiysDo054xlSnwh8UpVgY0jPrRJhOANj_3T5hAOVCsdiO_7bC2ynUe6gnoDdK9vzZeBtvzRrVcY_Y4gBMkn0-NfpnqefR0w3ra6YSxlAr_cKHiCA6ArmuJHBqQdYZTDyg8U6B/w400-h379/Mar%2024.%20Domingo%20de%20Ramos%20-%20Pasi%C3%B3n%20y%20muerte%20de%20Jes%C3%BAs.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span face="Calibri, sans-serif" lang="ES" style="color: #222222; font-size: 9pt;">Entrada de Jesús en Jerusalén, fresco de Giotto di Bondone (siglo XII), Capilla de los Scrovegni, Museo Cívico de Padua, Italia</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal"></p><p></p><blockquote><i><span face="Calibri, sans-serif" lang="ES" style="font-size: 10pt;">Cuando
Jesús y los suyos iban de camino a Jerusalén, al llegar a Betfagé y Betania,
cerca del monte de los Olivos, les dijo a dos de sus discípulos: "Vayan al
pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán amarrado un burro que
nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganmelo. Si alguien les pregunta por
qué lo hacen, contéstenle: 'El Señor lo necesita y lo devolverá pronto"'.
"Fueron y encontraron al burro en la calle, atado junto a una puerta, y lo
desamarraron. Algunos de los que allí estaban les preguntaron: "¿Por qué
sueltan al burro?". Ellos les contestaron lo que había dicho Jesús y ya
nadie los molestó. Llevaron el burro, le echaron encima los mantos y Jesús
montó en él. Muchos extendían su manto en el camino, y otros lo tapizaban con
ramas cortadas en el campo. Los que iban delante de Jesús y los que lo seguían,
iban gritando vivas: "¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en el
cielo!".</span></i></blockquote><p><i><span face="Calibri, sans-serif" lang="ES" style="font-size: 11pt;"></span></i></p><p></p><blockquote><p></p><p class="MsoNormal"><i><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">Faltaban dos días para la fiesta de Pascua y de los panes Ázimos.
Los sumos sacerdotes y los escribas andaban buscando una manera de apresar a
Jesús a traición y darle muerte, pero decían: "No durante las fiestas,
porque el pueblo podría amotinarse".<br />
Estando Jesús sentado a la mesa, en casa de Simón el leproso, en Betania, llegó
una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y
derramó el perfume en la cabeza de Jesús. Algunos comentaron indignados: "¿A
qué viene este derroche de perfume? Podía haberse vendido por más de
trescientos denarios para dárselos a los pobres".<br />
Y criticaban a la mujer; pero Jesús replicó: "Déjenla. ¿Por qué la
molestan? Lo que ha hecho conmigo está bien, porque a los pobres los tienen
siempre con ustedes y pueden socorrerlos cuando quieran; pero a mí no me
tendrán siempre. Ella ha hecho lo que podía. Se ha adelantado a embalsamar mi
cuerpo para la sepultura. Yo les aseguro que en cualquier parte del mundo donde
se predique el Evangelio, se recordará también en su honor lo que ella ha hecho
conmigo".<br />
Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para
entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero; y él
andaba buscando una buena ocasión para entregarlo. El primer día de la fiesta
de los panes ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a
Jesús sus discípulos: "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de
Pascua?".<br />
Él les dijo a dos de ellos: "Vayan a la ciudad. Encontrarán a un hombre
que lleva un cántaro de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde
entre: 'El Maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a
comer la Pascua con mis discípulos?'. Él les enseñará una sala<br />
en el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena".<br />
Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les
había dicho y prepararon la cena de Pascua.<br />
Al atardecer, llegó Jesús con los Doce. Estando a la mesa, cenando, les dijo: "Yo
les aseguro que uno de ustedes, uno que está comiendo conmigo, me va a
entregar".<br />
Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro: "¿Soy
yo?".<br />
El respondió: "Uno de los Doce; alguien que moja su pan en el mismo plato
que yo. El Hijo del hombre va a morir, como S está escrito: pero ¡ay del que va
a entregar al Hijo del hombre! ¡Más le valiera no haber nacido!".<br />
Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo
dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen: esto es mi cuerpo".<br />
Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la
dio, todos bebieron y les dijo: "Esta es mi sangre, sangre de la alianza,
que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la
vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios".<br />
Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos y Jesús les
dijo: "Todos ustedes se van a escandalizar por mi causa, como está
escrito: 'Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas'; pero cuando resucite,
iré por delante de ustedes a Galilea".<br />
Pedro replicó: "Aunque todos se escandalicen, yo no".<br />
Jesús le contestó: "Yo te aseguro que hoy, esta misma noche, antes de que
el gallo cante dos veces, tú me negarás tres".<br />
Pero él insistía: "Aunque tenga que morir contigo, no te negaré".<br />
Y los demás decían lo mismo. Fueron luego a un huerto, llamado Getsemaní, y
Jesús dijo a sus discípulos: "Siéntense aquí mientras hago oración".<br />
Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan; empezó a sentir terror y angustia, y les
dijo: "Tengo el alma llena de una tristeza mortal. Quédense aquí,
velando".<br />
Se adelantó un poco, se postró en tierra y pedía que, si era posible, se
alejara de él aquella hora. Decía: "Padre, tú lo puedes todo: aparta de mi
este cáliz. Pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres".<br />
Volvió a donde estaban los discípulos, y al encontrados dormidos, dijo a Pedro:
"Simón, ¿estás dormido? ¿No has podido velar ni una hora? Velen y oren,
para que no caigan en la tentación. El espíritu está pronto, pero la carne es
débil".<br />
De nuevo se retiró y se puso a orar, repitiendo las mismas palabras.<br />
Volvió y otra vez los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados de
sueño, por eso no sabían qué contestarle. Él les dijo: "Ya pueden dormir y
descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora. Miren que el Hijo del hombre va a ser
entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense! ¡Vamos! Ya está cerca el
traidor".<br />
Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él,
gente con espadas y palos, enviada por los sacerdotes, los escribas y los
ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles: “Al que yo
bese, ése es. Deténganlo y llévenselo bien sujeto".<br />
Llegó, se acercó y le dijo: "Maestro". Y lo besó.<br />
Ellos le echaron mano y lo apresaron. Pero uno de los presentes desenvainó la
espada y de un golpe le cortó la oreja a un criado del sumo sacerdote. Jesús
tomó la palabra y les dijo: "¿Salieron ustedes a apresarme con espadas y
palos, como si se tratara de un bandido? Todos los días he estado entre
ustedes, enseñando en el templo y no me han apresado. Pero así tenía que ser
para que se cumplieran las Escrituras".<br />
Todos lo abandonaron y huyeron.<br />
Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto nada más con una sábana y lo detuvieron;
pero él soltó la sábana y se les escapó desnudo.<br />
Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote y se reunieron todos los
pontífices, los escribas y los ancianos. Pedro lo fue siguiendo de lejos hasta
el interior del patio del sumo sacerdote y se sentó con los criados, cerca de
la lumbre, para calentarse. Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno
buscaban una acusación contra Jesús para condenarlo a muerte y no la
encontraban. Pues, aunque muchos presentaban falsas acusaciones contra él, los
testimonios no concordaban. Hubo unos que se pusieron de pie y dijeron: "Nosotros
lo hemos oído decir: 'Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en
tres días construirá otro, no edificado por hombres'". Pero ni aun en esto
concordaba su testimonio.<br />
Entonces el sumo sacerdote se puso de pie y le preguntó a Jesús: "¿No
tienes nada que responder a todas esas acusaciones.<br />
Pero él no le respondió nada. El sumo sacerdote le volvió a preguntar: "¿Eres
tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?".<br />
Jesús contestó: "Sí lo soy. Y un día verán cómo el Hijo del hombre está
sentado a la derecha del Todopoderoso y cómo viene entre las nubes del
cielo".<br />
El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras exclamando: "¿Qué falta hacen ya
más testigos? Ustedes mismos han oído la blasfemia. ¿Qué les parece?". y
todos lo declararon reo de muerte.<br />
Algunos se pusieron a escupirle, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le
decían: "Adivina quién fue", Y los criados también le daban de
bofetadas.<br />
Mientras tanto, Pedro estaba abajo, en el patio. Llegó una criada del sumo
sacerdote, y al ver a Pedro calentándose, lo miró fijamente y le dijo: "Tú
también andabas con Jesús Nazareno".<br />
Él lo negó, diciendo: "Ni sé ni entiendo lo que quieres decir".<br />
Salió afuera hacia el zaguán, y un gallo cantó. La criada, al verlo, se puso de
nuevo a decir a los presentes: "Ése es uno de ellos". Pero él lo
volvió a negar.<br />
Al poco rato, también los presentes dijeron a Pedro: "Claro que eres uno
de ellos, pues eres galileo".<br />
Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar: "No conozco a ese hombre
del que hablan".<br />
En seguida, cantó el gallo por segunda vez. Pedro se acordó entonces de las
palabras que le había dicho Jesús: "Antes de que el gallo cante dos veces,
tú me habrás negado tres", y rompió a llorar.<br />
Luego que amaneció, se reunieron los sumos sacerdotes con los ancianos, los
escribas y el sanedrín en pleno, para deliberar. Ataron a Jesús, se lo llevaron
y lo entregaron a Pilato. Éste le preguntó: “¿Eres tú el rey de los
judíos?".<br />
El respondió: "Sí lo soy".<br />
Los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo: "¿No
contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan".<br />
Jesús ya no le contestó nada, de modo que Pilato estaba muy extrañado. Durante
la fiesta de Pascua, Pilato solía soltarles al preso que ellos pidieran. Estaba
entonces en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido
un homicidio en un motín. Vino la gente y empezó a pedir el indulto de
costumbre. Pilato les dijo: “¿Quieren que les suelte al rey de los
judíos?". Porque sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por
envidia.<br />
Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente para que pidieran la libertad de
Barrabás. Pilato les volvió a preguntar: "¿Y qué voy a hacer con el que
llaman rey de los judíos?".<br />
Ellos gritaron: "Crucificalo!".<br />
¡Pilato les dijo: "Pues ¿qué mal ha hecho?".<br />
Ellos gritaron más fuerte: "¡Crucificalo!".<br />
Pilato, queriendo dar gusto a la multitud, les soltó a Barrabás; y a Jesús,
después de mandarlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados
se lo llevaron al interior del palacio, al pretorio, y reunieron a todo el
batallón. Lo vistieron con un manto de color púrpura, le pusieron una corona de
espinas, que habían trenzado, y comenzaron a burlarse de él, dirigiéndole este
saludo: "¡Viva el rey de los judíos!". Le golpeaban la cabeza con una
caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él.<br />
Terminadas las burlas, le quitaron aquel manto de color púrpura, le pusieron su
ropa y lo sacaron para crucificarlo. Entonces forzaron a cargar la cruz a un
individuo que pasaba por ahí de regreso del campo, Simón de Cirene, padre de
Alejandro y de Rufo, y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir
"lugar de la Calavera"). Le ofrecieron vino con mirra, pero él no lo
aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echando suertes para ver
qué le tocaba a cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el
letrero de la acusación estaba escrito: "El rey de los judíos".
Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así
se cumplió la Escritura que dice: Fue contado entre los malhechores. Los que
pasaban por ahí, lo injuriaban meneando la cabeza y gritándole: "¡Anda!
Tú, que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo
y baja de la cruz".<br />
Los sumos sacerdotes se burlaban también de él y le decían: "Ha salvado a
otros, pero a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel,
baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos". Hasta los que
estaban crucificados con él también lo insultaban.<br />
Al llegar el mediodía, toda aquella tierra se quedó en tinieblas hasta las tres
de la tarde. Y a las tres, Jesús gritó con voz potente: "Eloí, Eloí, ¿lemá
sabactani?". (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?) Algunos de los presentes, al oírlo, decían: "Miren, está
llamando a Elías".<br />
Uno corrió a empapar una esponja en vinagre, la sujetó a un carrizo y se la
acercó para que bebiera, diciendo: "Vamos a ver si viene Elías a bajarlo
".<br />
Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró.<br />
Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. El oficial
romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo había expirado, dijo: "De
veras este hombre era Hijo de Dios".<br />
Había también ahí unas mujeres que estaban mirando todo desde lejos; entre
ellas, María Magdalena, María (la madre de Santiago el menor y de José) y
Salomé, que cuando Jesús estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y además
de ellas, otras muchas que habían venido con él a Jerusalén.<br />
Al anochecer, como era el día de la preparación, víspera del sábado, vino José
de Arimatea, miembro distinguido del sanedrín, que también esperaba el Reino de
Dios. Se presentó con valor ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato
se extrañó que ya hubiera muerto, y llamando al oficial, le preguntó si hacía
mucho tiempo que había muerto. Informado por el oficial, concedió el cadáver a
José. Éste compró una sábana, bajó el cadáver, lo envolvió en la sábana y lo
puso en un sepulcro excavado en una roca y tapó con una piedra la entrada del
sepulcro. María Magdalena y María, la madre de José, se fijaron en dónde lo
ponían.</span></i><i><span lang="es-419" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: #580A; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><o:p></o:p></span></i></p></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-hyphenate: none; mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES-MX" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-MX;">La liturgia de hoy nos ofrece
juntos el triunfo de Jesús y su pasión.</span><span face="Calibri, sans-serif" style="font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-hyphenate: none; mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES-MX" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-MX;">Con los niños hebreos y la
multitud de Jerusalén, llevando ramas de olivo, salimos al encuentro del Señor
y lo aclamamos como rey salvador: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“Hosanna
al Hijo de David. Bendito el que viene en nombre del Señor”</i>. Admira el modo
como Jesús asume</span><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 11pt;">
su condición de rey: la humildad pacífica que le lleva a entrar </span><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES-MX" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-MX;">en la ciudad montado sobre un burrito</span><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 11pt;">. Su grandeza no se
manifiesta en el dominio y la fuerza, sino en el servicio y la entrega de su
vida. Su reino no es de este mundo.</span><span face="Calibri, sans-serif" style="font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 11pt;">La
Pasión según San Marcos es un relato “denso” con una fuerte carga existencial.
No es una fría declaración de principios y verdades sino una narración viva del
misterio de la vida, pasión y muerte de Jesús. Es la historia de su fidelidad
hasta la muerte, de su confianza total en Dios, de su solidaridad con la
humanidad sufriente. Las tres lecturas de hoy nos hacen ver cómo se identifica Dios
con la humanidad dolorida, la de antes, la de entonces y la de ahora.</span><span face="Calibri, sans-serif" style="font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 11pt;">El
Siervo de Yahvé, probado en el sufrimiento, es capaz de <i>decir una palabra
alentadora al cansado </i>(Isaías 50,4)<i>, </i>porque participa de su dolor.
El Siervo de Yahvé es figura de Jesús, que al compartir nuestros dolores hasta entregar
su vida por nosotros, nos da la prueba máxima de su amor por nosotros; <i>“haciéndose
semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; se humilló a sí
mismo obedeciendo hasta la muerte y una muerte de cruz” </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">(Flp 2,7-8)<i> “Por eso Dios lo levantó
sobre todo”.</i></span></span><span face="Calibri, sans-serif" style="font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 11pt;">Hoy iniciamos la Semana Santa.
Recorreremos el mismo camino de Jesús, de dolor, amor y gloria. La muerte en
cruz es camino de victoria. Celebramos la Pascua, el triunfo del amor con que
Dios nos amó. </span><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt; letter-spacing: -0.1pt; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Sin
embargo, constatamos que la Semana Santa se convierte para muchos en semana de
vacaciones… Por más que aquí</span><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 11pt;"> y en muchas parroquias hay en estas fechas
diversos actos que ayudan a vivir el significado de estos días: oficios santos,
adoración, vía crucis… Son días para meditar. Es muy provechoso hacer una
lectura pausada de los textos litúrgicos de estos días o de alguno de los
relatos de la pasión.</span><span face="Calibri, sans-serif" style="font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 11pt;">Celebrar la Semana Santa es creer que
Dios en Jesús con infinito amor ama a todos sus hijos e hijas, a los que vienen
estos días a la iglesia y a los que no acudirán a ella. Todos caben en su
corazón. Es también agradecimiento por el amor «increíble» de Dios y deseo de
vivir como Jesús solidarizándonos con los crucificados.</span><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES-MX" style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-54525477882562349072024-03-23T00:05:00.001-05:002024-03-23T00:05:00.253-05:00Conviene que muera por el pueblo (Jn 11, 45-56)<p style="text-align: right;"><b>P. Carlos Cardó SJ</b></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgbkxKHuc30ywe4UkaEikHRRn08N_kp1GwrhwA9BVpB6yMLpjE-E7aKiSgTdCDKmlQl4hqTi4cr-G3tYf3ZnafKmxVc5geC9Ce-c979rSGPCbdtaM3jcXvVC0woxOZosOoA9slhe1MZ4Z9TbOg4b4YRvVdOcxM8rh4QNsiZFr1nwMmQfKDnQq55bvPwPVm/s400/Mar%2023.%20Conviene%20que%20muera%20por%20el%20pueblo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="359" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgbkxKHuc30ywe4UkaEikHRRn08N_kp1GwrhwA9BVpB6yMLpjE-E7aKiSgTdCDKmlQl4hqTi4cr-G3tYf3ZnafKmxVc5geC9Ce-c979rSGPCbdtaM3jcXvVC0woxOZosOoA9slhe1MZ4Z9TbOg4b4YRvVdOcxM8rh4QNsiZFr1nwMmQfKDnQq55bvPwPVm/w359-h400/Mar%2023.%20Conviene%20que%20muera%20por%20el%20pueblo.jpg" width="359" /></a>P</td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">El sumo sacerdote Caifás, óleo sobre lienzo, detalle de la pintura Jesús ante Caifás de Tomás de Merlo (1737) robada en 2014 de la iglesia del Calvario, Ciudad de Antigua, Guatemala</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span></i></p><blockquote><i style="mso-bidi-font-style: normal;">En aquel tiempo, muchos de los judíos que habían ido a casa de
Marta y María, al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, creyeron en él. Pero
algunos de entre ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que había
hecho Jesús. Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron al
sanedrín y decían: "¿Qué será bueno hacer? Ese hombre está haciendo muchos
prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, van a venir los
romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación".<br />
Pero uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
"Ustedes no saben nada. No comprenden que conviene que un solo hombre
muera por el pueblo y no que toda la nación perezca". Sin embargo, esto no
lo dijo por sí mismo, sino que, siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que
Jesús iba a morir por la nación, y no sólo por la nación, sino también para
congregar en la unidad a los hijos de Dios, que estaban dispersos. Por lo tanto,
desde aquel día tomaron la decisión de matarlo.<br />
Por esta razón, Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se
retiró a la ciudad de Efraín, en la región contigua al desierto y allí se quedó
con sus discípulos.<br />
Se acercaba la Pascua de los judíos y muchos de las regiones circunvecinas
llegaron a Jerusalén antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús en
el templo y se decían unos a otros: "¿Qué pasará? ¿No irá a venir para la
fiesta?"<span style="font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">¿No se dan cuenta de que es preferible que muera un solo hombre
por el pueblo, a que toda la nación sea destruida?</span></i><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">,
dijo Caifás<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.</i> Y el evangelista San
Juan añade una frase misteriosa: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">no hizo
esta propuesta por su cuenta, sino que, como desempeñaba el oficio de sumo sacerdote
aquel año, anunció bajo la inspiración de Dios que Jesús iba a morir por toda
la nación. Y no sólo por la nación judía, sino para conseguir la unión de todos
los hijos de Dios que estaban dispersos</i> (Jn 11, 50-52). Es decir, que
Caifás, sin saberlo ni pretenderlo, señaló el significado redentor de la muerte
de Jesús. Tendrá que morir para que la nación y toda la humanidad se salven.
Pero ¿qué sentido tiene que un hombre muera por toda la nación?</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Tradicionalmente
se ha interpretado en el sentido de un rescate: uno paga para redimir a todos,
Jesucristo cancela la deuda contraída por la humanidad pecadora, su sangre es
el precio valioso que ha merecido para nosotros la vida. Esta idea está muy
presente en el Antiguo Testamento. Se visibilizaba en el día de la purificación
con el rito del macho cabrío sobre el que, simbólicamente, los hebreos cargaban
los pecados del pueblo y lo abandonaban en el desierto (cf. Lev 16,20-22).</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La sangre,
además, tenía poder de borrar los pecados. El Sumo Sacerdote con la sangre de
las víctimas inmoladas asperjaba el propiciatorio –que era una plancha de oro
sobre el Arca de la Alianza–, expresando la voluntad de unirse a Dios,
eliminando la separación y distancia provocadas por el pecado. San Pablo aplica
esta imagen a Jesucristo y lo presenta como el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">nuevo</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">propiciatorio</i> de
nuestros pecados<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>(Rom 5).</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La idea de la
redención como rescate se une así a la de la muerte sustitutiva (vicaria) y a
la del sacrificio expiatorio. La muerte vicaria aparece en varios pasajes de
las cartas de Pablo (1Tes <st1:metricconverter productid="5, Gal" w:st="on">5,
Gal</st1:metricconverter> 2, 1Cor 1 y 15, 2Cor 5, Rom 5,14, también en 1Pe 2).</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Los Santos
Padres de la primitiva Iglesia dirán que Cristo establece el intercambio entre
Dios y los hombres, con el que se da la victoria sobre la muerte y el diablo,
que Cristo con su sangre da a Dios la debida satisfacción (San Anselmo), y que
su sangre es el instrumento del amor que reconcilia (Santo Tomás de Aquino). En
el himno eucarístico <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Adoro Te devote, </i>Santo
Tomas de Aquino dice que una sola gota de la sangre de Cristo puede liberar al
mundo entero de todos los crímenes.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Pero no se
puede negar que esta idea de que el inocente pague por todos, resulta difícil
de comprender. Dios no quiso la muerte de su Hijo; no lo envió al mundo para
que lo mataran. No se puede pensar así, se haría de Dios un padre despiadado. Lo
que hizo Dios fue enviar a su Hijo para que se identificara con sus hermanos
mediante un amor que lo llevaría hasta asumir solidariamente el sufrimiento y
la muerte. Dios miraba sólo a que su Hijo, enviado y entregado al mundo,
mantuviera su solidaridad salvífica con los hombres, acercándose incluso –con
su amor llevado hasta el extremo– hasta abrazar a sus enemigos para sacarlos de
su cerrazón y alejamiento. Y ese es lo que hizo Jesús: no dudó en hacer suya la
voluntad amorosa de su Padre de dar su vida para que nadie se pierda, llenando
de este amor los padecimientos y muerte que sus enemigos –representantes del
pecado del mundo– le infligieron. Cristo Jesús nos ama y, porque nos ama, da su
vida por amor. El Padre, por su parte, se complace y acepta el amor más grande
que su Hijo demuestra dando la vida por sus amigos, confiriéndole todo su valor
de eternidad y su eficacia salvadora.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Además, Jesús
ha de asumir toda la realidad humana, incluido el pecado, el sufrimiento y la
muerte. Por eso acepta el dolor de la cruz, para iluminar y llenar con su amor
el sufrimiento humano, la culpa humana y la muerte, y vencerlos. El amor es lo
que redime y salva.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Otra interpretación
hace ver que el pecado y la muerte eran fruto de la humanidad vieja, constituida
por el mundo sin Dios y sin esperanza (Cf. Ef 2, 12), y por el pueblo de
Israel, que había quedado atrapado en el cumplimiento puramente exterior de la
ley, sin la libertad de los hijos de Dios. Adán, inicio de la humanidad,
representa el mundo viejo que ha de morir para que pueda nacer una nueva vida. Eso
es lo que ocurrirá en la cruz del Señor. Para San Pablo Jesucristo es el nuevo
Adán, que con su muerte da comienzo a la humanidad nueva cuyo destino es el
cielo. En su cuerpo entregado y resucitado cabemos todos. Su cuerpo es
«espiritual», y lo formamos todos: la comunidad de fe, esperanza y amor, que
Cristo resucitado colma del Espíritu para renovarlo todo. Esta idea sintetiza
lo que es la pascua: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lo viejo ha pasado y
ha aparecido algo nuevo. Todo viene de Dios, que nos ha reconciliado consigo
mismo por medio de Cristo</i> (2 Cor 5 17-18). Por esto <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los que viven en Cristo son una nueva criatura</i>. En la cruz, Cristo,
el hombre nuevo, comparte la vida nueva del Espíritu con todo su cuerpo, que es
la comunidad de sus hermanos y hermanas, y hace de ellos la humanidad nueva. Para
eso muere Jesús.<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-17541160350763950092024-03-22T00:05:00.001-05:002024-03-22T00:05:00.136-05:00Las obras de Jesús (Jn 10, 31-42)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">P.
Carlos Cardó SJ</span></b><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQF6xVH5nlS67LgzQ_Ce0q-W-JYyrpaQNtNCdgyJFCKC32Sq7nk2QhD3-HxvE_iTZl4rhmFgXDlT7CRN9N8rwFpnR6qvTp_c0fl85rnvTkUb8JILwFkuIQqR-FqyHMOVoMVbMgE8Ul6IE5SFuSgcYpeGjrYkJX42zm2XvRmwPqFNsOJ5nPp9pvOci36SX9/s640/Mar%2022.%20Las%20obras%20de%20Jes%C3%BAs.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="342" data-original-width="640" height="214" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQF6xVH5nlS67LgzQ_Ce0q-W-JYyrpaQNtNCdgyJFCKC32Sq7nk2QhD3-HxvE_iTZl4rhmFgXDlT7CRN9N8rwFpnR6qvTp_c0fl85rnvTkUb8JILwFkuIQqR-FqyHMOVoMVbMgE8Ul6IE5SFuSgcYpeGjrYkJX42zm2XvRmwPqFNsOJ5nPp9pvOci36SX9/w400-h214/Mar%2022.%20Las%20obras%20de%20Jes%C3%BAs.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">Jesús llora sobre Jerusalén, óleo sobre lienzo de Enrique Simonet (1892), Museo de Málaga, España</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;"></span></i></p><blockquote><i style="mso-bidi-font-style: normal;">En aquel
tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, los judíos cogieron piedras para
apedrearlo. Jesús les dijo: "He realizado ante ustedes muchas obras buenas
de parte del Padre, ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?"<br />
Le contestaron los judíos: "No te queremos apedrear por ninguna obra
buena, sino por blasfemo, porque tú, no siendo más que un hombre, pretendes ser
Dios". Jesús les replicó: "¿No está escrito en su ley: Yo les he
dicho: Ustedes son dioses? Ahora bien, si ahí se llama dioses a quienes fue
dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede equivocarse), ¿cómo es que
a mí, a quien el Padre consagró y envió al mundo, me llaman blasfemo porque he
dicho: 'Soy Hijo de Dios'? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero
si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que puedan
comprender que el Padre está en mí y yo en el Padre". Trataron entonces de
apoderarse de él, pero se les escapó de las manos.<br />
Luego regresó Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había
bautizado en un principio y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían:
"Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan decía de éste, era
verdad". Y muchos creyeron en él allí.<span style="font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Último enfrentamiento de Jesús con los
judíos. Ya antes lo han querido apedrear (Jn 8,59). Les resulta una ofensa a
Dios decir que sus palabras son las del Altísimo y que sus obras corresponden a
las de su Enviado. Jesús, por su parte, ha dicho de ellos <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que tienen por padre al diablo, mentiroso y
homicida, y que por eso se muestran agresivos con él y lo quieren matar. Pero
para ellos la cosa está clara: si lo dejan hablar, van a quedar desacreditados,
ellos que son precisamente los representantes oficiales de Dios.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Jesús se defiende. No puede presentar
testimonio humano alguno que valga para acreditar su misión de Mesías, pero sí
puede apelar a las obras. Ellas hablan por sí solas: el resultado de los signos
que realiza en favor de los enfermos y de los pobres, sólo Dios puede lograrlo.
Con sus curaciones de enfermos y sus acciones en favor de la vida, Jesús rehace
la creación rota por el pecado de los hombres, salva al mundo de la muerte,
libera, da vida aun a quienes quieren lapidarlo.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Jesús califica sus obras de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">excelentes. </i>Así son las obras de Dios. El
Génesis lo dice al acabar la obra de la creación: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">vio Dios todo lo que había hecho, y todo era muy bueno </i>(1,31)<i style="mso-bidi-font-style: normal;">. </i>Las obras del Hijo son igualmente
excelentes. Nicodemo, personaje importante, miembro del grupo de los fariseos,
lo había reconocido: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Maestro, sabemos que
Dios te ha enviado para enseñarnos; nadie, en efecto, puede realizar los signos
que tú haces si Dios no está con él </i>(Jn 3,2). Y porque lo sabían muy bien, los
que tenían enfermos de diversas enfermedades se los llevaban y toda la gente
quería tocarlo, porque de él salía una fuerza que los sanaba a todos (Lc 6,19).
<span style="background: white;">Manifestaba especial compasión ante las
multitudes hambrientas y abandonadas (Mc 6,34; 8,2s; Mt 9,36; 14,14; 15,32), </span>hizo
ver a los ciegos, oír a los sordos, andar a los inválidos, hizo presente el
amor perdonador de su Padre para los pecadores y los perdidos. Su fama de
compasivo se extendió por todas partes y los afligidos no dudaban en invocarlo
como a Dios mismo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¡Kyrie eleison!
¡Señor, ten piedad!</i> (Mt 15,22; 17,15; 20,30s). Con todas estas acciones Jesús
continúa la obra de su Padre: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mi Padre
trabaja y yo también trabajo </i>(Jn 5,17).</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">No obstante, los judíos replican: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">No es por ninguna obra buena por lo que
queremos apedrearte, sino por haber blasfemado. Pues tú, siendo hombre te haces
Dios</i>. Querían otra manifestación de Dios porque creían en otro Dios.
Mantenían la idea de un dios distante e inaccesible, al que se podía complacer
con ofrendas, sacrificios, tradiciones y normas y en quién podían basar su
autoridad de jefes y maestros, con todas las ganancias que ello les reportaba. En
Jesús, en cambio, en su humanidad, en su manera de ser hombre, se revelaba un Dios
diferente: Dios de misericordia y de gracia, Dios que sigue dando vida por
medio de su Hijo. Las obras de Jesús sólo pueden provenir de él. Jesús, por lo
tanto, no blasfema; ese es su argumento. Y entran así en crisis todas las
formas e imágenes erradas con que se concebía a Dios en su relación con los
hombres.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Si se tiene en cuenta, finalmente, que
el contexto en que Jesús habla de sus obras es el de la fiesta de renovación
del templo, no cabe duda de que una vez más Jesús habla de sí mismo como el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">templo verdadero</i>, para la adoración de
Dios en espíritu y verdad (Jn 4,23), templo indestructible que en tres días se
levantará de nuevo (Jn 2, 19), templo en el que resplandece la gloria del Padre
y desciende a nosotros su Espíritu para al perdón de los pecados (Jn 20, 23) y
para guiarnos al conocimiento de la verdad completa (Jn 16, 13).<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-32472241173800214032024-03-21T00:05:00.001-05:002024-03-21T00:05:00.339-05:00Jesús superior a Abraham (Jn 8, 51-59)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">P.
Carlos Cardó SJ</span></b><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8SesXrUGw9ROiUULZKQJOHZ8_Kh5m6tqTd5I6z6ra7MQ4RzA6ziCLMAoCPTPM6p27P5xDBL2dawaHR260s3mlCZ_locUG20a11EkJwSNCvsQdf2Mso1Gm_G2__xPL9acFIKUb4mi3YAuJAdhK9hcPZ7ThGpnFFj0pDMw-g-mQ8JkjF6DqHIwacd3YSl6x/s640/Mar%2021.%20Jes%C3%BAs%20superior%20a%20Abraham.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="431" data-original-width="640" height="270" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8SesXrUGw9ROiUULZKQJOHZ8_Kh5m6tqTd5I6z6ra7MQ4RzA6ziCLMAoCPTPM6p27P5xDBL2dawaHR260s3mlCZ_locUG20a11EkJwSNCvsQdf2Mso1Gm_G2__xPL9acFIKUb4mi3YAuJAdhK9hcPZ7ThGpnFFj0pDMw-g-mQ8JkjF6DqHIwacd3YSl6x/w400-h270/Mar%2021.%20Jes%C3%BAs%20superior%20a%20Abraham.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">La zarza ardiente, óleo sobre lienzo de Francisco Collantes (1634), Museo del Louvre, París, Francia</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;"></span></i></p><blockquote><i style="mso-bidi-font-style: normal;">En aquel
tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo les aseguro: el que es fiel a mis
palabras no morirá para siempre".<br />
Los judíos le dijeron: "Ahora ya no nos cabe duda de que estás
endemoniado. Porque Abraham murió y los profetas también murieron, y tú dices:
'El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre'. ¿Acaso eres tú más que
nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién
pretendes ser tú?"<br />
Contestó Jesús: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría
nada. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: 'Es
nuestro Dios', aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco; y si dijera
que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y soy
fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con el
pensamiento de verme; me vio y se alegró por ello".<br />
Los judíos le replicaron: "No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a
Abraham?" Les respondió Jesús: "Yo les aseguro que desde antes que
naciera Abraham, Yo Soy". Entonces recogieron piedras para arrojárselas,
pero Jesús se ocultó y salió del templo.<span style="font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">El texto recoge un tema clásico del
evangelio de <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Juan: la presentación de
Jesús como revelador de la gloria del Padre en contraposición con el templo,
símbolo de la religión de la antigua alianza, lugar donde habitaba la gloria de
Yahvé, pero que ha quedado oscurecido, sin capacidad reveladora bajo los signos
de la grandeza y del poder opresor que los jefes religiosos han querido
imponerle. <span style="mso-bidi-font-style: italic;">Desde el Prólogo del
evangelio viene subrayada esta oposición: la Palabra vino a los suyos, pero
justamente allí donde debía ser acogida, fue rechazada.</span> La gloria de
Dios se revela ahora en la persona de Jesús y <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en el ofrecimiento de salvación que hace. Ha
llegado la hora de los verdaderos adoradores que adoran a Dios no en el templo,
sino en espíritu y en verdad (cf. Jn 4,23).</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Jesús se defiende y acusa, pero no da
sentencia: a todos les ofrece la vida. Su palabra da la vida. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">En verdad, en verdad les digo: si uno
observa mi palabra no verá la muerte</i>. Llevar a la práctica su palabra, eso
los hará libres hijos e hijas de Dios y los librará de la muerte. La vida que
Jesús comunica no conoce fin. Tal es el designio de Dios, su Padre.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Los jefes de los judíos no responden a
la invitación de Jesús. Ellos son incapaces de comprender una promesa de vida.
Se precian de ser hijos de Abraham, pero para ellos Abraham no es más que un
pasado; no lo recuerdan como receptor de una promesa, él ya no es para ellos
una promesa. Tampoco los profetas, sobre cuyos escritos se había edificado la
esperanza, les abren a ningún futuro. Todos han muerto. Para ellos sólo vive
Moisés, de quien se profesan discípulos; pero han deformado sus escritos,
cercenando de ellos la esperanza que anunciaban, utilizando su Ley para
oprimir.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">¿Quién
pretendes ser?</span></i><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">, le preguntan a Jesús. Y Jesús apela a su Padre, que es quien
le da gloria, haciendo brillar en él su amor y lealtad (Jn 1,14). Él sabe quién
es Dios, se identifica con él como su hijo por la comunión del mismo Espíritu y
porque cumple su palabra. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yo sé quién es
y cumplo su palabra</i>. Por eso, su actividad manifiesta la obra de Dios: dar
libertad y vida. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">He venido para que
tengan vida y la tengan en abundancia </i>(Jn 10,10). Ese es el designio que ha
recibido del Padre.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Jesús no duda en declararse superior a
Abraham y afirma que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Abraham saltó de
gozo porque iba a ver este día mío, lo vio y se llenó de alegría</i>. El
patriarca se alegró al ver realizada la bendición prometida en la obra de Jesús
Mesías, que según San Juan se desarrolla en un día, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el día </i>de<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>la nueva
humanidad, y se inició en Caná, cuando Jesús <i style="mso-bidi-font-style: normal;">manifestó su gloria y creyeron en él sus discípulos </i>(Jn 2,11).</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Al final del texto hay como un cambio
de escenario. Se alude implícitamente a la tierra santa de Moisés, al lugar de
la zarza ardiente y de la revelación del Nombre de Dios (Ex 3,6ss). La frase de
Jesús lo evoca: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">desde antes que existiera
Abraham, soy yo lo que soy</i>. Al revelar su Nombre, Yahweh, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yo soy el que soy, </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">Dios no quiso designar con un concepto
abstracto su esencia, sino asegurar a Israel su lealtad, ayuda y protección
continua.<i> </i>Al retomar Jesús esta palabra de Dios invita a que se le
escuche como aquél en quien el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob se ha hecho
cercano para salvar. Lo que es Dios, lo vemos en Jesús. En él, Dios es y estará
con nosotros.</span></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Los judíos no pudieron soportar esto, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús
se ocultó saliendo del Templo</i>. La presencia del Dios con nosotros, abandona
el templo, dejándolo vacío. Dios no ha querido manifestar su gloria en los
signos de grandeza y de poder con los que los jefes religiosos querían
representarla. Su gloria se opera en la vida digna, libre y fraterna, que Jesús
ofrece para antes y después de la muerte, como la realización de la más
perfecta felicidad del ser humano.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Los signos de esta vida verdadera siguen
apareciendo hoy ante nosotros, mezclados con otros signos que, como Abraham,
Moisés y los profetas para los judíos interlocutores de Jesus, ya no transmiten
esperanza. Nos toca saber discernirlos.<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-16403406988543219272024-03-20T00:05:00.001-05:002024-03-20T00:05:00.135-05:00La verdad los hará libres (Jn 8, 31-42)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">P. Carlos
Cardó SJ</span></b></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjc-PVn43M6u19MmfppFZX8zv9T0nho7_laXu1bqdd-VjKsekuvaRzrescgGDa8zhOsMm1UYhvfHR963wbb4YTFBaJbHq7NCNyQckwlDnbGSOeR6FRsG77-bVt-SjLvolGWlssy56jQTzQqp8q1RXCsASOFZp0lbo6cvVPr65ljfaZJAoGxQKSQrTksa-Ot/s640/Mar%2020.%20La%20verdad%20los%20har%C3%A1%20libres.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="480" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjc-PVn43M6u19MmfppFZX8zv9T0nho7_laXu1bqdd-VjKsekuvaRzrescgGDa8zhOsMm1UYhvfHR963wbb4YTFBaJbHq7NCNyQckwlDnbGSOeR6FRsG77-bVt-SjLvolGWlssy56jQTzQqp8q1RXCsASOFZp0lbo6cvVPr65ljfaZJAoGxQKSQrTksa-Ot/w300-h400/Mar%2020.%20La%20verdad%20los%20har%C3%A1%20libres.jpg" width="300" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">El salvador del mundo, temple y oro sobre tabla de Pere Teixidor (1420-1430), Museo Nacional de Arte de Cataluña</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span></i></p><blockquote><i style="mso-bidi-font-style: normal;">En aquel tiempo, Jesús dijo a los que habían creído en él:
"Si se mantienen fieles a mi palabra, serán verdaderamente discípulos
míos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres". Ellos replicaron:
"Somos hijos de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices
tú: 'Serán libres'?"<br />
Jesús les contestó: "Yo les aseguro que todo el que peca es un esclavo del
pecado y el esclavo no se queda en la casa para siempre; el hijo sí se queda
para siempre. Si el Hijo les da la libertad, serán realmente libres. Ya sé que
son hijos de Abraham; sin embargo, tratan de matarme, porque no aceptan mis
palabras. Yo hablo de lo que he visto en casa de mi Padre: ustedes hacen lo que
han oído en casa de su padre".<br />
Ellos le respondieron: "Nuestro padre es Abraham". Jesús les dijo:
"Si fueran hijos de Abraham, harían las obras de Abraham. Pero tratan de
matarme a mí, porque les he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo
Abraham. Ustedes hacen las obras de su padre". Le respondieron:
"Nosotros no somos hijos de prostitución. No tenemos más padre que a
Dios".<br />
Jesús les dijo entonces: "Si Dios fuera su Padre me amarían a mí, porque
yo salí de Dios y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino enviado por
él".<span style="font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La verdad los hará libres. </span></i><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Es
una de las frases más certeras de Jesús en el evangelio. Hay que leerla junto
con su afirmación: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yo soy el camino, la
verdad y la vida </i>(Jn 14,6).</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La verdad de
la que habla no es la que en lenguaje común empleamos para decir que un <span style="color: black;">pensamiento o una palabra es conforme con la realidad</span>.
Tampoco se refiere a la verdad tal como era entendida en el Antiguo Testamento,
que hace referencia a aquello que es sólido, estable, seguro, probado y digno
de confianza, en lo que uno se puede apoyar, y cuya máxima expresión es la realidad
divina, la fidelidad de Dios, y la solidez de roca de su Palabra. Dice David al
Señor: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dios y Señor mío, tú eres mi Dios,
tus palabras son verdad </i>(2 Sam 7,8), idea que repiten mucho los salmos (cf.
Sal 91; 111; 119).</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En el
evangelio de Juan, la verdad es lo que se nos revela en Jesús, en su historia
personal, en su palabra y modo de vida. En él, Palabra del Padre, ha aparecido la
revelación total y definitiva de Dios y la revelación de nuestro yo más
auténtico. Él es la verdad que nos hace libres porque nos hace vivir como hijos
e hijas de Dios.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Ocurre algo
semejante con la libertad. No es sólo la capacidad personal de escoger esto o
aquello, ni la libertad de autodominio, así en abstracto. En la Biblia, se es
libre para orientar la propia vida hacia el bien (expresado en la ley); es
sabiduría. Y en el evangelio de Juan, la verdad que libera es Jesús; nos libera
del pecado y nos pone en comunión con Dios, en quien hallamos nuestro ser más
auténtico. El hombre es libre porque puede desarrollarse como hijo o hija a
imagen y semejanza del Dios amor que lo creó. Por lo cual, el principio de la
verdadera libertad es el amor que hace al ser humano semejante a Dios. Dicho en
forma de lema: libres para amar como somos amados, libres para servir a Dios y
a los demás.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Se crece en
libertad en la medida en que se crece en el conocimiento interno de la verdad de
Dios revelada en su Hijo, que motiva la adhesión personal a él y su seguimiento.
Esto equivale en el evangelio a ser de veras <i style="mso-bidi-font-style: normal;">discípulos </i>del Señor<i style="mso-bidi-font-style: normal;">. </i>Por
eso dice Jesús: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Si permanecen fieles a mi
palabra, ustedes serán verdaderamente mis discípulos; así conocerán la verdad y
la verdad los hará libres.</i></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Ser
verdaderos discípulos. Jesús sabe que se le puede seguir por diversos motivos,
no todos válidos. Sus propios discípulos pueden haberlo hecho por la admiración
que les causa, pero eso no basta. Lo que Jesús quiere es una auténtica
disponibilidad para dejarse enseñar, de modo que su palabra cale en el interior
del discípulo y se traduzca en la práctica. Lo que Jesús enseña al discípulo es
una vida, un modo nuevo de pensar y de obrar. Quien lo asume se manifiesta como
una persona auténtica, que se guía por el amor y la justicia, siente a Dios
como Padre y ve a sus prójimos como hermanos. Adquiere la libertad propia de
los hijos.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En contraste,
los judíos que rodean a Jesús se reclaman hijos de Abraham, pero no actúan como
tales. Abraham es modelo de fe en Dios, pero ellos no son de Dios, pactan con
la mentira y, para afirmarse, son capaces de matar: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Por eso quieren matarme</i>, les dice Jesús. El árbol se conoce por sus
frutos.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En el fondo
está la dificultad que tenía la primera comunidad cristiana con la sinagoga,
cada vez más orgullosa de su saber y de sus tradiciones, cada vez más
intolerante y violenta. El Señor nos libra de toda tendencia al aislamiento que
proviene de encerrarse en ideologías y tradiciones inflexibles. Obrar con intolerancia
y agresividad contra quienes son diferentes, rechazar la verdad por aferrarse
al propio juicio es ser esclavo, dice Jesús. Más aún, a quienes se dicen hijos
de Abraham y de Dios, pero obran con mentira y falsedad, causan división y atentan
contra la vida, Jesús los declara con extrema severidad <i style="mso-bidi-font-style: normal;">esclavos del pecado </i>e <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hijos
del diablo. </i>Eso es el tentador en la Biblia: mentiroso desde el principio,
causante de división y enemigo de la vida.<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-90514855283639676082024-03-19T00:05:00.000-05:002024-03-19T00:05:00.246-05:00José esposo de María (Mt 1,16.18-21.24)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">P. Carlos Cardó SJ</span></b><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit9BvKzHXKL7eUO_3us_VRhvDibh5I-ZUsKhZP-30e_ayVvs_s27_eGnjLdXnR0vJS_HkvMeNSAiEHvUC7211q1UcY9yu1DjYI1k-7jmXvCeoiuLLoptKaBD1QnhB4zdRM2egs_koZqph-oJUIF3w-vLL8jdU4eas6-Dvm17o696s57i8oMGQo-zSoIUaM/s640/Mar%2019.%20Jos%C3%A9%20esposo%20de%20Mar%C3%ADa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="437" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit9BvKzHXKL7eUO_3us_VRhvDibh5I-ZUsKhZP-30e_ayVvs_s27_eGnjLdXnR0vJS_HkvMeNSAiEHvUC7211q1UcY9yu1DjYI1k-7jmXvCeoiuLLoptKaBD1QnhB4zdRM2egs_koZqph-oJUIF3w-vLL8jdU4eas6-Dvm17o696s57i8oMGQo-zSoIUaM/w274-h400/Mar%2019.%20Jos%C3%A9%20esposo%20de%20Mar%C3%ADa.jpg" width="274" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">El sueño de José, óleo sobre lienzo de Danieli Crespi (1620-1630 aprox.), Museo de Historia del Arte, Viena, Austria</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span></i></p><blockquote><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús,
llamado Cristo.<br />
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada
con José y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del
Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre
justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejada en secreto.<br />
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños:
"José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa,
porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú
le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados".<br />
Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del
Señor.<span style="font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Mateo explica
la generación del Hijo de Dios, en la historia humana. Dios no puede ser hecho
por el hombre, sólo puede ser esperado y acogido. De esto da ejemplo José, figura
de todo hombre justo que se mantiene atento a su propio misterio personal y en él
descubre y acoge el misterio de Dios; es ejemplo también de creyente que busca
y acoge la voluntad de Dios en su vida, aunque ésta contradiga sus planes y puntos
de vista.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Dice el
evangelio que María <i style="mso-bidi-font-style: normal;">estaba prometida a
José</i>, es decir, vivían el período del compromiso matrimonial, que duraba de
seis meses a un año. La novia seguía viviendo con sus padres. Pero aquel
compromiso exigía fidelidad; la infidelidad era adulterio y podía ser castigada.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Pues bien, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">resultó que (María) esperaba un hijo por
acción del Espíritu Santo</i>. Se subraya que José no interviene. No es José
quien hace germinar en el seno de María al Hijo del Altísimo, eso sólo lo puede
hacer Dios. Y la mayor obra que desde la creación del universo hizo Dios, la
obra que ningún ser humano podía programar, ni pretender, la incorporación de
Dios en la esfera humana, se realizó de la manera más simple y natural: Una
joven resultó encinta, esperando un hijo. María concibe así al autor de la vida,
engendra a quien la creó.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">José, por su
parte, atraviesa la prueba de la fe, como los grandes creyentes. No sabe cómo
aceptar el plan de Dios que supera lo imaginable y siente la tentación de
retirarse, decide sustraerse. Opta entonces por recurrir a la ley, que permite
dar a la mujer un documento por el cual el marido alejaba y daba libertad a la
mujer con la que no quería convivir, a fin de que pudiese casarse con otro y
reincorporarse en la vida civil. Por respeto, no porque sospeche de ella,
decide dejarla en secreto. No quiere para María un repudio público, como si
fuese una adúltera. Y cavila en su interior, sin saber qué hacer, insatisfecho
del recurso legal que ha pensado para salir del paso. Duerme intranquilo.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Entonces, un
ángel del Señor se le apareció en un sueño. José es un hombre de puro corazón,
de aquellos de quienes Jesús dirá: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Bienaventurados
los limpios de corazón porque ellos verán a Dios</i> (Mt 5,8). El hombre de
corazón puro tiene a Dios dentro de sí y su palabra le habla en la profundidad
de su ser. José lleva a Dios en su interior y su palabra le habla en el sueño,
en la hondura de su ser profundo.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">No temas aceptar a María</span></i><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">, le dice su
ángel de parte de Dios. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“</i>No temas” es
la primera palabra de Dios al hombre. El miedo es contrario a la fe. No temas
aceptar a la madre y al fruto bendito de su vientre. Quien rechaza a la madre,
rechaza también al hijo. Y no se puede rechazar el plan de Dios que incluye la
mediación histórica de la mujer bendita entre las mujeres, para realizar su
plan de salvación de la humanidad.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Le pondrás por nombre Jesús</span></i><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">,
ordena el ángel al pobre carpintero José. Va a tener que ponerle nombre al
Innombrable. ¡El hombre le pone nombre a Dios! Adán afirmaba su soberanía sobre
lo creado poniéndoles nombre a todas las cosas. Dios ha querido hacérsenos cercano
y accesible, hasta dejar que le nombremos con su nombre: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesús</i>, Yahvé salva.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Así se cumplió
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">lo que había anunciado el Señor por el
profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo</i>, garantía de la fidelidad
de Dios, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">que será llamado
Dios-con-nosotros</i>. Se insiste en la cercanía del Dios encarnado. Jesús es
Dios que salva porque es Dios con nosotros: siempre con nosotros en relación de
unión que hace posible el tú a tú, él conmigo y yo con él; Dios junto a
nosotros para darnos su fuerza, en su compañía siempre. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo </i>(Mt
28), nos dirá<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.</i></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">José aceptó
el mandato del ángel <i style="mso-bidi-font-style: normal;">y recibió a su
esposa</i>. Esta es la gloria de San José. Padre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">adoptivo</i> es ser padre por decisión libre y amorosa. El padre
adoptivo sostiene y protege al niño, lo educa con ternura y firmeza, le
proporciona los medios de que requiere para crecer en todas sus facultades. Y
eso son años y años de dedicación, de donación generosa y olvido propio para
que el hijo se valga por sí mismo.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Eso es José
para Jesús, eso hizo por Jesús, y por eso lo alabamos junto a María. En un país
como el nuestro, en el que la paternidad, por tanto descuido, irresponsabilidad
y traición, está a veces tan venida a menos, la figura de José puede mover a
los jóvenes a desear vivirla y ejercerla como una de las más sublimes
realizaciones del ser humano y a aceptar el don de la vida, como un misterio
que los trasciende y sobrepasa, pero que no deben temer si lo aceptan con amor,
porque el amor desecha el temor. Un hijo es un misterio que se acoge como un
regalo y se cuida con plena responsabilidad.<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-36698216793896452842024-03-18T00:05:00.001-05:002024-03-18T00:05:00.254-05:00La mujer adúltera (Jn 8, 1-11)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-bidi-font-style: italic;">P. Carlos Cardó SJ</span></b><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYBPJlzH_0xUfoeUoNlmhqMqmYLP6lEF3V99biWomQ-1uo6Nvgct7MyFD887afB-2aitU9-NAxSrQ3OjVUDGmEc2Jvf1Gwxy1VQYImNDD2epos-Xvtq045PU278UxYJZuuKWzVmUZsD7NGW2jXD3EtLy9RsttYWJRqCjKEpw0usIaU4FiBjTVMAb3m8w-V/s640/Mar%2018.%20La%20mujer%20ad%C3%BAltera.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="483" data-original-width="640" height="303" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYBPJlzH_0xUfoeUoNlmhqMqmYLP6lEF3V99biWomQ-1uo6Nvgct7MyFD887afB-2aitU9-NAxSrQ3OjVUDGmEc2Jvf1Gwxy1VQYImNDD2epos-Xvtq045PU278UxYJZuuKWzVmUZsD7NGW2jXD3EtLy9RsttYWJRqCjKEpw0usIaU4FiBjTVMAb3m8w-V/w400-h303/Mar%2018.%20La%20mujer%20ad%C3%BAltera.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">Cristo y la adúltera, óleo sobre lienzo de Valentín de Boulogne (1620 aprox.), Museo Paul Getty, Los Ángeles, Estados Unidos (1620-1630 aprox.), Museo de Historia del Arte, Viena, Austria</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="es-419" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: #580A; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span></i></p><blockquote><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesús se dirigió al monte de los Olivos. Por la mañana
volvió al templo. Todo el mundo acudía a él y, sentado, los instruía.<br />
Los escribas y fariseos le presentaron una mujer sorprendida en adulterio, la
colocaron en el centro, y le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido
sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés ordena que dichas mujeres
sean apedreadas; tú, ¿qué dices?". Decían esto para ponerlo a prueba, y
tener de qué acusarlo. Jesús se agachó y con el dedo se puso a escribir en el
suelo.<br />
Como insistían en sus preguntas, se incorporó y les dijo: "Quien de
vosotros esté sin pecado tire la primera piedra".<br />
De nuevo se agachó y seguía escribiendo en el suelo.<br />
Los oyentes se fueron retirando uno a uno, empezando por los más ancianos hasta
el último. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí de pie en el
centro. Jesús se incorporó y le dijo: "Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha
condenado?".<br />
Ella contestó: "Nadie, Señor. Jesús le dijo: "Tampoco yo te condeno.
Ve, y en adelante, no peques más".<span style="font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;">El Hijo de Dios no ha
venido para condenar sino para salvar (Jn 3,17). Su </span><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">modo de ser choca con
el modo de ser de los que se creen puros y juzgan a los demás.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Éstos,
los fariseos y doctores de la ley, le traen a una mujer que han sorprendido en
adulterio. Según la ley (Lev 20,10), era un delito que se castigaba con la pena
de muerte. Pero lo que ellos quieren realmente es juzgar a Jesús. Por eso le
preguntan: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Señor, esta mujer ha sido
atrapada en adulterio. ¿Qué dices sobre ello?</i> Si Jesús se opone al castigo,
desautoriza la ley de Moisés; si lo aprueba, echa por tierra toda su enseñanza
sobre la misericordia y contradice la autoridad con que él mismo ha perdonado a
los pecadores. Al mismo tiempo, si afirma que se debe apedrear a la mujer,
entra en conflicto con los romanos que prohíben a los judíos aplicar la pena de
muerte; y si se opone, aparece en contra de las aspiraciones de los judíos de
ejercer con autonomía sus derechos. La pregunta era capciosa por donde se la
viera.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Pero
Jesús hace presente a Aquel que da la ley y es la fuente de toda justicia. Con
esa autoridad tiene que hacer ver que el amor misericordioso ha de ser la norma
de todo comportamiento humano. Por eso guarda silencio y con su gesto de
ponerse a escribir con el dedo en el suelo, parece no interesarse en la
cuestión planteada.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">La mujer, por su parte, con su
dignidad por los suelos, no puede aducir nada; sólo aguarda la terrible
condena. Pero ella no imagina que a su lado está quien personifica la
misericordia. Sabe, sí, que su vida está en manos de ese rabí galileo llamado
Jesús, que recorre los pueblos haciendo el bien a la gente y es amigo de
pecadores y publicanos. No puede adivinar que él la conoce mejor que quienes la
acusan, que ya la ha mirado con profunda compasión y que está dispuesto incluso
a dar su vida por ella, como el pastor bueno que sale a buscar a la oveja
perdida. De pronto, se escucha la voz de Jesús: indulta a la mujer, le otorga
la remisión de la pena que podría corresponderle.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra</i>,
dice a los escribas y fariseos. Y se van retirando uno tras otro, comenzando
por los más viejos.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Se quedan solos Jesús y la mujer. “Quedaron
frente a frente la mísera y la misericordia”, dice San Agustín. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno
te ha condenado?</i>, pregunta Jesús. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ninguno,
Señor</i>, responde ella con estupor por lo sucedido. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tampoco yo te condeno</i>, añade Jesús. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Puedes irte, pero no vuelvas a pecar</i>. Un futuro de dignidad, de
vida rehecha y transformada se abre para ella.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Hay
que detenerse a contemplar esta imagen de Jesús. A todos nos conviene porque a
veces podemos ser duros e insensibles. El amor está por encima de la intransigencia,
resuelve el pecado, vence al castigo. El amor integra, no discrimina, no
excluye.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt;">Pensando
en la pobre Iglesia de los pecadores, el P. Karl Rahner dejó esta reflexión: «Esta
Iglesia está ante Aquel al que ha sido confiada, ante Aquel que la ha amado y
se ha entregado por ella para santificarla, ante Aquel que conoce sus pecados
mejor que los que la acusan. Pero él calla. Escribe sus pecados en la arena de
la historia del mundo que pronto se acabará y con ella su culpa. Calla unos
instantes que nos parecen siglos. Y condena a la mujer sólo con el silencio de
su amor, que da gracia y sentencia libertad. En cada siglo hay nuevos
acusadores de ‘esta mujer’ y se retiran una y otra vez comenzando por el más
anciano. Uno tras otro. Porque no había ninguno que estuviese sin pecado. Y al
final el Señor estará solo con la mujer. Y entonces se levantará y mirará a la
adúltera, su esposa, y le preguntará: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Mujer,
dónde están los que te acusaban?, ¿ninguno te ha condenado?</i> Y ella
responderá con humildad y arrepentimiento inefables: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ninguno, Señor</i>. Y estará extrañada y casi turbada porque ninguno lo
ha hecho. El Señor empero irá hacia ella y le dirá: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tampoco yo te condenaré</i>. Besará su frente y le dirá: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Esposa mía, Iglesia santa</i>». (Karl
Rahner, Iglesia de los pecadores).<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-18241946281144824582024-03-17T00:05:00.001-05:002024-03-17T00:05:00.174-05:00V Domingo de Cuaresma: El grano de trigo caído (Jn 12,20-33)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">P. Carlos Cardó SJ</span></b><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsoQJy0DQBg__D2fd5K68Apep7qhOgGh4zQpHrtOGJ5sgsXsVTE-iNML_mfapXysrrfbNsiN_bwg-ptWShGPEnAv-d_WXd3y3d6S-yeO8LqgdTEqT5SGiJ-cyXq4C-J-QDLN5zos_0y5F5yCRg_74mwcuRRcTJeG0b6WsJhYmecivk5I93A4rCxEdlBpeN/s640/Mar%2017.%20El%20grano%20de%20trigo%20ca%C3%ADdo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="534" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsoQJy0DQBg__D2fd5K68Apep7qhOgGh4zQpHrtOGJ5sgsXsVTE-iNML_mfapXysrrfbNsiN_bwg-ptWShGPEnAv-d_WXd3y3d6S-yeO8LqgdTEqT5SGiJ-cyXq4C-J-QDLN5zos_0y5F5yCRg_74mwcuRRcTJeG0b6WsJhYmecivk5I93A4rCxEdlBpeN/w334-h400/Mar%2017.%20El%20grano%20de%20trigo%20ca%C3%ADdo.jpg" width="334" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">Jesús consolado por un ángel en Getsemaní, óleo sobre cobre de Carl Bloch (1873), Museo de Historia Nacional, Hillerod, Dinamarca</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span></i></p><blockquote><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Entre los que habían subido para
adorar durante la fiesta, había unos griegos que se acercaron a Felipe, el de
Betsaida de Galilea, y le dijeron: "Señor, queremos ver a Jesús". Felipe
fue a decírselo a Andrés, y ambos se lo dijeron a Jesús. Él les respondió:
"Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado. Les
aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo;
pero si muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá; y el
que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.
El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi
servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre. Mi alma ahora está
turbada, ¿Y qué diré: 'Padre, líbrame de esta hora'? ¡Si para eso he llegado a
esta hora! ¡Padre, glorifica tu Nombre!".<br /></span></i><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Entonces se oyó una voz del cielo: "Ya lo he glorificado y lo volveré a
glorificar". La multitud que estaba presente y oyó estas palabras, pensaba
que era un trueno. Otros decían: "Le ha hablado un ángel". Jesús
respondió: "Esta voz no se oyó por mí, sino por ustedes. Ahora ha llegado
el juicio de este mundo, ahora el Príncipe de este mundo será arrojado afuera; y
cuando yo sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia
mí". Jesús decía esto para indicar cómo iba a morir.</span></i><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Unos griegos,
venidos a Jerusalén para la Pascua, quisieron ver a Jesús. Ellos representan a todos
los que serán atraídos a Jesús cuando sea levantado sobre la tierra. Serán el
fruto del grano caído en tierra. A partir de este hecho, Juan desarrolla una
serie de temas que clarifican el sentido de la entrega de Jesús en la cruz.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El primer tema es el de “la hora”: <i>Ha llegado <b>la hora</b></i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">.<i> </i>La </span>presencia y acción de
Dios en Jesús se manifestará gloriosamente en su muerte. En la “hora” de su
paso de este mundo al Padre, será glorificado como el Hijo y se pondrá de
manifiesto la relación que existe entre él y Dios, y entre nosotros y Dios. A
todos, judíos y griegos, se les revelará el misterio de la vida y muerte de
Jesús: “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuando yo sea elevado sobre la
tierra, atraeré a todos hacia mí”</i>.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Pero Jesús sabía que su crucifixión iba a ser un duro golpe a las expectativas
que sus seguidores habían puesto en él como Mesías. Por eso, no sólo intentó
hacerles comprender que su forma de ser Mesías era radicalmente distinta a la idea
del Mesías político, dominador poderoso que ellos esperaban, y que su crucifixión
iba a significar la demostración suprema del amor de Dios y de su propio amor
por la humanidad. En la cruz de su Hijo, Dios iba a establecer con la familia
humana una alianza irrompible.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Jesús actuaba en perfecta sintonía con su Padre; vivía para el
Padre y para los demás. Por eso, asume la misión que ha recibido de él, no pasivamente,
sino voluntariamente. Consciente, pues, de que la fecundidad de su obra depende
de su muerte, hace una comparación de su propia entrega con estas palabras: <i>“si
el grano de trigo, que cae en tierra no muere, queda infecundo; pero si muere
dará fruto abundante” (12, 24).</i></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Con esta
parábola, Jesús identifica su destino: cae, muere y da mucho fruto. El grano
que muere se hace fecundo, da vida. Dando su vida, Jesús cumple el plan del
Padre, fuente de vida, que le ha enviado al mundo para dar vida a todo lo
creado. Jesús no podría actuar de otra manera. Poner a resguardo su vida,
reservándosela sólo para sí, sería quedarse solo, dejaría de ser el Hijo que
cumple la voluntad del Padre y da vida.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Pero la parábola del grano de trigo nos lleva también a
profundizar en el sentido de nuestra propia vida. Por eso dice Jesús: <i>“Quien
ama su vida, la perderá; en cambio, quien sepa desprenderse de ella en este
mundo, la conservará para la vida eterna.” (12,25). </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">En los otros evangelios, dice: </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">“Quien quiera salvar su vida, la perderá”</i> (Mc 8,35 par). Jesús nos
recuerda que el egoísmo vuelve estéril la vida. Quien centra su vida en sí
mismo, buscando sólo su propio interés, rompe la relación esencial de la
persona a los demás y acaba finalmente por quedarse solo, frustrando
(perdiendo) su vida porque la vida es relación, entrega, amor. Quien sepa
desprenderse de su propia vida, como Jesús, la pondrá al servicio de los demás,
dará vida a otros y se realizará a sí mismo según Dios. Una persona así siente
que su vida está sembrada como el grano de trigo, que fructifica en las manos
de Dios para vida del mundo.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Después del anuncio de su pasión, nos dice el evangelio que Jesús
experimentó una profunda congoja. Consciente de la muerte dolorosa e injusta que
le esperaba, se sobrecogió de temor y de angustia. Él no va al encuentro de la
cruz de manera impasible. Es un ser humano y la rehúye y se siente perturbado. Su
sensibilidad le lleva a implorar a su Padre que lo libre de ese trance. Pero no
se deja llevar por su deseo sino por la voluntad de Dios: <i>“¡Ahora mi alma
está turbada! Y ¿qué voy a decir?, ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he
llegado a esta hora para esto!” (12,27). </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">Esta angustia mortal anticipa la </span>agonía que vivirá en el Huerto
de los Olivos, cuando se sienta movido a clamar: “Padre aparta de mi este
cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La carta a los Hebreos presenta esta imagen de Cristo probado por
el sufrimiento, que “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">presentó oraciones y
súplicas con grandes gritos y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, y
fue escuchado en atención de su actitud reverente”. </i>Se nos invita ahí a considerar
la pasión de Cristo como una oración escuchada. La angustia, asumida en la
oración y transformada por ella, se convierte en ofrenda que Dios acepta, otorgándole
a Jesús la victoria sobre la muerte. La oración de Jesús se convierte en el
modelo de súplica en medio de la prueba.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-right: 2.2pt; mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Entonces
</span></i><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">–continúa san Juan-<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> se oyó una
voz venida del cielo</i>, la misma que resonó en la Transfiguración:<i> “Lo he
glorificado y de nuevo lo glorificaré” (12,28). </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">Esta voz</span> hace comprender el misterio de Jesús como Hijo de Dios.
Ella hace comprender que la cruz no es un fracaso ignominioso, sino el lugar en
que se revelará la gloria divina en Jesús. Esa voz nos da también a nosotros la
certeza de que en la entrega de nosotros mismos consiste nuestra verdadera realización
personal, que da fruto abundante.<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-8027353611916263162024-03-16T00:05:00.001-05:002024-03-16T00:05:00.146-05:00Jesús Mesías de Nazaret (Jn 7, 40-53)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">P. Carlos Cardó SJ</span></b><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuCIbbYE7ZGSY8EDHtquucbdXR153iSpRKCH_zcebIUPDQ6MyOvl0RWPEnVITDlJtDRb0Bd4_w2TK-iOdQuq8e72jr15RiHjEvQn-Edgig2rT2PlqPezTLnRBL1HUoY9QIRyabgh4pQvrV78b4ROVDH2DnARdTWSWbsFs0_SGUN_R5BHqk9i5qtSWqao4H/s400/Mar%2016.%20Jes%C3%BAs%20Mes%C3%ADas%20de%20Nazaret.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="330" data-original-width="400" height="330" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuCIbbYE7ZGSY8EDHtquucbdXR153iSpRKCH_zcebIUPDQ6MyOvl0RWPEnVITDlJtDRb0Bd4_w2TK-iOdQuq8e72jr15RiHjEvQn-Edgig2rT2PlqPezTLnRBL1HUoY9QIRyabgh4pQvrV78b4ROVDH2DnARdTWSWbsFs0_SGUN_R5BHqk9i5qtSWqao4H/w400-h330/Mar%2016.%20Jes%C3%BAs%20Mes%C3%ADas%20de%20Nazaret.png" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">Cristo y Nicodemo, óleo sobre tabla de Crijn Hendricksz Volmarijn (siglo XVII), subastado por Christies en 1962, actualmente en colección privada</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span></i></p><blockquote><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Algunos de la multitud que lo
habían oído, opinaban: "Este es verdaderamente el Profeta". Otros
decían: "Este es el Mesías". Pero otros preguntaban: "¿Acaso el
Mesías vendrá de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje
de David y de Belén, el pueblo de donde era David?".<br /></span></i><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Y por causa de él, se produjo una división entre la gente. Algunos querían
detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él. Los guardias fueron a ver a los
sumos sacerdotes y a los fariseos, y estos les preguntaron: "¿Por qué no
lo trajeron?".<br /></span></i><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Ellos respondieron: "Nadie habló jamás como este hombre". Los
fariseos respondieron: "¿También ustedes se dejaron engañar? ¿Acaso alguno
de los jefes o de los fariseos ha creído en él? En cambio, esa gente que no
conoce la Ley está maldita". Nicodemo, uno de ellos, que había ido antes a
ver a Jesús, les dijo: "¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin
escucharlo antes para saber lo que hizo?".<br /></span></i><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Le respondieron: "¿Tú también eres galileo? Examina las Escrituras y verás
que de Galilea no surge ningún profeta". Y cada uno regresó a su casa.</span></i><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Durante la
Fiesta de Sucot o de las Cabañas, Jesús tiene una larga controversia con los
judíos de Jerusalén sobre su origen e identidad. No podían negar que Jesús les
hablaba con una autoridad y sabiduría muy superior a la de sus maestros y
doctores del templo; pero, al mismo tiempo, les decepcionaba su realidad tan
humana y su origen tan humilde.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Por esto, muchos
al oírlo, pensaron que era un farsante porque sabían que era galileo y el
Mesías tenía que ser de la familia de David y nacido en Belén de Judea. Otros
se quedaron a medio camino y creyeron ver en él al Profeta que, según el libro
del Deuteronomio (capítulo 18) vendría como otro Moisés para hablarles de Dios
mejor que nadie. Y otros, en fin, se adhirieron a Jesús, reconociéndolo como el
Cristo que vendría a dar cumplimiento a las promesas de Dios y establecer su
Reino.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">¿Un Mesías de
Galilea? Desde el comienzo de su evangelio Juan pone esta cuestión como la
dificultad que más sintieron los judíos para aceptar a Jesús. Uno de sus
primeros discípulos, Natanael, se extrañó cuando su amigo Felipe le dijo que
habían reconocido en Jesús de Nazaret a aquel de quien hablaron Moisés y los
profetas, y exclamó: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿De Nazaret puede
salir algo bueno? </i>(Jn 1,46). Según la concepción de la época, el Mesías tenía
que aparecer en majestad, vinculado a lo más glorioso de la historia de la nación:
la monarquía davídica. Por esto, en torno a esta cuestión se produjeron los mayores
enfrentamientos entre los judíos –sobre todo del partido de los fariseos– con
los primeros cristianos. La pretensión de éstos de proponer a Jesús como el
Salvador del mundo les parecía insensata: ¿cómo podía haber sido el Mesías un
hombre de orígenes tan humildes?</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En el fondo
lo que escandalizaba era la humanidad del Hijo de Dios. No aceptaron un
salvador de nuestra propia carne. No aceptaron que precisamente por ser de
nuestra carne, es salvación de toda carne. Al negarse a ver en el hombre
concreto, Jesús de Nazaret, la encarnación de Dios, les fue imposible ver la
salvación a través de lo humano. Hoy también, al negarse a ver en la humanidad
de Jesús el camino hacia su realización perfecta como personas, muchos niegan
validez a los valores que su forma de ser hombre les exige. Prefieren una fe
vacía, un cristianismo ideologizado, desencarnado,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>falsamente espiritual, que no toca realmente
la vida concreta de los humanos y la transforma. Pero Dios ha querido revelarse
en nuestra realidad y elevarla. Es en lo humano donde podemos tener acceso a
él. De otro modo, Jesucristo deja de ser mediador entre Dios y los hombres y
Dios sigue siendo el gran desconocido, a quien nadie ha visto jamás, y cuyo
mensaje no afecta para nada la vida de la gente y la situación del mundo.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Desde su
infancia, la vida de Jesús, y sobre todo su muerte en cruz, es signo de
contradicción (Lc 2, 34), piedra de escándalo con la que chocan las diversas
maneras de entender a Dios y de relacionarse el hombre con Dios. Jesús no se
impone; no tienen sentido la fe y el amor impuestos. Pero su palabra y el
ejemplo de su vida mueven a una definición: o se está con él o se está contra
él. Él es la Palabra en la que Dios se nos dice. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">A cuantos la recibieron… les dio la capacidad de ser hijos de Dios </i>(Jn
1, 12), es decir, de convertirse en lo que la Palabra es y participar de la
vida divina como hijos en el Hijo. Esta Palabra habla en el corazón de todo ser
humano, atrayéndolo al amor y a la justicia, todos pueden escucharla y
responder a ella.<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-8664567367835080612024-03-15T00:05:00.001-05:002024-03-15T00:05:00.136-05:00Origen e identidad de Jesús (Jn 7, 1-2.10.25-30)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">P. Carlos Cardó SJ</span></b><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbx9iJ6RdB_XdpO5Gm-O-BXCfMJE6mYmz_Lm3b6ajKhgVW96tqV76phup6jsERmgHkEjJknpWqWZxB2K61rvPf92Sf0asMoTu2DFIjx7hNhXp_hn3IZ4xVFIlwIOUJCf4xrL61Au0BJUaNOnWcsB57wRe3qJTovMmE_aUihycVyJKSFizD6d11EDKGMjzd/s560/Mar%2015.%20Origen%20e%20identidad%20de%20Jes%C3%BAs.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="347" data-original-width="560" height="248" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbx9iJ6RdB_XdpO5Gm-O-BXCfMJE6mYmz_Lm3b6ajKhgVW96tqV76phup6jsERmgHkEjJknpWqWZxB2K61rvPf92Sf0asMoTu2DFIjx7hNhXp_hn3IZ4xVFIlwIOUJCf4xrL61Au0BJUaNOnWcsB57wRe3qJTovMmE_aUihycVyJKSFizD6d11EDKGMjzd/w400-h248/Mar%2015.%20Origen%20e%20identidad%20de%20Jes%C3%BAs.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">Jesús entre los doctores, óleo sobre lienzo de Giovanni Paolo Panini (1743), Museo Nacional de Varsovia, Polonia</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span></i></p><blockquote><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Jesús recorría la Galilea; no
quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo. Se acercaba la
fiesta judía de las Chozas, sin embargo, cuando sus hermanos subieron para la
fiesta, también él subió, pero en secreto, sin hacerse ver.<br /></span></i><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Algunos de Jerusalén decían: "¿No es este aquel a quien querían matar? ¡Y
miren cómo habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las
autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es
este; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es". Entonces
Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: "¿Así que ustedes me conocen y
saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que
me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque
vengo de él y es él el que me envió". Entonces quisieron detenerlo, pero
nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora.</span></i><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Jesús evita
el conflicto. La hora de enfrentar a la maldad del mundo y vencerla en la cruz
aún no ha llegado. Por eso no va todavía a Jerusalén y se queda predicando en
Galilea. Se acercaba la fiesta de las tiendas de campaña (fiesta de sucot o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sukkot</i>) en la que, hasta hoy, los judíos
recuerdan las vicisitudes que pasaron en el éxodo, teniendo que vivir en chozas
en el desierto. Sus hermanos le sugieren que vaya <i style="mso-bidi-font-style: normal;">para que puedan ver allí las obras que haces, </i>pero Jesús decide ir
después de ellos y en privado.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Llegado a Jerusalén,
no duda en ponerse a predicar en el templo a la vista de todos. Los allí
presentes, que saben que los dirigentes lo quieren matar, se sorprenden y se
preguntan cómo le dejan hablar en público. Llegan a pensar que los fariseos y
las autoridades del templo ya se convencieron de que Jesús es el Mesías, pero
esto no resulta claro porque los orígenes del Mesías debían ser ocultos. Según
la concepción de la época, el Cristo tenía que permanecer escondido y
desconocido antes de aparecer gloriosamente en público. Su llegada estaría
precedida por la venida de Elías (el mayor de los profetas) que lo daría a
conocer. Esta manera de pensar lleva a muchos judíos a rechazar a Jesús como
Mesías porque saben que viene del pueblo de Nazaret, en Galilea, y que es un simple
carpintero convertido en un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">rabí</i>
itinerante. Pero se equivocan, en realidad no saben de dónde viene ni quién es.
No saben que viene de Dios, que tiene en Dios su verdadero origen.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Jesús oye
estos comentarios y aborda el tema de su origen e identidad. Lo hace enérgicamente,
levantando la voz. Su grito resuena hasta hoy. Su palabra, sus obras y su
persona interpelan, suscitan hoy como entonces las mismas reacciones a favor o
en contra de él, de acogida o rechazo, de aceptación o de hostilidad. Por un
lado, la gente se admira de su autoridad y sabiduría; pero por otro, les decepciona
su realidad tan humana y humilde, que no corresponde a la idea que tienen del
Mesías. Por un lado, están los que dictan la manera como Dios debe actuar y
pretenden hacerle decir lo que les conviene; por otro están los sencillos de
corazón que confían en Dios, acogen su palabra y hacen su voluntad. Los
primeros no están dispuestos a renunciar a sus convicciones, no permiten que
Dios les cambie sus intereses egoístas; los segundos llegan a ver en el ejemplo
de Jesús el camino que los conduce a la vida verdadera.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Jesús habla
de su origen. Él no ha venido por su propia cuenta, sino que ha sido enviado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">por aquel que dice la verdad</i>. Es el
Hijo, que está desde el principio con el Padre. La razón de no reconocerlo como
el Enviado es que no conocen a Dios. Pero esta pretensión de provenir de Dios y
de ser igual a él, les resulta insoportable. No advierten que desde el origen
de la humanidad, los hombres han pretendido ser iguales a Dios (la tentación de
Adán) por presunción orgullosa, mientras que Jesús llama Padre mío a Dios,
porque vive un experiencia absolutamente peculiar de ser el Hijo, que todo lo
recibe del Padre para darlo a los hermanos, realizando así la obra de Dios, que
es ofrecer a todos el don de su amor salvador.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Esta
experiencia que tiene Jesús de su cercanía e intimidad con Dios, le hace no poder
entenderse a sí mismo sino como el Hijo; no poder hablar sino con la convicción
de que Dios se comunica en sus palabras; no poder actuar sino realizando obras en
las que es Dios mismo quien sana y perdona. En la persona de Jesús, Dios se da
a conocer de un modo humano. Ningún fundador de religión se ha atrevido a
considerarse así; de haberlo hecho, habría sido considerado un loco, un blasfemo
o un embustero. Y esto fue lo que pensaron de Jesús sus contemporáneos. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Entonces los jefes de los sacerdotes, de
acuerdo con los fariseos, enviaron guardias para que lo detuvieran.</i></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Tocamos aquí
la tesis central del evangelio de San Juan, expresada ya en su prólogo: Jesús
es la Palabra, la comunicación plena de Dios a la humanidad, que estaba desde el
principio en Dios y era Dios<i style="mso-bidi-font-style: normal;">. Estaba en
el mundo, pero el mundo no la reconoció. Vino a los suyos, pero los suyos no la
recibieron. A cuantos la recibieron, a todos los que creen en su nombre, les
dio la capacidad de ser hijos e hijas de Dios.</i> Nosotros lo hemos conocido y
creemos en él. Nos toca demostrar nuestra capacidad de comportarnos como hijos e
hijas de Dios.<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-66078273561489629162024-03-14T00:05:00.001-05:002024-03-14T00:05:00.186-05:00El testimonio válido sobre Jesús (Jn 5, 31-47)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">P. Carlos Cardó SJ</span></b><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRDELF1gDq789qMEPSeBh_K5vk2m3-3lg0cc3jovW3dPckFLyEiat6CDfcxXv4ifFwI_axdqGFlezPlioMuOiZfz5ZeGS6tO6-bvgkM37W7o7f0oIbqjEihHmWYEkm_DXJ0bfOubrFh5A09-nohrsOP1hFDr0UFhxBl_D433PVJMqtb6uC-H9CNOhXK07R/s640/Mar%2014.%20Testimonio%20v%C3%A1lido%20sobre%20Jes%C3%BAs.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="612" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRDELF1gDq789qMEPSeBh_K5vk2m3-3lg0cc3jovW3dPckFLyEiat6CDfcxXv4ifFwI_axdqGFlezPlioMuOiZfz5ZeGS6tO6-bvgkM37W7o7f0oIbqjEihHmWYEkm_DXJ0bfOubrFh5A09-nohrsOP1hFDr0UFhxBl_D433PVJMqtb6uC-H9CNOhXK07R/w383-h400/Mar%2014.%20Testimonio%20v%C3%A1lido%20sobre%20Jes%C3%BAs.jpg" width="383" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">El juicio final, óleo sobre lienzo de Jean Cousin el joven (entre 1560 y 1589 aprox.), Museo del Louvre, París</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span></i></p><blockquote><i style="text-align: left;">Jesús dijo a los judíos: «Si yo
diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no valdría. Pero hay otro que da
testimonio de mí, y yo sé que ese testimonio es verdadero. Ustedes mismos
mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa
del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes. Juan
era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante
de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las
obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo
atestiguan que mi Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió ha dado
testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro, y
su palabra no permanece en ustedes, porque no creen al que él envió. Ustedes
examinan las Escrituras, porque en ellas piensan encontrar Vida eterna: ellas
dan testimonio de mí, y sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener
Vida. Mi gloria no viene de los hombres. Además, yo los conozco: el amor de
Dios no está en ustedes. He venido en nombre de mi Padre y ustedes no me
reciben, pero si otro viene en su propio nombre, a ese sí lo van a recibir. ¿Cómo
es posible que crean, ustedes que se glorifican unos a otros y no se preocupan
por la gloria que sólo viene de Dios? No piensen que soy yo el que los acusaré
ante el Padre; el que los acusará será Moisés, en el que ustedes han puesto su
esperanza. Si creyeran en Moisés, también creerían en mí, porque él ha escrito
acerca de mí. Pero si no creen lo que él ha escrito, ¿cómo creerán lo que yo
les digo?».<span style="background-color: transparent; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La
controversia de Jesús con los fariseos y escribas acerca de la autoridad con
que enseña y con que realiza signos milagrosos está presentada por el
evangelista Juan como un juicio ante un tribunal. Por una parte está Jesús el
acusado y por otra los judíos, por un lado la fe y por otra la incredulidad.
Jesús es acusado y se defiende aportando testimonios válidos a su favor, el de Juan
Bautista, su precursor, y, en definitiva el del mismo Dios, su Padre, que habla
a través de las Escrituras santas y actúa por medio de las obras que Jesús
realiza. Argumentando así, Jesús pasa de acusado a acusador. Y consigue algo
más: que la confrontación trascienda el espacio y el tiempo y llegue hasta
nosotros hoy y nos concierna.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Jesús pone de
testigo en favor suyo a Juan Bautista, su autoridad y prestigio entre los
judíos era innegable. Pero su testimonio no puede ser el definitivo pues, a fin
de cuentas, era un hombre con una autoridad que le había sido dada de lo alto.
Se le reconoce como una lámpara luminosa, pero no era la luz, sino el portador
de la luz que le venía de Dios. Además, Juan Bautista correspondía al pasado. De
modo que el único y auténtico testigo y garante de Jesús, antes y en el
presente, sólo podía ser Dios, su Padre.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En efecto,
Dios había hablado por medio de las Escrituras y se podía ver que actuaba por
medio de las obras que Jesús realizaba, pero no basta conocer las Escrituras y ver
las obras, es preciso previamente amar incondicionalmente a Dios, respetar su
libre actuar y aceptar su voluntad aunque contradiga el propio sentir o parecer.
Cuando esto no ocurre, no se comprende al Hijo, no se le sigue y se le rechaza.
De esto acusa Jesús a sus contemporáneos y al mundo. No aman a Dios, no comprenden
ni acogen a su Hijo. Estudian las Escrituras, pero no para conocer a Dios y oír
su palabra, sino para justificarse a sí mismos y procurarse gloria unos a
otros. En ningún momento se han mostrado dispuestos a cambiar para poder
conocer la voluntad de Dios y llevarla a la práctica.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Los adversarios
de Jesús, en el fondo, no tienen fe en él porque no han escuchado lo que dicen
las Escrituras que muestran cómo el amor del Padre al Hijo es dado también a
los hombres. Han preferido creer en sus tradiciones y costumbres religiosas,
basadas en falsas interpretaciones de la ley, y para aparecer como fieles
cumplidores de ella y de las tradiciones, se oponen a Jesús. Se hacen así los
garantes del cumplimiento de la ley y obtienen fama de justos. No han sido capaces
de reconocer que la ley encuentra su pleno cumplimiento en las enseñanzas de
Jesús y que de él hablaron los profetas.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Son muchas
las resistencias que oponemos a la Palabra. No nos creemos el amor de Dios y
nos cuesta reconocer que los caminos del Señor pueden ser distintos a nuestros
caminos. En la raíz de todo está la falta de confianza en Dios, que lleva a
poner la seguridad en sí mismo y en la gloria, fama o poder que se conquista.
No amar y confiar en Dios es quedar esclavo del egoísmo. Eso conduce a
desconocer la propia identidad de hijos o hijas, que lleva a su vez a desinteresarse
del hermano y a querer usurpar el lugar de Dios. Sólo quien vive como hijo o
hija reconoce que la vida es un don, y se realiza en la entrega a los demás y
en la comunión con el prójimo. Toda la Escritura habla de esto: somos creados,
criaturas, don del amor de Dios. Pero nos hacemos sordos a su palabra y dejamos
que otras palabras entren en nosotros y nos convenzan.<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-15610893127313889742024-03-13T00:05:00.001-05:002024-03-13T00:05:00.141-05:00Jesús hace las obras del Padre (Jn 5, 17-30)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">P. Carlos Cardó SJ</span></b><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqpbYtjIq1tdEVnp_YQZ1OKqb7Ssb8RAFtFN-H5HbLFe_WXv-ZwFhyWc98xUi7s1btw-wGFZu0BiDt4NC1VEMCBOK-NNlk5Rewo5bwhMLytRNGXfRgMhVu9RjFvmKQ-1npfLKrU3kHJl0Fmqle6zIp9jHh7TbADzEwqVJLUF8AVrokclBWc9T3jba6WJsE/s618/Mar%2013.%20Jes%C3%BAs%20hace%20las%20obras%20del%20padre.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="616" data-original-width="618" height="399" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqpbYtjIq1tdEVnp_YQZ1OKqb7Ssb8RAFtFN-H5HbLFe_WXv-ZwFhyWc98xUi7s1btw-wGFZu0BiDt4NC1VEMCBOK-NNlk5Rewo5bwhMLytRNGXfRgMhVu9RjFvmKQ-1npfLKrU3kHJl0Fmqle6zIp9jHh7TbADzEwqVJLUF8AVrokclBWc9T3jba6WJsE/w400-h399/Mar%2013.%20Jes%C3%BAs%20hace%20las%20obras%20del%20padre.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">Dios Padre transportado por los ángeles, óleo sobre lienzo de Charles de Lafosse (Siglo XVIII), Museo de Bellas Artes de Dunkerque, Francia</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span></i></p><blockquote><i style="text-align: left;">Jesús dijo a los judíos: "Mi
Padre trabaja siempre, y yo también trabajo". Pero para los judíos esta
era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se
hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre. Entonces Jesús tomó la palabra
diciendo: «Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo sino
solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace igualmente el
Hijo. Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. Y le mostrará
obras más grandes aún, para que ustedes queden maravillados. Así como el Padre
resucita a los muertos y les da vida, del mismo modo el Hijo da vida al que él
quiere. Porque el Padre no juzga a nadie: él ha puesto todo juicio en manos de
su Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al
Hijo, no honra al Padre que lo envió. Les aseguro que el que escucha mi palabra
y cree en aquel que me ha enviado, tiene vida eterna y no está sometido al
juicio, sino que ya ha pasado de la muerte a la vida. Les aseguro que la hora
se acerca, y ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y
los que la oigan, vivirán. Así como el Padre dispone de la vida, del mismo modo
ha concedido a su Hijo disponer de ella, y le dio autoridad para juzgar porque
él es el Hijo del hombre. No se asombren: se acerca la hora en que todos los
que están en las tumbas oirán su voz y saldrán de ellas: los que hayan hecho el
bien, resucitarán para la vida; los que hayan hecho el mal, resucitarán para el
juicio. Nada puedo hacer por mí mismo. Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo, y
mi juicio es justo, porque lo que yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de
aquel que me envió».<span style="background-color: transparent; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Los judíos
han decidido matar a Jesús por no respetar el sábado y hacerse igual a Dios. Pero
él sigue hablando públicamente de su misión y afirma que él hace lo que hace
Dios, su Padre. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pues el Padre ama al Hijo
y le manifiesta todas sus obras.</i> Con estas palabras, reivindica para sí una
peculiarísima relación recíproca con Dios, que le hace situarse ante él y
percibirse a sí mismo como su Hijo único, que se hizo hombre por obra del
Espíritu divino. Por ese mismo Espíritu se nos comunica el amor-vida de Dios y la
Trinidad santa permanece en nosotros. Los tres, Padre, Hijo, Espíritu son
idénticos en el ser, entender, juzgar y obrar. Los tres realizan la misma
acción: aman, se manifiestan, dan vida, envían, oyen, elevan y resucitan. Y son
esas las acciones divinas que Jesús realiza para darnos su vida.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Al mismo
tiempo, que Jesús desvela la identidad de Dios, revela también la identidad del
ser humano, por haber sido creado a imagen y semejanza de su Creador. De modo
que de la idea que se tiene de Dios sale la idea que se tiene de la persona
humana. De la identidad de Dios como Padre, que Jesús nos transmite, sale
nuestra identidad de hijos e hijas, y por tanto de hermanos y hermanas entre
nosotros. Jesús nos revela un Dios que no es un ser solitario, sino una
comunidad de personas; correlativamente nos revela que el ser humano, imagen de
Dios, no realiza su vida en solitario sino en amor, fraternidad, solidaridad.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La obra que
el Padre realiza por medio de su Hijo Jesucristo consiste en crear fraternidad
entre sus hijos. Esa obra se convierte en la norma del que sigue a Jesús y
supera el ordenamiento moral establecido en la Ley dada a Moisés. Quien cree en
él, adhiriéndose en la práctica a su modo de ser y de obrar, tiene vida eterna.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La fe en
Jesús y la aceptación vital de su mensaje se convierte para el creyente en una
forma de vida que tiene una calidad, un valor de eternidad más allá de la
muerte. Quien la asume <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ha pasado ya de
muerte a vida. </i>La muerte para él será el paso al nivel de vida plena,
salvada, resucitada, que sólo puede darse en Dios. El texto resalta dos
prerrogativas exclusivas de Dios: resucitar/dar vida y juzgar. Esas
prerrogativas el Padre se las da al Hijo y éste las realiza en quien cree en
él. Por eso dice: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yo les aseguro que
quien acepta lo que yo digo y cree en el que me envió, tiene la vida eterna; no
sufrirá un juicio de condenación, sino que ha pasado de la muerte a la vida.</i></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Finalmente,
el texto de Juan habla del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">juicio </i>o
del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dictar sentencia</i>. Jesús tiene el
poder de regenerar como hijos de Dios a los que lo acogen y creen en él.
Asimismo, ha recibido de su Padre el poder de dar vida y resucitar. Por eso,
quien rechaza a Jesús y su palabra, rechaza el don de salvación que Dios ofrece
por medio de su Hijo, se impide ser beneficiario de su voluntad y de su poder
de darle vida eterna. Se puede decir, entonces, que el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">juicio</i>, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dar sentencia</i>,
no es un acto judicial como el que los hombres realizamos en nuestros
tribunales, sino la manifestación del amor, cercanía y unión a Dios que hay en
los que están a favor de Jesús o, al contrario, la manifestación del rechazo,
distancia y separación de quienes han obrado en contra de Jesús y de su enseñanza
y, por tanto, en contra de los hermanos. El juicio se realiza ahora, en la toma
de posición y confrontación de cada uno con la Palabra de Jesús. Honrar y
escuchar al Hijo es salvarse, pasar de la muerte a la vida plena. A la hora de
la muerte caerá el velo y se hará patente la verdad de cada uno.<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-90059808075916762782024-03-12T00:05:00.001-05:002024-03-12T00:05:00.145-05:00La curación del paralítico de la piscina (Jn 5, 1-16)<p> P<b style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">. Carlos Cardó SJ</span></b><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDyJ0cd4IAmrF7N4PvPoYEcst2ynexSLUP80sXRQL1l_2RqdvMY3A98n0f5dlWccynbFhsA1Zz0mzfrUC23f5kF6bcENlc1AngyjS0ttjqXTshychEAFbNcGPnORfOOTeLRnu2cb1B8nmp-SrZtk8uUgaYQIbieI-zPOQeJyL29JtilLRpkSBs_ybmbT00/s640/Mar%2012.%20La%20curaci%C3%B3n%20del%20paral%C3%ADtico%20de%20la%20piscina.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="481" data-original-width="640" height="301" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDyJ0cd4IAmrF7N4PvPoYEcst2ynexSLUP80sXRQL1l_2RqdvMY3A98n0f5dlWccynbFhsA1Zz0mzfrUC23f5kF6bcENlc1AngyjS0ttjqXTshychEAFbNcGPnORfOOTeLRnu2cb1B8nmp-SrZtk8uUgaYQIbieI-zPOQeJyL29JtilLRpkSBs_ybmbT00/w400-h301/Mar%2012.%20La%20curaci%C3%B3n%20del%20paral%C3%ADtico%20de%20la%20piscina.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">Curación del paralítico en la piscina de Betesda, óleo sobre lienzo de Pieter Aertsen (1575), Museo Nacional de Amsterdam (</span></b><b><span lang="ES-TRAD" style="background: white; color: #222222; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">Rijksmuseum), </span></b><b><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">Holanda</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span></i></p><blockquote><i style="text-align: left;">Se
celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Junto a la puerta
de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que
tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos,
ciegos, paralíticos y lisiados, que esperaban la agitación del agua. [Porque el
Ángel del Señor descendía cada tanto a la piscina y movía el agua. El primero
que entraba en la piscina, después que el agua se agitaba, quedaba curado,
cualquiera fuera su mal.] Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía
treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que
estaba así, Jesús le preguntó: "¿Quieres curarte?". El respondió:
"Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua
comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes". Jesús le
dijo: "Levántate, toma tu camilla y camina". Enseguida el hombre se
curó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado, y los judíos dijeron
entonces al que acababa de ser curado: "Es sábado. No te está permitido
llevar tu camilla". El les respondió: "El que me curó me dijo: 'Toma
tu camilla y camina'". Ellos le preguntaron: "¿Quién es ese hombre
que te dijo: 'Toma tu camilla y camina?'". Pero el enfermo lo ignoraba,
porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí. Después,
Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: "Has sido curado; no vuelvas a
pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía". El hombre fue a
decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. Ellos atacaban a
Jesús, porque hacía esas cosas en sábado.<span style="background-color: transparent; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Cristo suscita en nosotros todas las posibilidades de una vida
verdaderamente libre, haciéndonos capaces de superar lo que nos detiene y
paraliza. Por eso podemos esperar en él aun cuando las circunstancias que
vivimos nos hagan sentir como el paralítico tendido junto a la piscina, sin
ningún recurso para cambiar las cosas.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Jesús estaba en Jerusalén en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">un día
de fiesta</i>, dice el texto. La presencia de Jesús inaugura la fiesta
definitiva, el tiempo nuevo en que se rinde al Dios de la vida el verdadero culto
en espíritu y en verdad, del que habló a la Samaritana (Jn 4, 23). Con Jesús, el
triunfo de la vida se ha hecho posible.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Las condiciones para su triunfo no serán fáciles. No obstante, Jesús toma
la iniciativa, aun sabiendo que habrá oposición. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesús, viéndolo postrado y sabiendo que llevaba mucho tiempo así, dice
al paralítico: ¿Quieres curarte?</i> Por haber dicho esto se ha expuesto a ser reprobado,
pues la ley prohíbe hacer estas cosas en sábado. Pero se trata de salvar la
vida de un hombre y Jesús no duda en poner las prescripciones legales en un
segundo lugar. La vida del hombre está por encima. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">No es el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre</i> (Mc
2,27). Jesús, pues, asume las consecuencias. Y a partir de aquel día, como señala
el evangelista, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los dirigentes judíos empezaron
a perseguir a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado</i>.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El beneficiario de la obra de Jesús es un pobre enfermo, que está en el
límite de sus posibilidades, lleva treinta y ocho largos años sin poder moverse.
Su imagen se reproduce en cierto modo en toda situación adversa que no se ha
podido cambiar a pesar de los esfuerzos hechos. En tales circunstancias puede
sobrevenir la desolación, la falta de ánimo, la desilusión y el desengaño. Pero
hay que recordar que el Señor está pronto a tomar la iniciativa, reavivando el
deseo –<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> ¿Quieres quedar sano?</i>–, y con
él las energías de vida.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El símbolo del agua tiene importancia clave en este relato. Los milagros
que trae el evangelio de Juan tienen relación con la gracia que se nos
transmite por medio de los sacramentos de la Iglesia. Aquí, la alusión al
bautismo es clara: el paralítico yace junto a la piscina donde se mueve el agua
que sana. El agua de nuestro bautismo nos curó y dio inicio a nuestra vida de
fe, por el Espíritu Santo infundido en nuestros corazones. Se cumplió entonces
en nosotros lo anunciado por Jesús: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua
viva</i> (Jn 7, 38).</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En resumen, el texto nos invita a estar atentos a las
iniciativas que el Señor toma en favor nuestro para despertar nuestras energías
de vida, librándonos de nuestras parálisis. Nos invita también a apreciar lo
que hacen nuestros hermanos y hermanas para ayudar a su prójimo a andar con
dignidad. Como Pedro, también nosotros podemos decir: “No tenemos plata ni oro
pero te damos lo que tenemos: En nombre de Jesucristo Nazareno, camina” (Hech
3, 6). El pasaje evangélico nos puede hacer pensar también en los riesgos y
dificultades que debemos asumir, como Jesús, para llevar a la práctica nuestra
fe con nuestras acciones de solidaridad. Y finalmente el símbolo del agua,
presente en el relato, nos lleva a pensar en nuestra pertenencia a la Iglesia</span><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> que, a pesar de su pecado, no deja de ser la Esposa por
quien Cristo, su Esposo, “se ha sacrificado a sí mismo para santificarla,
purificándola con el baño del agua en virtud de la palabra” (Ef 5, 25).</span><span lang="ES-PE" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES-PE; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-35718532566851983762024-03-11T00:05:00.001-05:002024-03-11T00:05:00.135-05:00Curación del hijo de un funcionario real (Jn 4, 43-54)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">P. Carlos Cardó SJ</span></b><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR0l04PPrCv_uRmOPYFDpZpzZ3ZP21YaBTkLNcunh-6fyWTCG01oL4bXXj3Z0iK3mOo5WqglHsVAqVCjEFHGILSfirXuDeW2nYywSk58vK8GBK2S5Nbm1oxr2cbATLusqM7Ahiyfunij1J4yJoXvQGS5oyGVuHRWcWpF_IhIAKnSVuAv1T4H5jraVkdoQE/s500/Mar%2011.%20Curaci%C3%B3n%20del%20hijo%20de%20un%20funcionario%20real.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="246" data-original-width="500" height="196" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR0l04PPrCv_uRmOPYFDpZpzZ3ZP21YaBTkLNcunh-6fyWTCG01oL4bXXj3Z0iK3mOo5WqglHsVAqVCjEFHGILSfirXuDeW2nYywSk58vK8GBK2S5Nbm1oxr2cbATLusqM7Ahiyfunij1J4yJoXvQGS5oyGVuHRWcWpF_IhIAKnSVuAv1T4H5jraVkdoQE/w400-h196/Mar%2011.%20Curaci%C3%B3n%20del%20hijo%20de%20un%20funcionario%20real.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;">Curación del hijo de un centurión romano, óleo sobre lienzo de Paolo Veronese (1585 aprox.), Museo de Historia del Arte de Viena, Austria</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="text-align: left;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span></i></p><blockquote><i style="text-align: left;">Jesús partió hacia Galilea. Él
mismo había declarado que un profeta no goza de prestigio en su propio pueblo.
Pero cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo
que había hecho en Jerusalén durante la Pascua; ellos también, en efecto,
habían ido a la fiesta. Y fue otra vez a Caná de Galilea, donde había
convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía su hijo
enfermo en Cafarnaún. Cuando supo que Jesús había llegado de Judea y se
encontraba en Galilea, fue a verlo y le suplicó que bajara a curar a su hijo
moribundo. Jesús le dijo: "Si no ven signos y prodigios, ustedes no
creen". El funcionario le respondió: "Señor, baja antes que mi hijo
se muera". "Vuelve a tu casa, tu hijo vive", le dijo Jesús. El
hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.
Mientras descendía, le salieron al encuentro sus servidores y le anunciaron que
su hijo vivía. Él les preguntó a qué hora se había sentido mejor. "Ayer, a
la una de la tarde, se le fue la fiebre", le respondieron. El padre
recordó que era la misma hora en que Jesús le había dicho: "Tu hijo
vive". Y entonces creyó él y toda su familia. Este fue el segundo signo que
hizo Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.<span style="background-color: transparent; font-size: 11pt; text-align: justify;"> </span></i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El texto
tiene su paralelo en el relato de la curación del hijo de un centurión romano de
Mt 8 y Lc 7. Aquí se trata de un funcionario del rey Herodes Antipas. Juan
quiere poner énfasis en la relación que existe entre Palabra, fe y vida. El
funcionario creerá en la palabra del Señor y se irá convencido de que ha
escuchado su súplica.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El hecho
sucede en Caná, donde Jesús dio comienzo a sus signos que llevan a creer (“<i style="mso-bidi-font-style: normal;">creyeron en él</i>”), y viene después del
diálogo con la mujer samaritana, a la que le dijo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">si conocieras el don de Dios…,</i> refiriéndose al don de la fe que
salta como agua viva hasta la vida eterna.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Este don se
ofrece ahora al funcionario del rey. Su figura representa a todos los llamados
a creer sin haber visto. Él cree de inmediato a la palabra de Jesús que le
dice: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Regresa a tu casa, tu hijo ya está
bien. </i>No espera a ver primero para creer que Jesús ha oído su súplica en
favor de su hijo. Como Abraham que, sin ver, creyó en la palabra de Yahvé que
le prometía una posteridad bendecida. Por eso, la intención del evangelista con
este relato se centra en demostrar que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">son</i>
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">felices los que sin haber visto han
creído</i> (Jn 20, 29). San Pedro dirá que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">una
alegría inefable y radiante tienen los que aman al Señor sin haberlo visto y
creen en él aunque de momento no puedan verlo </i>(1Pe 1, 8).</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El verdadero
prodigio se realiza en el padre del niño enfermo y es la fe por la escucha de
la Palabra. La vida restituida al hijo no es más que imagen de la vida
verdadera, que gana el padre por su fe en Jesús. La fe no exige ver signos y
prodigios para tener la certeza del amor del Señor; le basta su Palabra que
refiere todo lo que él ha hecho por nosotros. La confianza es base de la fe y
del amor. No exige pruebas ni demostraciones para verificar la credibilidad del
otro.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Un dato
importante del relato es el hecho de que se trata del hijo único de un
funcionario real. Éste puede tener bienes y gozar de la mejor posición social y
económica en su país; pero su verdadera riqueza es su hijo y se le está
muriendo. Por eso su súplica apremiante: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¡Señor,
</i>v<i style="mso-bidi-font-style: normal;">en pronto, antes de que muera! </i>Se
siente impotente, no sabe qué más hacer. Frente a la muerte no hay riqueza que
valga. Es el trance supremo en que se pone de manifiesto la radical impotencia
del ser humano. Y de eso sólo Dios salva.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Finalmente,
es interesante observar el proceso que vive este hombre, marcado por los
progresivos nombres que el evangelista le atribuye: primero es designado como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">funcionario</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">real</i> (v.46), cuando se manifiesta su preocupación y angustia por el
problema que vive. Luego, se convierte en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hombre
</i>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">el hombre creyó en lo que Jesús le
había dicho</i>, v.50), es decir, se transforma en hombre por la fe. Y
finalmente es llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">padre </i>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El padre comprobó…, y creyó en Jesús él y
toda su familia</i>”, v. 53). En la transformación de este hombre, como un
signo, se revela el ser mismo de Dios que es padre. Por la fe, vamos dejando
atrás imágenes falsas o recortadas de Dios y alcanzamos lo que es, Padre; asimismo
nosotros dejamos nuestra vieja condición de imágenes rotas de Dios y alcanzamos
lo que debemos ser, hijos e hijas.<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-83135372245757199732024-03-10T00:05:00.001-05:002024-03-10T00:05:00.163-05:00Homilía del IV Domingo de Cuaresma - Tanto amó Dios al mundo (Jn 3,14-21)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="ES">P. Carlos Cardó SJ</span></b><span style="text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFGj0daDOKxgAQLEdXBldPYKvCf1zJCUyOZh-TbvVAcZeTeM8gqpUOBBg3TUTOkM7EqkSm2hfe6vnShcEoIEHaw-CvX6mB2eajUd5LUp_n1wU6_uyf5RXNWUvXmoEuejYNUGhs6DUB41niXBqMqtBl_qXL6CiXWMkQzaJk26xrSBCn93QJ2Q_9KxIgnTXN/s640/Mar%2010.%20Tanto%20am%C3%B3%20Dios%20al%20mundo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="410" data-original-width="640" height="256" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFGj0daDOKxgAQLEdXBldPYKvCf1zJCUyOZh-TbvVAcZeTeM8gqpUOBBg3TUTOkM7EqkSm2hfe6vnShcEoIEHaw-CvX6mB2eajUd5LUp_n1wU6_uyf5RXNWUvXmoEuejYNUGhs6DUB41niXBqMqtBl_qXL6CiXWMkQzaJk26xrSBCn93QJ2Q_9KxIgnTXN/w400-h256/Mar%2010.%20Tanto%20am%C3%B3%20Dios%20al%20mundo.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="ES" style="font-size: 9pt;">Noche en el Gólgota, óleo sobre lienzo de Vasily Petrovich Vereshchagin (1869), Galería Tretyakov, Moscú, Rusia</span></b></td></tr></tbody></table><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"></span></i></p><blockquote><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dijo Jesús: «De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en
el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto,
para que todos los que creen en él tengan Vida eterna. Sí, Dios amó tanto al
mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera,
sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al
mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es
condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre
del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los
hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo
el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras
sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la
luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios».<span style="text-align: justify;"> </span></i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Tanto
amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él
no perezca, sino que tenga vida eterna. Es el mensaje central del evangelio, el
núcleo central de nuestra fe. Dios ama al mundo de manera irrevocable,
incondicional y desinteresada. Salido bueno de las manos del Creador, el mundo
se volvió un planeta maltrecho y enfermo. Pero Dios no deja de amarlo. Dios no
cambia porque el hombre cambie. Dios no odia nada de lo que ha creado, pues si
algo odiase, ¿para qué lo habría creado? (cf. Sab 11). Por eso, llegado el
tiempo determinado por él, envió Dios al mundo, como muestra de su amor
extremado, el regalo de su propio Hijo.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">El
diálogo de Jesús con Nicodemo explica el significado de la entrega del Hijo de
Dios al mundo como la respuesta de Dios, y del mismo Hijo de Dios, al pecado de
la humanidad. Quien cree y confía en esto, da sentido de eternidad a la vida y
fundamenta su esperanza sobre su propio destino y sobre el futuro del mundo.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Las
preguntas fundamentales sobre el sentido y futuro de la existencia humana se
las plantearon también, a su modo, los israelitas a lo largo de su historia,
sobre todo cuando atravesaban alguna crisis que ponía en riesgo sus vidas o la
vida del pueblo como nación. Se las plantearon en su marcha por el desierto, en
particular cuando se vieron atacados por serpientes que los mordían (Núm 21).</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Dios
mandó a Moisés levantar una serpiente de bronce en lo alto de un mástil;
quienes la miraban quedaban libres del veneno y vivían. Sólo de lo alto puede
venir la seguridad última de la vida, sólo alzando su mirada a lo alto puede el
hombre triunfar de sus dificultades y crisis. Haciendo una comparación, Jesús
dice: Así tiene que ser levantado el Hijo del hombre (Jn 3,14).</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Jesús
fue levantado a lo alto de una cruz. Para una mirada exterior, aquello fue la
ejecución de un simple condenado, un hecho irrelevante para la marcha de la
historia. Pero el evangelio nos hace ver el sentido profundo de aquel hecho
histórico. El Crucificado no es un pobre judío fracasado que muere cargado de
oprobios. Con Él está Dios, garantizando su total inocencia y la verdad de su
causa. Un centurión pagano ve en aquella muerte lo que los expertos en Dios que
las han causado no ven: Sin duda este hombre era Hijo de Dios (Mc 15,38).</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Los
evangelios, pues, nos hacen ver que la pasión y muerte de Jesús no son sólo un
asesinato político-religioso que, en cuanto tal, no habría tenido mayor
importancia en el destino de la humanidad, sino el momento supremo en que se
pone de manifiesto la relación que hay entre Jesús y Dios, la prueba de que
Dios está en Él.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Es Dios
quien lo ha enviado y lo ha entregado (Mc 14,41; 10,33.45) para demostrar hasta
dónde llega su amor al mundo. Jesús, por su parte, hace suya la voluntad de su
Padre y entrega libremente su vida, revelando así hasta dónde llega su entrega
por nosotros.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Más aún,
los evangelios nos hacen ver en la muerte de Jesús la revelación suprema de
Dios mismo, como un Dios de infinita misericordia y perdón. Según la idea de
Dios que se tenía entonces, basada en algunos escritos del AT, a consecuencia
de la muerte de un inocente como Jesús sólo podía esperarse un castigo divino
contra el autor de tal crimen, en este caso, el pueblo judío movido por sus
autoridades (Mt 21,23-46).</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Pero el
Dios de Jesús no actúa así. Israel, su pueblo lo rechaza, pero el amor de Dios
no cambia, sigue ofreciendo misericordia y perdón, en virtud de la sangre de su
Hijo, que sufre y muere por los pecadores, en lugar de ellos, como consecuencia
del pecado que, de por sí, tendría que afectar a los pecadores que lo cometen.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Así,
frente a la idea de que Dios castiga, el cristiano sabe que Dios amó tanto al
mundo que llevó su amor hasta el extremo de entregar a su Hijo único, para que
ninguna criatura suya en el mundo perezca, sino que tenga vida eterna (Jn 3,
16).</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Por su
parte, Jesús, el Hijo, en perfecta sintonía con el proyecto de Dios su Padre,
está dispuesto igualmente a llegar hasta donde haga falta para vencer el mal
del mundo y el pecado de los hombres con su amor.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Por eso
Jesús, entra libremente su pasión y acepta sufrir en su cuerpo la dolorosa
consecuencia del rechazo de Dios, todo el odio y la injusticia que el pecado
del mundo produce. Por eso dirá: “El Hijo del hombre no ha venido a que lo
sirvan, sino a servir y dar la vida en rescate por muchos” (Mc 10, 45). “El
Padre me ama porque yo doy mi vida para recuperarla. Nadie tiene poder para
quitármela; soy yo quien la doy por mi propia voluntad Y tengo poder para darla
y para recuperarla. Esta es la misión que recibí de mi Padre” (Jn 10,17-18).
Jesús hace suyo el don que hace el Padre al mundo, el don de su propia vida
entregada.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Esto es
lo que contemplamos: Levantado en la cruz, vemos a un Dios que quiere salvar a
todos, sin excluir a nadie, ni siquiera al más abandonado y perdido de sus
hijos. Dios quiere salvar al mundo, por maltrecho, desordenado e ingrato que se
haya vuelto. El mundo no está solo, no hace solo su viaje por el tiempo, dejado
a su propia suerte.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Y nadie,
por perdido que esté y abandonado, morirá solo en la tierra. Dios llena desde
dentro toda soledad y abandono, toda falta de esperanza, con una presencia que
comparte el sufrimiento con un amor que convierte la oscuridad de la muerte en
aurora de vida. El amor vence al odio, el bien triunfa sobre el mal, el perdón
redime y reconstruye.<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-31757848581833085662024-03-09T08:11:00.001-05:002024-03-09T08:12:00.463-05:00El fariseo y el publicano (Lc 18,9-14)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;">P.
Carlos Cardó SJ</b><span style="text-align: justify;"> </span></p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhr2kQQZfIpm_wV0Vu-6GbkHfVDOiQaaO2FtL8RsBrDIMFUhLuxUs2E7lqJqipN7PR9vrStEv5ErPC0P1w6jfVDTRyAYRwchsBUSinsv7OE0ttPlh03yIYVZ1hq_lxwG3VOF6MM3LRzpasndL-Rf6EPrUHttfQ77XI2fsDUnX7td-DD9KdywfUMZXU2kT0R/s640/Mar%209.%20El%20fariseo%20y%20el%20publicano.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="464" data-original-width="640" height="290" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhr2kQQZfIpm_wV0Vu-6GbkHfVDOiQaaO2FtL8RsBrDIMFUhLuxUs2E7lqJqipN7PR9vrStEv5ErPC0P1w6jfVDTRyAYRwchsBUSinsv7OE0ttPlh03yIYVZ1hq_lxwG3VOF6MM3LRzpasndL-Rf6EPrUHttfQ77XI2fsDUnX7td-DD9KdywfUMZXU2kT0R/w400-h290/Mar%209.%20El%20fariseo%20y%20el%20publicano.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span style="font-size: 9pt;">Parábola del fariseo y el publicano, grabado. Imprenta Emile Petithenry, París (1895)</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"></i></p><blockquote><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesús, refiriéndose a algunos que
se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola: «Dos
hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El
fariseo, de pie, oraba así: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los
demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese
publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis
entradas'. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba
siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo:
'¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!'. Les aseguro que este último
volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza
será humillado y el que se humilla será ensalzado».<span style="text-align: justify;"> </span></i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">La parábola, como el mismo Lucas señala, va
dirigida a todos aquellos que “piensan estar bien con Dios y desprecian a los
demás”. Se desarrolla en el templo de Jerusalén, probablemente a la hora de la
oración, las tres de la tarde. Era el lugar santo por excelencia, en donde los
judíos experimentaban la protección de Dios. </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Pero esta devoción al templo se desvió desde el
inicio, dando origen a la idea de un Dios inmóvil, al que se le puede ganar con
favores. Por eso los profetas mantuvieron una fuerte crítica a este tipo de
religión: “Escuchen, judíos, la palabra del Señor -dice Jeremías-: Roban,
matan, cometen adulterio… ¿y después entran a presentarse ante mí en este
templo… y dicen: ‘Estamos salvados’? ¿Creen que es una cueva de bandidos este
templo que lleva mi nombre?” (Jer 7, 1-11). </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Los personajes de la parábola son dos: un miembro
del partido de los fariseos que hacían depender la salvación del propio
esfuerzo por lograr una observancia estricta de la ley; y un publicano,
dedicado al oficio odioso de recaudar impuestos para los romanos. </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">El fariseo, puesto de pie, ora a Dios alabándose a
sí mismo. Enumera sus buenas obras y no pide nada. Se declara superior a los
«pecadores», y desprecia al publicano, juzgándolo de ladrón y estafador. Su
oración consiste en demostrarle a Dios que sus buenas obras van más de lo que
pide la ley porque ayuna dos veces por semana, mientras la ley prescribe sólo
un día de ayuno anual (el día de la expiación), y paga el diezmo no sólo de las
mercancías sometidas a esta ley (el grano, el vino y el aceite) sino de todas
sus posesiones. Pretende aparecer con un extraordinario espíritu de sacrificio,
pero desprecia a su prójimo. En realidad, no espera nada de Dios. </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">El publicano, en cambio, se mantiene a distancia y
ni siquiera se atreve a levantar los ojos al cielo. Pesa sobre él la exclusión
social de que es objeto, y no sin razón. Los impuestos (sobre el suelo y per
capita) que las naciones conquistadas debían pagar a Roma eran cobrados por
funcionarios que, generalmente, arrendaban su puesto al que más ofrecía. El
publicano que obtenía así la mesa de los impuestos, cobraba para su bolsillo.
Las tarifas estaban establecidas por ley, pero los publicanos, mediante
artimañas, extorsionaban y estafaban al público. </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Por eso eran tenidos por ladrones y las personas
decentes los evitaban. Además se les consideraba incapaces de obtener el perdón
de Dios, porque para ello tenían que restituir los bienes que habían obtenido
estafando a la gente, más una quinta parte, tarea imposible de cumplir por
trabajar siempre con público diferente. ¿Cómo podían saber a quién habían
robado? Por todo esto la situación del publicano de la parábola y la de su
familia es de hecho desesperada. Y no sólo su situación, sino también su
petición de misericordia es desesperada. </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">La parábola tuvo que ser desconcertante para los
oyentes, sobre todo por la conclusión que saca Jesús: que el publicano volvió a
su casa reconciliado con Dios, y el fariseo no. Los oyentes no podían dejar de
pensar: ¿Qué de malo ha hecho el fariseo, que ayuna, da limosna y da gracias a
Dios? Y el publicano, ¿qué ha hecho para reparar su culpa?, ¿puede un hombre
como él salir justificado simplemente por reconocerse pecador? </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Jesús no responde directamente, se limita a
hacerles entender que así es como juzga Dios: atiende al oprimido y está con
los excluidos. El publicano ha orado con las primeras palabras del salmo 51:
«Dios mío, ten compasión de mí», añadiendo «porque soy un pecador». Pero los
judíos debían recordar que ese mismo salmo dice: «El sacrificio que agrada a
Dios es un espíritu contrito; un corazón contrito y humillado tú, oh Dios, no
lo desprecias». </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Así es Dios, viene a decir Jesús, perdona al
pecador desesperado y rechaza al que se cree justo y ni siquiera pide perdón.
Su misericordia con los de corazón quebrantado es ilimitada. Por eso Jesús se
acerca a los perdidos que necesitan salvación. </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">En esto radica el mensaje central de la parábola:
la nueva idea de Dios, que Jesús propone, diametralmente opuesta a la que
transmiten los fariseos. Jesús proclama la misericordia como atributo esencial
del Dios-Amor y como valor fundamental del reino de Dios que sus oyentes deben
encarnar en sus vidas: “Sean misericordiosos como su Padre celestial es
misericordioso. No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán
condenados” (Lc 6,36-37). </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">La parábola nos mueve a la aceptación sincera de lo
que somos (“andar en la verdad” de nosotros mismos), al reconocimiento de la
igualdad de todos los hijos e hijas de Dios, y a la lucha contra las diversas
formas de fariseísmo, de exclusión y de discriminación que aún existen en la
sociedad.<o:p></o:p></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-58184695621416492862024-03-08T00:05:00.001-05:002024-03-08T00:05:00.150-05:00El amor a Dios y al prójimo (Mc 12,28b-34)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="es-419">P. Carlos Cardó SJ</span></b> </p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhaRIFeCOzWJ5pDC62bRagcGEzgBbyX33pGd4ftYTletqV9u0FmF7cFnr91X4jnllck5NbaGeE9ckMndJpFaALiXhd1fjRSSa43VwxqiPYKy9Q7LiUBM5BI_7jB3ZtX97JMlbrU5hcKFcTf3-rAAwtb4uTsFl5_25SEhSyW3fx4eKdaQ9qg24j4Q574IUBd/s528/Mar%208.%20El%20amor%20a%20Dios%20y%20al%20pr%C3%B3jimo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="428" data-original-width="528" height="324" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhaRIFeCOzWJ5pDC62bRagcGEzgBbyX33pGd4ftYTletqV9u0FmF7cFnr91X4jnllck5NbaGeE9ckMndJpFaALiXhd1fjRSSa43VwxqiPYKy9Q7LiUBM5BI_7jB3ZtX97JMlbrU5hcKFcTf3-rAAwtb4uTsFl5_25SEhSyW3fx4eKdaQ9qg24j4Q574IUBd/w400-h324/Mar%208.%20El%20amor%20a%20Dios%20y%20al%20pr%C3%B3jimo.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="es-419" style="font-size: 9pt;">El buen samaritano, óleo sobre lienzo de Philip Richard Morris (1857), Museo y Galería de Arte Blackburn, Lancashire, Reino Unido</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal"><i><span lang="es-419"></span></i></p><blockquote><p class="MsoNormal"><i><span lang="es-419">Un escriba se acercó
a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?».Jesús
respondió: «El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único
Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma,
con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu
prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos». El
escriba le dijo: «Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios
y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la
inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale
más que todos los holocaustos y todos los sacrificios». Jesús, al ver que había
respondido tan acertadamente, le dijo: «Tú no estás lejos del Reino de Dios».</span></i></p><p align="left" class="MsoNormal" style="text-align: left;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.</span></i> </p></blockquote>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Un maestro
de la ley plantea a Jesús un asunto fundamental: cuál es el mandamiento
principal que ha de regir al creyente. Esta pregunta dividía a las escuelas
rabínicas pues para muchos, sobre todo los fariseos, el primer mandamiento del
amor a Dios se cumplía en el culto del sábado, que valía tanto como los demás
mandamientos.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Jesús le
responde como respondería un judío fiel, que lleva grabado en su corazón y
recita cada mañana el “Schemá Israel”: Acuérdate, Israel, el Señor nuestro Dios
es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente y con todas fuerzas. Y añade Jesús que el segundo es: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Ambos preceptos
se encontraban ya en la Biblia, en el Deuteronomio (6,4-9) y en el Levítico
(19,18b), respectivamente. El primero confesaba la unicidad de Dios y la
disposición a amarlo con todo el ser. El segundo, sobre el amor al prójimo, había
quedado medio enterrado bajo la enorme cantidad de preceptos, ritos y
tradiciones que contiene el libro del Levítico, como código de leyes sobre el
culto.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Los dos
amores –a Dios y al prójimo– son indisociables ya desde el Antiguo Testamento.
Ambos son una misma realidad vista en sus dos dimensiones. Además Jesús, con su
palabra y con sus actitudes, manifiesta que el amor, que es la esencia misma de
Dios, se nos ha revelado y nos ha abrazado a todos, haciéndonos capaces de amar
como somos amados. Por eso dirá: Éste es mi mandamiento: Ámense los unos a los
otros como yo los he amado (Jn 15,12).</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">El amor de
Dios llega a nosotros en su Hijo y se traduce en nuestro amor al prójimo.
Nuestra relación con Dios se ha de manifestar en nuestra relación con los
demás. Y el amor al prójimo se ha de extender a la tarea de establecer las
condiciones necesarias para una convivencia humana en la sociedad.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Por eso se
puede decir que la respuesta de Jesús al escriba deja en claro que el amor a
Dios (primer mandamiento) no conduce en primer lugar a las prácticas religiosas
(el culto del sábado) sino al comportamiento, a los valores éticos que han de
reflejarse en las relaciones humanas. De esta manera Jesús recoge y perfecciona
la enseñanza de los profetas que, como Oseas, habían afirmado el primado del
amor y la misericordia por encima del culto: Porque misericordia quiero y no
sacrificios (Os 6,6).</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">En esto ha
consistido la originalidad de Jesús: no sólo en haber unido los dos
mandamientos, sino en habernos amado y enseñado a amarnos unos a otros con
hechos y gestos concretos. Quien se acerca a su persona experimenta que Dios,
amor y fuente del verdadero amor, lo ha amado a Él personalmente de manera
desinteresada, incondicional e irreversible y, por eso, siente que puede amar,
cualesquiera que hayan sido las carencias o infortunios sufridos en su historia
personal.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">En Jesús
se ha manifestado de tal manera la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor
a todos los seres humanos (Tit 3, 4), que ya nada podrá separarnos de ese amor
(Rom 8,35.39).</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Santa
Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, filósofa judía asesinada en el campo
de concentración de Auschwitz en 1942 y canonizada en 1998 por el Papa Juan
Pablo II, dejó entre sus escritos esta categórica declaración:</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">“Si Dios
está en nosotros y si Él es el Amor, no podemos hacer otra cosa que amar a
nuestros hermanos. Nuestro amor a nuestros hermanos es también la medida de
nuestro amor a Dios. Pero éste es diferente del amor humano natural. El amor
natural nos vincula a tal o cual persona que nos es próxima por los lazos de
sangre, por una semejanza de carácter o incluso por unos intereses comunes. Los
demás son para nosotros “extraños”, “no nos conciernen”… Para el cristiano no
hay “hombre extraño” alguno, y es ese hombre que está delante de nosotros quien
tiene necesidad de nosotros, quien es precisamente nuestro prójimo; y da lo
mismo que esté emparentado o no con nosotros, que lo “amemos” o dejemos de
amarlo, que sea o no “moralmente digno” de nuestra ayuda”. (Edith Stein,
filósofa crucificada, Sal Terrae, Santander 2000).<o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-9093351434664550532024-03-07T00:05:00.001-05:002024-03-07T00:05:00.147-05:00Poder de expulsar demonios (Lc 11, 14-23)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="es-419">P. Carlos Cardó SJ</span></b> </p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6olzY5SeI8tuoyb8ayqqmMEfqVmGnSb2Cbb6Ls3CHF13i-tASskf29-YoBA7IVBYeFjbavnm96XaccFRm8W4DS2vd8Wyhro8yNLVl63wh9INpvWJ_WCd9H1xNuOcmsa1jHUTIuFrYKdNvKRHHxGA9gQ05vRw8dHSjeBEF0xrQN5mh8OkfsAiEv2YPRPGH/s500/Mar%207.%20Poder%20de%20expulsar%20demonios.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6olzY5SeI8tuoyb8ayqqmMEfqVmGnSb2Cbb6Ls3CHF13i-tASskf29-YoBA7IVBYeFjbavnm96XaccFRm8W4DS2vd8Wyhro8yNLVl63wh9INpvWJ_WCd9H1xNuOcmsa1jHUTIuFrYKdNvKRHHxGA9gQ05vRw8dHSjeBEF0xrQN5mh8OkfsAiEv2YPRPGH/w400-h320/Mar%207.%20Poder%20de%20expulsar%20demonios.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="es-419" style="font-size: 9pt;">Jesús expulsando un demonio, grabado de Matthaüs Merian, el viejo (1625-30), publicado en Íconos Bíblicos, conservado en el Museo Británico, Londres</span></b></td></tr></tbody></table>
<p class="MsoNormal"><i><span lang="es-419"></span></i></p><blockquote><p class="MsoNormal"><i><span lang="es-419">Jesús estaba
expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a
hablar. La muchedumbre quedó admirada, pero algunos de ellos decían: "Este
expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los
demonios".</span></i></p><p align="left" class="MsoNormal" style="text-align: left;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">
Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo. Jesús,
que conocía sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas
internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra
sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo
expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si yo expulso a los demonios
con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de
ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si yo expulso a
los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios
ha llegado a ustedes. Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su
palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que
él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.El que
no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”.</span></i> </p></blockquote>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Los
adversarios de Jesús le han visto liberar a un pobre hombre que había perdido
el habla a causa de un espíritu malo y le acusan de emplear una fuerza
demoniaca para realizar tales acciones. Pero estas acciones visibilizan la
presencia del reino de Dios que Él anuncia e inicia y por eso no puede dejar de
realizarlas.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">La fuerza
de Dios, que creó todas las cosas y reordena el mundo, actúa en Él para liberar
a todos los oprimidos y llevar a plenitud su obra creadora en el mundo. Los
profetas lo habían anunciado para los tiempos últimos fijados por Dios. Por
eso, en la sinagoga de Nazaret, Jesús había reivindicado para sí la posesión de
ese mismo Espíritu que le consagraba y sostenía para la misión que el Padre le
había encomendado: El Espíritu del Señor sobre mí me ha ungido para anunciar la
buena noticia a los pobres y me ha enviado a anunciar la liberación de los
cautivos… (Lc 4, 18; Is 61, 1s).</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">En su
respuesta a la acusación que le hacen, hace ver que esos signos que realiza lo
acreditan como el enviado plenipotenciario y definitivo de Dios, portador de su
Espíritu. Por eso afirma: Si yo expulso los demonios con el poder del Espíritu
de Dios… es que ha llegado a ustedes el reino de Dios.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">En las
expulsiones de demonios se concentra de la manera mas gráfica el poder de Dios
que actúa en Jesús venciendo al mal. Hoy no se acepta sin más, como en aquel
tiempo, la posibilidad de una presencia y de una acción maciza del demonio en
el mundo y en las personas, y se sabe que, en general, se atribuía a demonios
(dáimones) o espíritus malignos los males físicos. Concretamente, enfermedades
que hoy llamaríamos psiquiátricas, y algunas orgánicas que se manifiestan con
síntomas impresionantes, como convulsiones violentas y pérdida del
conocimiento, eran vistas como el efecto o presencia de un factor numinoso o
sobrenatural.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Sin
embargo, debemos decir que estos textos no han perdido el valor profundo que
tienen para nosotros hoy porque la intención que tuvieron los primeros testigos
al consignarlos en los evangelios es hacernos ver que, en Cristo, los poderes
temibles del mal y de la muerte han dejado ya de ser invencibles.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Jesús
exorciza, “desdemoniza” el mundo, libera a los hijos e hijas de Dios de todo
demonio personal o social, de toda sumisión fatalista a las fuerzas de la
división, injusticia, odio y perdición, sana la creación que ha sido dañada por
la maldad humana y abre para todos el reino de Dios su Padre.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Jesús es el
más fuerte que viene y vence. Su victoria está asegurada. El reino de Satanás
no pude mantenerse en pie. Pero esta victoria todavía debe extenderse en el
plano personal y abrazar la vida de cada uno. Hasta su derrota final, el mal
sigue actuando en el mundo. Nuestra vida cristiana está siempre amenazada. Quien
se sienta seguro, tenga cuidado de no caer, advierte Pablo (1 Cor 10,12). Por
eso pedimos al Padre que no nos deje caer en la tentación y que siga
librándonos del mal y del maligno.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">La lucha
contra el mal continúa y la podemos sostener porque nos conduce y fortalece el
Espíritu que hemos recibido en el bautismo. Él nos hace vivir como hijos e
hijas, capaces de llamar Abba a Dios, nos libra del temor y nos capacita para
discernir cuáles son sus divinas inspiraciones y cuáles son las del enemigo.</span><o:p></o:p></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-9566331430269032152024-03-06T00:05:00.001-05:002024-03-06T00:05:00.141-05:00Una justicia superior (Mt 5, 17-19)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="es-419">P. Carlos Cardó SJ</span></b> </p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgD9G_Ezg3ifwKKBpgXGWEh4Ac6ODNOgT3Cdb1LtO8ihV1KKnn5tNkZvkkZicztxHZX9mdVk36qHGp5r7YL2WdWIiPDOnadnkn0F3FfRpne2WK7cl6vwGMQsDuqIwkH86nZdBDpWQBsiH6gN45xPrb0bHALfv_E6luKfLMg5R8dUsw8Rr-ByaIkt15X9Ubg/s640/Mar%206.%20Una%20justicia%20superior.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="535" data-original-width="640" height="335" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgD9G_Ezg3ifwKKBpgXGWEh4Ac6ODNOgT3Cdb1LtO8ihV1KKnn5tNkZvkkZicztxHZX9mdVk36qHGp5r7YL2WdWIiPDOnadnkn0F3FfRpne2WK7cl6vwGMQsDuqIwkH86nZdBDpWQBsiH6gN45xPrb0bHALfv_E6luKfLMg5R8dUsw8Rr-ByaIkt15X9Ubg/w400-h335/Mar%206.%20Una%20justicia%20superior.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="es-419" style="font-size: 9pt;">Busto de Cristo (Salvator Mundi), óleo sobre lienzo (1634 aprox.), pintado para el altar del Rosario de la iglesia parroquial de Santa Maria degli Alemanni, Bolonia, Italia. Actualmente en colección privada</span></b></td></tr></tbody></table>
<p align="left" class="MsoNormal" style="text-align: left;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;"></span></i></p><blockquote><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesús dijo a sus discípulos: «No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.» </i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Jesús no
pretende abolir la ley mosaica –sello del compromiso de Israel con el Dios de
la alianza–, sino llevarla a plenitud, dándole orientación y, sobre todo,
haciéndola más radical con las exigencias propias del amor, que no oprimen sino
liberan a la persona para dar lo mejor de sí.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Las
comunidades cristianas primitivas recordaron claramente que Jesús subordinó los
numerosos preceptos de la Torá al precepto del amor como centro. Vieron
asimismo, sobre todo Pablo, que la ley de Moisés no posee autoridad por sí
misma, sino por Jesús y que, por consiguiente, su función es la de ser guía
–preceptor o pedagogo, dice Pablo–, hacia Cristo, quien por medio de su
Espíritu, infundido en nuestros corazones, nos impulsa a la justicia mayor del
amor.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Los
rabinos fariseos y los doctores de la ley habían inculcado en la gente la idea
de que el cumplimiento de la ley mediante la práctica de las buenas obras,
costumbres piadosas y ritos ceremoniales, hacía justa la persona y le aseguraba
la salvación.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">A partir
de esta interpretación, habían llegado a formular y exigir una moral rigorista,
hecha de casuística, sobre lo lícito y lo ilícito, determinado por el
cumplimiento o incumplimiento de los 350 preceptos en que los rabinos habían
pormenorizado la ley de Moisés. Todo se volvía imprescindible para poder
sentirse salvado.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Jesús echa
por tierra esta moral y propone otra que brota del corazón, que se basa en una
relación personal, amorosa y confiada con el Padre, y busca hacer su voluntad,
tal como se nos expresa en sus preceptos divinos –que ningún principio de
moralidad, por “perfecto” que sea puede eludir– y que se condensa y perfecciona
en el único y principal mandamiento que Él nos dejó, el del amor.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Obrando
así, la práctica de la fe, que se define como seguimiento de Cristo, no lleva a
sentirse agobiado y cansado por el peso de la ley, sino libre –como dice Pablo–
para discernir en todo momento cuál es lo bueno, lo agradable a Dios y lo perfecto
que se ha de elegir (Rom 12, 2).</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">El ejemplo
de Jesús ilumina. Cumple la ley, como judío fiel que es y por su adhesión
filial a la voluntad del Padre, pero no duda en mostrarse libre frente a la
materialidad de la ley y anteponer a ella en cada caso las exigencias
perentorias del amor: como en el caso de los enfermos que cura en día sábado,
infringiendo a los ojos de los fariseos y escribas el precepto del descanso
sabático, o cuando libera a sus discípulos de las exigencias tradicionales de
las purificaciones y de los ayunos rituales.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">En los
versículos siguientes de este capítulo 5 de Mateo se verá a Jesús atribuyéndose
una autoridad que sólo de Dios le podía venir para modificar el núcleo mismo de
la ley, los mandamientos de Dios, superar el literalismo legal y enseñar una
justicia más elevada, que brota del interior y se manifiesta más en un estilo
de vida, que en un cumplimiento mecánico de normas.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Cuando
Jesús dice: ¡No piensen que yo he venido a echar abajo la ley y los profetas!
No he venido a echar abajo sino a dar cumplimiento, no propone un incremento
cuantitativo de los preceptos de la Torá, sino una intensificación cualitativa
–en términos de amor– que configura un estilo de vida ante Dios.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Muchos,
por buscar seguridad, quieren “saber qué debo hacer para ganar la vida eterna”;
les resulta difícil e insuficiente guiarse por el amor y temen que con esta
actitud de discernimiento continuo se abre campo a la laxitud y relajación.
Evidentemente es cierto que podemos negar y abusar del amor; pero eso lo
hacemos nosotros, no Dios.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">No hay
nada más frágil y vulnerable que el amor. Por eso hay que cuidarlo. Podemos
aprovecharnos del amor que recibimos: de su entrega, de su confianza, de su
incapacidad para vengarse. Pero una vez afirmadas estas cautelas (que tienen
que ver con nuestra respuesta humana al amor), queda en pie esta verdad: si
creyésemos en el amor que Dios nos tiene, nuestra vida cambiaría.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Lo dijo
Jesús a la Samaritana: “¡Si conocieras el don de Dios…! Es decir, si dejáramos
que el Espíritu del Señor nos guiara, veríamos que, en efecto, el amor es
frágil y vulnerable, pero también que nada hay más fuerte y exigente que el
amor. Sólo que su exigencia es distinta: nace de dentro, no se vive como
obligación impuesta, no genera resentimiento, tiene el sentido de la gratuidad,
la alegría, la libertad. “No es posible decir a qué alturas nos puede llevar el
amor.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">El amor
nos une a Dios; el amor «cubre multitud de pecados» (1P 4,8), el amor lo
aguanta todo, lo soporta todo (1Co 13,7). El amor no es hinchado ni egoísta, no
crea división, no empuja a la ruptura; el amor lo hace todo en paz. El amor
conduce a la perfección a los elegidos de Dios y, sin él, no hay nada que
agrade a Dios. Por el amor, el Maestro nos atrae hacia Él. Por su amor a
nosotros, Jesucristo derramó su sangre por nosotros, entregó su vida por
salvarnos” (San Clemente Romano doctor de la Iglesia).</span><o:p></o:p></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-32236042440102260122024-03-05T00:05:00.001-05:002024-03-05T00:05:00.132-05:00La parábola del perdón (Mt 18, 21-35)<p style="text-align: right;"> <b>P.</b><b style="text-align: right;"><span lang="es-419"> Carlos Cardó SJ</span></b> </p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwbl1CvjCF6MyGNYU-MIagQS8Akf5gAcFcdsiuyVOnBWwbDUVqFNVf7WwO1Q5fdbotZan6Wnanku7yJxghZHkIVjIC__0-S7nZ90bHg-CbiONwiv8ORfz6rN1lZ3_WHpQ7RAj5zDZ-wnR-W51d49-yYtUHglyPysc3tye_VYpmTZkWwuDSaF6MGeiuy5Rz/s640/Mar%205.%20La%20par%C3%A1bola%20del%20perd%C3%B3n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="592" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwbl1CvjCF6MyGNYU-MIagQS8Akf5gAcFcdsiuyVOnBWwbDUVqFNVf7WwO1Q5fdbotZan6Wnanku7yJxghZHkIVjIC__0-S7nZ90bHg-CbiONwiv8ORfz6rN1lZ3_WHpQ7RAj5zDZ-wnR-W51d49-yYtUHglyPysc3tye_VYpmTZkWwuDSaF6MGeiuy5Rz/w370-h400/Mar%205.%20La%20par%C3%A1bola%20del%20perd%C3%B3n.jpg" width="370" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="es-419" style="font-size: 9pt;">Perdón y florecimiento, óleo sobre lienzo de Alfredo Castañeda (1999 ) Galería de Arte Mexicano, Ciudad de México</span></b></td></tr></tbody></table>
<p align="left" class="MsoNormal" style="text-align: left;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;"></span></i></p><blockquote><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se adelantó Pedro y
le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las
ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?". Jesús le respondió: "No te
digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de
los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus
servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil
talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su
mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se
arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré
todo". El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al
salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien
denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me
debes'. El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré
la deuda'. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que
pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se
apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo:
'¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener
compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'. E indignado, el rey lo
entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo
hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus
hermanos". </i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Jesús ha
hablado del perdón y de la corrección fraterna, pero Pedro no quiere entender,
pregunta hasta dónde tiene que mantener abierta la posibilidad de llegar a un
acuerdo, y busca un límite razonable al deber de perdonar. Parte del supuesto
de que él es el agraviado y no tiene necesidad de perdón; como si hubiera dos
varas de medir: una cuando me afecta a mí y otra cuando soy yo el que hiere y
agravia. Hay que perdonar siempre, es la respuesta de Jesús. Y le propone una
parábola.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">La
parábola contrapone la magnanimidad del señor que perdona una deuda
incalculable a un empleado, y la impiedad de éste que no perdona a un compañero
una deuda pequeña. Diez mil talentos le han perdonado, pero es incapaz de
perdonar cien denarios. Según el historiador Flavio Josefo (+ 101 d.C.) el
talento valía diez mil denarios; luego diez mil talentos suman cien millones de
denarios. Si se tiene en cuenta que el jornal de un obrero era un denario al
día, aunque trabajase sin parar toda su vida, el empleado de la parábola no
podría pagar la deuda.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Esta cifra
tan desmesurada da una idea de lo que Dios ha hecho por nosotros. Nos creó por
amor y nos encomendó el universo entero para que sirviéndole a Él domináramos
lo creado; y cuando por desobediencia perdimos su amistad no nos abandonó al
poder de la muerte sino que, compadecido, tendió la mano a todos para que lo
encuentre el que lo busca.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Y en el
colmo de su amor misericordioso, envió a su propio Hijo, que cargó en su cruz
todos nuestros pecados. Así, pues, la deuda que tengo con Dios es mi propio
ser, yo mismo soy la deuda que tengo contraída con Él. Pero más que deuda es un
regalo, un don infinito que Él me ha dado sin calcular. Por consiguiente, el
perdón que debo dar nace del perdón que he recibido.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Mucho
queda por hacer para inculcar la importancia del perdón para la formación de
una personalidad sana, condición básica para una humana convivencia en
sociedad. Se piensa neciamente que el perdón es algo propio de débiles o una
actitud puramente religiosa. Pero el perdón es necesario para vivir de una
manera sana, para poder humanizar los conflictos y para romper con la espiral
de la violencia. No es dejar de lado la justicia, no es echar tierra sobre la
historia; es no tomarte la justicia por tu mano, no practicar la ley del
talión.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">El perdón
no niega la realidad del mal cometido. Lo supone. Al mismo tiempo supone los
sentimientos naturales de disgusto, enfado e indignación ante la injusticia,
pero no da cabida al odio, al rencor ni a la venganza porque son instintos de
muerte que dañan a quien se deja llevar por ellos y no construyen nada sino
destruyen.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Las relaciones
humanas sólo se restablecen cuando se pone fin a la persistente amenaza, y esto
sólo se obtiene con la reconciliación. El odio y la venganza, por el contrario,
mantienen en el otro la voluntad de seguir haciéndonos daño, y la herida nunca
cicatriza.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Pero es de
justicia, se suele argüir. En efecto, lo es pero según la justicia que se rige
por la norma: quien la hace la paga. No según la justicia que Jesús enseña. Si
no leemos mal su evangelio, no nos cabe sino aceptar que el cristiano ama a
todos, incluso a su enemigo, se siente en deuda con todos porque es responsable
de su hermano; a su adversario le debe reconciliación, al pequeño y al pobre
solidaridad, al perdido el salir en su búsqueda, al culpable la corrección, al
deudor la condonación de la deuda.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Es la
disparidad de la justicia divina, hecha de misericordia y amor. Es la justicia
que lleva en definitiva a creer en la persona y en su capacidad de redención y
de cambio, porque el otro es mi hermano, hijo del mismo Padre. Esta justicia
nos hace ser misericordiosos como el Padre. Nos asemeja a Jesús, que no solo
habló de perdón, sino que lo practicó y en la cruz oró por sus verdugos.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Formamos
la comunidad de la Iglesia de Cristo no porque no cometamos errores o seamos
incapaces de ofendernos mutuamente, sino porque somos perdonados y por eso nos
perdonamos.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Y aunque
no hayamos tenido que hacer nunca un acto heroico de perdón y, con la ayuda de
Dios, no tengamos que vernos en ese trance, siempre podemos perdonar las
humillaciones, decepciones, malentendidos, ingratitudes, abusos, que la vida
ordinaria trae consigo. Por eso nos juntamos a rezar y decimos juntos como el
Señor nos enseñó: perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los
que nos han ofendido.</span><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5537285558151076263.post-8217202930784467082024-03-04T00:05:00.001-05:002024-03-04T00:05:00.145-05:00Jesús es rechazado en Nazaret (Lc 4, 24-30)<p style="text-align: right;"> <b style="text-align: right;"><span lang="es-419">P. Carlos Cardó SJ</span></b> </p>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirM6aZoWvWR0tR_3ac0VpZRl-SBGYAPFy3JsAINKCEqP88Xa7FeFggainwnsoP-qGAo3Jcgv8cbygpZqopOajxDydSLKccvJl9q3mAnGqU3GP4SQvQH4KSK7UgTF6e1IO6EW7ZCPWeiuys5BjIRj-c9UxpJ9B-FnL7M1t4zEuA9njN_1rqNJa8xUsQYTg-/s640/Mar%204.%20Jes%C3%BAs%20es%20rechazado%20en%20Nazareth.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="472" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirM6aZoWvWR0tR_3ac0VpZRl-SBGYAPFy3JsAINKCEqP88Xa7FeFggainwnsoP-qGAo3Jcgv8cbygpZqopOajxDydSLKccvJl9q3mAnGqU3GP4SQvQH4KSK7UgTF6e1IO6EW7ZCPWeiuys5BjIRj-c9UxpJ9B-FnL7M1t4zEuA9njN_1rqNJa8xUsQYTg-/w295-h400/Mar%204.%20Jes%C3%BAs%20es%20rechazado%20en%20Nazareth.jpg" width="295" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b><span lang="es-419" style="font-size: 9pt;">Cabeza de Cristo, óleo sobre lienzo de Nikolay Koshelev (segunda mitad del siglo XIX), colección privada, Rusia</span></b></td></tr></tbody></table>
<p align="left" class="MsoNormal" style="text-align: left;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;"></span></i></p><blockquote><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuando Jesús llegó a
Nazaret, dijo a la multitud en la sinagoga: "Les aseguro que ningún
profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas
en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo
lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de
ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También
había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno
de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio". Al oír estas palabras, todos
los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron
fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se
levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio
de ellos, continuó su camino. </i></blockquote><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Jesús ha
iniciado su actividad pública en la sinagoga de Nazaret, pueblo en el que se ha
criado, y lo ha hecho proclamando la buena noticia de la liberación ofrecida
por Dios por medio de su persona y de su mensaje. Muchos al oírlo han quedado
admirados de las palabras de gracia que salían de su boca. Pero no llegan
verdaderamente a comprender quién es Jesús porque se quedan en lo que saben de
Él: que es el hijo de José, el carpintero del pueblo.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Por eso
Jesús les interpela su falta de fe; les hace ver que no lo reconocen como el
enviado de Dios ni creen el anuncio que les ha hecho del comienzo de una era
nueva que les exige nuevas actitudes. Conocían a Jesús demasiado para aceptar
una novedad tan radical y, por otra parte, se resistían a cambiar sus propias
vidas y sus costumbres de siempre.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Jesús los
exhorta a la conversión. Les recuerda que con su incredulidad y desconfianza
están repitiendo el comportamiento de sus antepasados con los profetas Elías y
Eliseo, que encontraron mejor acogida entre los paganos que entre sus oyentes
del pueblo elegido de Dios. Así, Jesús sufre la suerte de los profetas, que
fueron rechazados por los suyos y sólo pudieron actuar entre quienes no exigían
milagros para creer, ni pretendían saber cómo debía actuar Dios.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Los de
Nazaret pasan entonces de la furia a la violencia y deciden quitarlo de en
medio, eliminarlo. Lo empujan fuera de la ciudad e intentan despeñarlo desde el
barranco del monte donde se alzaba su pueblo. Lo ven como un blasfemo y debe
morir.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Pero
Jesús, de forma imponente, abriéndose paso entre ellos, se alejaba. La
oposición de los nazarenos ha sido un adelanto del rechazo que va a sufrir en
su actividad pública y que culminará en su condena a muerte. Llegará el momento
en que las autoridades judías lo entreguen a los romanos y acabe su vida en la
cruz. Pero aquello vendrá a su debido tiempo. Ahora la libertad soberana con
que vence el furor de sus enemigos prefigura su resurrección. Jesús está por
encima de la maldad humana. Jesús sigue haciendo el bien, a pesar de la
malignidad del mundo.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">En el
plano eclesial, el texto de hoy le recuerda a la Iglesia que siempre ha habido
y habrá necesariamente dentro de ella profetas movidos por el espíritu de Dios
que interpelan a la sociedad y conmueven las conductas. Estos hombres y mujeres
llaman también la atención de la misma Iglesia para que en sus instituciones
humanas y en los hombres que la forman no tienda a acomodarse a ningún orden de
cosas injusto, no se doblegue ante los poderosos, no siga otro interés que el
de Jesucristo y no deje de defender los justos intereses de los necesitados si
quiere seguir siendo fiel al evangelio.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">La
libertad del profeta la necesita la Iglesia para denunciar las injusticias y
anunciar el evangelio del amor, para invitar al cambio de conducta y pensar el
futuro desde la justicia y el amor. Verdaderos ejemplos de inspiración
profética los podemos apreciar en las actitudes y gestos que está demostrando
el Papa Francisco para promover la renovación la Iglesia y la reforma de sus
instituciones.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Mientras
Jesús está lleno del Espíritu Santo, los nazarenos están llenos de ira. También
esto encuentra aplicación hoy si miramos los graves conflictos que se libran en
el terreno de las religiones. La mayor dureza del corazón humano, capaz de
llevar a las peores violencias, es la que proviene de las pretensiones
religiosas, que se expresan en conductas intolerantes, excluyentes y
condenatorias, y sustentan todo tipo de fundamentalismo o sectarismo del signo
que sea.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Para
nosotros hoy, el mensaje de este evangelio mantiene plena vigencia. Todos nos
podemos ver retratados en la sinagoga de Nazaret. Como los nazarenos, también
nosotros en un primer momento acogemos con entusiasmo el mensaje del evangelio.
Pero cuando comprendemos que la propuesta de Jesús nos exige cambios
importantes en nuestro modo de vivir aparecen nuestras resistencias.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="mso-ansi-language: #580A;">Por otra
parte, tampoco a nosotros nos agrada que alguien nos haga ver nuestras
incoherencias y deje al descubierto nuestra incredulidad... El pasaje
evangélico de hoy nos invita, pues, a no repetir el error de los paisanos de
Jesús: en vez de echarlo fuera, salgamos nosotros fuera de los estrechos
límites en que nos encerramos y vayamos con Él. Sigamos sus itinerarios imprevisibles
y demos los pasos que nos proponga dar, aunque inicialmente no entren en
nuestros cálculos.</span><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>Parroquia de Fátima Mirafloreshttp://www.blogger.com/profile/01415406020466037538noreply@blogger.com0